Capítulo 30

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"Un omega marcado"

Para cuando Joaco termina de hablar, yo estoy en shock. Él aún mantiene la fotografía extendida en su mano. Parpadeo y la examino yo mismo. ¿Enserio? ¿Es posible tanta casualidad? No, por supuesto que no. Fue el destino, nuestro destino. Joaquín y yo estábamos conectados desde el principio.

- Nos conocimos de pequeños-musito.

Él asiente enérgico- Quise decírtelo antes, pero ya ves todo lo que pasó.

- No puedo creerlo. Eres el niño de rizos bonitos.

- ¿Así me llamabas en tu mente?-preguntó con una sonrisa.

- Así te llamé en su momento-respondí con otra sonrisa.

- Es curioso, yo también creo que te llamé así. Aunque te tenía más bien como un niño muy cool y valiente.

- ¿Acaso no lo soy?-me hice el indignado.

- Por supuesto que lo eres-me dió un insuficiente beso de pico- Saliste del consultorio sin botar ni una lágrima.

- En realidad no dolía tanto- Joaco me miró con mala cara- ¿Qué? ¿A poco a ti si te dolió?

-¡Por supuesto! Esa enfermera era una bruta.

- Mary es muy buena en su trabajo. Lo que pasa es que debías ser un niño muy chillón-me burlé.

-¿Mary?

- La enfermera-expliqué.

- ¿Cómo es que sabes su nombre?-parecía molesto.

- ¿Estás celoso?-reprimí la risa- ¿Enserio estás celoso? ¡No mames! ¡No puedo creerlo!-comencé a reír escandalosamente- ¡Joaquín! Esa mujer tiene la edad de mi madre.

- No me interesa- giró la cara.

- Ay ya, ven aquí- lo jalé del cuello.

- ¡Ay! ¡Cuidado! ¡Mi marca!

- ¡Mierda! Lo siento, amor. No me acordé.

- Está bien- se masajeó la nuca- ¿Quieres?- me preguntó luego de probar un sorbo de su jugo. Yo negué, asqueado- ¿Qué? ¡Está bien bueno! Enserio.

- No, gracias. No me interesa convertirme en Popeye por el momento.

- Baboso- me pegó en el hombro- Oh, lo siento.

- No te disculpes. No dolió tanto-lo miré. Él parecía arrepentido- Joaco, ya te dije.

- ¿Eh?

- No quiero que cambies conmigo. Para ti sigo siendo sólo Emilio-él sonrió- Aunque obvio, ante los demás habrá que reservarse un poco-dije con una mueca- Pero en nuestra intimidad podemos ser como siempre hemos sido. No quiero que me muestres más respeto que el que merezco como ser humano y tu futuro esposo-sus mejillas enrojecieron.

- Aún te falta pedirle mi mano a mi madre y a Renata.

-¿A tu hermana también?-bufé- Joaco, ella va a patearme.

- No lo hará. Eres el líder Supremo.

- ¿Apostamos a que eso le vale un bledo?-reímos.

Mi risa fue cortada por una fuerte punzada en mi miembro. Maldita sea. Otra vez mi cuerpo quería sexo. Joaquín siguió comiendo lo poco de pasta que le quedaba en el plato y yo traté de levantarme disimuladamente. Estábamos sentados en el suelo comiendo en una pequeña mesa muy al antiguo estilo chino. Solo avancé a dar unos cuántos pasos cuando caí estrepitosamente contra el suelo.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora