Capítulo 35

7K 451 621
                                    

"Cuenta regresiva"

Soy incapaz de poder procesar bien el pequeño bulto que sobresale de mi vientre. Apenas es una protuberancia, pero se nota. Mi bebé se nota.  Acaricio suavemente la piel de mi estómago y siento cosquillas. Estás ahí, estás vivo y estás conmigo. Sonrío inconscientemente tratando de imaginar cómo serás. Ojalá tengas sus ojos y sus rizos. Ojalá tengas la piel tan tersa como tú papá. Ojalá seas tan fuerte y valiente como él. Oh, pequeño bebé. Quiero que seas feliz cada día por el resto de tu vida. De eso yo me encargaré.

La puerta de la recámara de Emilio se abre de imprevisto. Frunzo el ceño; debo dejar de decir eso. Es la recámara de ambos, no sólo la de él.

-Joaquín-sonríe mi hermana-¿Ya estás listo? Abajo te están esperando.

Asiento y tomo aliento antes de bajar la tela de mi camiseta y ocultar la evidencia de vida en mi vientre. Mi hermana me obliga a bajar las escaleras apoyado en ella. Es fastidioso. Desde que se enteraron de mi embarazo hace un mes, no me dejan hacer nada solo. Siempre tengo que ir acompañado a cualquier lado, supervisan hasta lo que como y estoy seguro de que mi orina también. Los chequeos son diarios y obligados. La Gran Madre y mis padres son muy estrictos con eso.

Cuando llegó a la sala, saludo a la costurera.

-Perdón por hacerte bajar, cariño-se disculpa-Pero tengo un dolor de cadera tremendo. Ya sabes, estoy demasiado vieja.

- No hay problema-sonrío amable.

Ya es una señora mayor, no debería andar en estos trotes. Pero entiendo que quieran seguir las costumbres. Según el Código familiar, entre más anciana sea la costurera, más experimentada será y podrá ser capaz de elaborar el mejor traje de bodas para la pareja del líder.

-Haz engordado un poco-dice tras hacerme la última prueba de vestuario.

Me encojo. Nadie externo a mi familia o a la familia principal saben de mi embarazo. No pueden saberlo. Es un secreto.

-Son los nervios-me salva mi hermana-Está tragando como cerdo.

- Me imagino-asiente-No te preocupes, cariño. Está casi perfecto; sólo le añadiré dos centímetros de espacio en el área del estómago y ya estará-guiñó un ojo-Pero eso sí, ya no engordes más. Debes estar regio para tu noche de bodas.

-Sí-musité.

Después que se fue, me dejé caer en el sofá principal de la sala. Últimamente sentía que me faltaba mucho el aire.

-¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo?-preguntó mi hermana.

-Agua. Quiero agua-remojé mis labios resecos.

Ella asintió y buscó con la mirada a una empleada. Al no encontrar ninguna, ella misma fue a buscarla. Volví a frotar mi vientre. Debes dejar de hacer eso, debes dejar de cansarme tanto. Apenas es el primer mes y ya siento que me estás asfixiando.

-Relájate-murmuré mientras masajeaba mi vientre-Vas a seguir creciendo, pero dame un respiro.

-¿Está todo bien?

Me volteé. La Gran Madre estaba a mi lado. Traté de levantarme para reverenciarla, pero ella me lo impidió.

- No te molestes. No debes hacer ningún esfuerzo. Te noto agitado.

-Es sólo ...-tomé una gran bocanada de aire-Es tan pequeño y ya siento que me está quitando el oxígeno.

-Los embarazos de varones omegas no son fáciles. Te lo explicaron.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora