Enfrentando la realidad

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Al despertar era de noche, es raro sentir que estás en otra cama, en otro mundo, con otra familia que no es tu familia, sino simples desconocidos en esta vida.

Draco suspiro de cansancio, ya no podía pensar como Aída, se pellizco la mejilla incluso busco en la cómoda de su habitación una aguja y se pincho un dedo. Nada. No pasó absolutamente nada, cuando pensó en salir sintió un ruido en la puerta de entrada, alguien había entrado.

-Draco, cariño -era la mujer que sería su madre. No sintió emociones, una culpa yacio en su corazón, está no era su madre sin embargo sentia que le debia respeto por ser la madre de este niño.

-buenas noches, mamá -se obligó a llamar por lo que correspondía

Narcissa miro preocupada a su hijo, su bebé jamás le decía buenas noches, simplemente la llamaba mamá y se colgaba de ella, era un niño bastante mimado y alegre pero de pronto parecía desvanecerse en el aire

-ya está la cena ? -pregunto. Dioses le costaba actuar normal, no sabía cómo actuaba este niño en casa, si era engreído o calmado. Pero más sentía que era engreído, pero no pudo hacer este tipo de acto porque jamás fue así

-si, cariño. Vamos

-si..

Al salir Draco cogió de sorpresa la mano de su madre. Narcissa estaba sorprendida pero al ver esos ojos cristalinos y puros sintió que parte de su preocupación se desvanecía. Caminaron en un silencio cómodo pero al llegar al comedor Draco sentía que se iba ahogar ante la presión ejerciente. Su, ahora, padre tenía un aura imponente, de soberano y señor noble, Draco entendía porque el mocoso admiraba a este sujeto pero sintió que a la vez era un idiota. Viéndole el lado positivo, su padre era muy bonito, en muchos aspectos, el actor que hizo de Lucius Malfoy claramente era simpático pero no le llegaba a los talones al Lucius Malfoy, y pensar que había hombres tan hermosos en los libros. Eso le hizo acordar al rey Thranduil, este Lucius tenía un aspecto similar a Thranduil pero diría que sus rasgos eran más suaves, cabello pálido como la nieve y ojos platinos, nariz pequeña y labios carmesí. Realmente su padre era hermoso, no sabría decir si era hombre o mujer, sino fuese por sus ojos fríos y la barbilla en alto.

-Papá... -Lucius miro a su hijo, ver esos ojos cristalinos y puros le hizo sentir alivio pero a la vez había algo que le preocupaba, era el aire calmado alrededor de su hijo.

Cada vez que veía a su hijo sentía un aire juguetón y mimado pero ahora no podía sentir nada de eso.

Al sentarse en la mesa Draco comió con suma tranquilidad su comida, no noto que ambos mayores observaban sus movimientos y obviamente causó que la ansiedad calmada en sus corazón se encendiera como una hoguera. En cambio Draco estaba pensando en las cosas que iban a venir en futuro, no sería sencillo actuar con un perfil bajo y no creía que hiciera amigos fácilmente, no con el historia familiar que se cargaba a sus espaldas.

Al terminar se iba a levantar y decir gracias pero vio la mirada preocupada y ansiosa de los adultos que un agujero se formó en su estómago, pronto sintió que la comida iba a ser expulsada de su cuerpo y ser reemplazada por bilis.

-sucede algo? -pregunto con cautela, incluso ladeó la cabeza. Era un gesto de su propia costumbre

-Draco, enserio, hijo te sientes bien? -su padre pregunto con voz llena de ansiedad y una mirada sería, pero Draco sabía que nada de lo que le dijera calmaría la ansiedad en su padre

-estoy bien, papá -dijo con suavidad

Sentía difícil llamarlos a ambos, papá y mamá, parecían palabras que raspaban en su garganta pero se obligó a decir porque estas dos personas eran padres de Draco.

Draco Malfoy y el mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora