Carga

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- Me había olvidado de lo salvaje y llorona que eres - Aída se sobo los ojos con sus puños cerrados. Sebastian miraba a la pequeña niña

"un panda..."

Aída nuevamente se había metido en problemas en el colegio, fue llevada a dirección, solo porque le rompió la nariz a un niño que le molestaba.

Sebastian fue con la cara en alto, estaba orgulloso que su hija pusiera a su sitio al idiota que le este molestando. Pese a las protestas de los padres del niño agravado, las respuestas bien razonadas de Sebastian salvaron el pescuezo de su hija de una expulsión segura.

A ambos niños se les pregunto cual habia sido la causa del problema. El niño que habia estado molestando a Aída, tuvo los escrupulos de mentir en la cara de sus padres y el director diciendo que Aída fue la causante inicial de la pelea y él solo se habia defendido.

Sebastian había mirado al niño con su mirada aguda, sus ojos habían perdido el toque arrogante e indiferente, incluso el director se asusto, cualquiera que viera los ojos de oro de Sebastian Bathory y provocara su ira, sabia que terminarían tres metros bajo el suelo.

Cuando se le pregunto a Aída, esta sintió miedo y vergüenza de decir lo que había ocurrido, así que se puso a llorar. Sebastian solo tuvo que abrir la boca para que su hija lo mirara y se calmara.

Entre la ira de extraños y de su padre, Aída prefería enfrentar la ira de extraños que la de su padre

-ya dejaste de llorar? -Sebastian había llevado de la mano a su hija hasta una tienda

-s-sí... - Aída sentía miedo y culpa, miedo por las cosas que le fueran hacer mañana sus compañeros y culpa por casi provocar la ira de su padre

-Bueno... pide un dulce -dijo Sebastian, parandose frente a la estantería de dulces y el señor del mostrador miraba a padre e hija

-eh?!... - Aída miro a su padre

-que? No quieres? Bueno, entonces solo llevare para tu hermano

-Que! No, si quiero! -los sentimientos que antes sentía Aída se desvanecieron y rápidamente pidió una paleta de helado, Sebastian compro una bolsa de papitas fritas para su hijo y un agua mineral para él

Ambos salieron de la tienda, Aída cogida de la mano de su padre y con la otra comiendo su paleta de helado.

-Aída... -la niña se puso tensa

-si...

-la próxima habla con claridad. No te pongas a llorar porque sera peor y todos pensaran que tú eres la culpable

-si, papá - Aída aun era pequeña, pero una parte de su cerebro parecía procesar las palabras de su padre. En termino simple, su padre estaba diciendo que nadie le iba a creer si solo se ponía a llorar

-y...

-...

-No te sientas culpable por las tonterías de ese niño - Aída no entendió a que se refería su padre -uff... Si que eres tonta

-No soy tonta!

-si lo eres! Recoges la culpa ajena de otros y lo tomas para ti misma, eres tonta!

-No lo soy! papá es malo, me llamo tonta -se quejo la niña

-soy malo? Entonces dame tu paleta de helado -Sebastian trato de quitarle la paleta de helado a su hija

Draco Malfoy y el mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora