Capítulo 9

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"En Armonía"

Hace tan solo unas horas que me había ido del departamento de Joaquín. Su padre me sacó de allí para hablar conmigo y aclarar toda la situación. Él no quería que viera a su hijo como algo pasajero y yo tampoco quería eso. Entonces Text0s me preguntó que pasaría con Joaco una vez volviera a la Gran Casa y yo no supe la respuesta. Aún era muy chico como para enfrentarme a todas las familias y no sabía tampoco si para ese momento las circunstancias serían las mejores. Todavía estaba el asunto de los lobos puros que nos tenía a los tres muy angustiados. Al final hice un pacto con Umberto, juré por mí vida y honor que no me atrevería a lastimar a Joaco. Él podía sentir que estaba siendo sincero y además sabía que los sentimientos de su hijo eran correspondidos. También prometimos no involucrarlo en nada que pudiera ponerlo en riesgo; así que Joaquín no se podía enterar de mí verdadera identidad, al menos hasta que esa amenaza hubiera pasado.

No podía dormir. Estaba dando vueltas en la cama durante la penumbra mientras sentía mi cabeza estallar. Ese día había sido muy loco aunque no me arrepentía de nada. Me preocupaba mucho lo que los altos mandos pudieran pensar de mí sí se enteraran de lo que estoy a punto de vivir con Joaquín. Habíamos quedado en que lo cortejaría, pero eso no podía ser formal. Él código no me lo permitía. Yo no podía aparearme sino era con alguien aprobada por mí familia, aunque tampoco pensaba aparearme con él. No podía hacer eso, sería una deshonra y una violación a todo lo que yo creía y sabía.

Mil dudas e inseguridades comenzaron a apoderarse de mí mente. ¿Cómo planeaba cortejar a Joaquín si tenía millón ataduras en mí? ¿Cómo podía prometerle cosas a su papá y a Text0s si aún ni siquiera estaba cerca de llegar al poder? Pero lo más importante era, que aunque llegará al poder, ¿podría enfrentarme a las once familias restantes y cumplir lo que había prometido?
¿Por qué de repente comenzaba a creer que había cometido una estúpidez?

Él grito se escuchó otra vez. Tan chillante y resonante impactando justo en mis tímpanos. Tiré la colcha de una patada y salí disparado hacia la puerta, descalzo y sólo en pantaloneta.
Al bajar me dí cuenta que algunos vecinos le estaban reclamando a Elizabeth, la mamá de Joaco por el celo de su hijo.
Llegué hasta donde ella y entonces sentí como Renata me jalaba hacia dentro del departamento, mientras Eli seguía disculpándose  e intentando manejar a los demás inquilinos.

- Menos mal que viniste-me condujo hasta el cuarto de Joaco que estaba cerrado-El omega de Joaco está muy descontrolado, te necesita. Entra allí y cálmalo.

Yo abrí los ojos como platos. Kristy se había vuelto a apoderar de Joaco y su hermana me estaba pidiendo que entrará allí. Negué con la cabeza asustado.

-No puedo. No traigo medicinas. ¿Por qué no le inyectaron más supresores?

En ese momento pude oír los fuertes quejidos y sollozos de Joaquín.

-Mamá ya le dió una dosis extra. Más podría afectarle gravemente.

-¿Donde está Umberto?

-Salió. No lo soportó-contestó enfadada-Por favor Emilio, sólo entra ahí.

Retrocedí un paso.

-No. Si lo hago no podré responsabilizarme.

Comenzaba a sentir como las hormonas de Joaquín hacían contacto con las mías y provocaban sudoraciones y cosquilleos por todo mi cuerpo. El calor se estaba apoderando de mí organismo.

Elizabeth se cansó de los reclamos y cerró la puerta en las narices de todos sus vecinos. Se acercó hasta mí y me abrazó por los hombros.

-Emilio, por favor. Está sufriendo.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora