Capítulo 11

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"Funeral"

¿Dónde estoy? No lo entendía. En un segundo estaba encima de Joaco besándolo, tocándolo, dejándome llevar por la pasión y al otro, estaba en la nada ... Literalmente en la nada. En un espacio en blanco donde el único objeto existente era una pequeña banca lejana. Por inercia comencé a caminar hasta ella, conforme me iba acercando una silueta empezó a visualizarse. Había una persona sentada en la banca, parecía ser una mujer un poco adulta. Cuando estuve más cerca pude identificar de quién se trataba.
Corrí lo más rápido que pude y me lancé a abrazar a la mujer sentada en aquella banca.

-Abuela, Gran Madre-chillé en su regazo-¡Estás viva!

Ella rió de una forma tan jovial y divertida.

-O más bienestás muerto.

Me separé de ella sin poder entender. Ella volvió a reír y negó con la cabeza.

- Es una broma-guiñó un ojo-Uno de los múltiples beneficios de estar muerta. No le debo respeto a nadie, ni siquiera al joven heredero de la familia principal ni al niño bendecido de la profecía.

¿De que estaba hablando? No entendía nada. Ella suspiró y se levantó de aquella banca para comenzar a caminar hacia un punto indeterminado y yo la seguí. Conforme íbamos caminando me dí cuenta que no caminaba de la misma forma pausada y ligeramente encorvada que la caracterizaba, ahora mantenía la espalda recta y sus pasos eran ligeros, largos y gráciles. Caminaba casi de la misma forma que yo.

-¿A dónde vamos?-me atreví a preguntar.

- No tardaremos-se limitó a responder.

-¿Qué es este lugar? Aquí no hay nada, todo es tan blanco y amplio. Da miedo.

- Sí,  puede impresionar la primera vez.

-¿Estoy muerto?-pregunté frunciendo el ceño y sintiendo un terrible miedo en mi interior.

-¿Te lo creíste?-soltó una carcajada-no estás muerto Emilio. Bromeaba.

Frené en seco y traté de liberar a mi lobo, pero no lo encontré. Comencé a desesperarme y por cabeza se cruzó la idea de huir. Esa mujer con la apariencia de mi abuela me miraba extrañada.

-¿Qué te pasa?

-Tú no eres mi abuela-traté de gruñir.

-¿Lo dices por?

- Puedes tener su misma apariencia, pero no eres ella. Mi abuela era una mujer fina, con clase, que me admiraba y respetaba mucho. Ella jamás se hubiera atrevido a hacerme una pinche broma.

-Ah  no mames-rió-Vaya que fui una amargada aburrida al final de mis días.

-Hablas de una forma en la que ella nunca se atrevería hablar.

-Bueno, quizás porque ya no soy la anciana que viste morir-murmuró con tristeza y se acercó a mí. Me puse alerta-estoy con esta apariencia porque es la única que conoces, pero en verdad ...-cerró los ojos y cuando los abrió una mujer diferente apareció en un instante frente a mis ojos.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora