Capítulo 39

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"Dos llamas"

Vamos a morir, lo haremos sí, pero será luchando. No permitiré que estos desgraciados jueguen con mi cadáver y me usen como trofeo. Me llevaré a unos cuántos al infierno. Intercambio miradas con Marlo y nos preparamos para dejarlo todo en esta última batalla. Nuestro orgullo, nuestra fuerza y nuestro coraje de guerra.

Dejaremos una huella en esta tierra.

Los puros ríen escandalosamente con la trompa abierta. No nos temen. Están seguros de poder ganarnos y están disfrutando el tenernos acorralados, quieren jugar con nuestro miedo y atormentarnos.

Pues lamento decepcionarlos, no le tememos ni a ustedes, ni a la muerte. Lo único que siento por esos seres diabólicos es odio y resentimiento. Ellos lo destruyeron todo, asesinaron cruelmente a personas inocentes y a personas que yo amaba. Arruinaron el día de mi boda, lo tiñeron de sangre, lamento y desgracia. Lo convirtieron en una tragedia que será redactada en los libros de historia.

Y probablemente también me arrebatarán el derecho de seguir viviendo para poder saber el sexo de mi hijo, para verlo crecer, escucharlo decir sus primeras palabras y observarlo dando sus primeros pasos acompañado de mi mano. Me negarán el privilegio de pasar toda mi vida al lado del hombre que amo. Ellos me apartarán de su lado. Marcarán mi destino trágicamente. No puedo sentir más que impotencia y coraje.

Finalmente se dejan de preámbulos y se ponen en posición de ataque. Apenas tengo tiempo de inspirar cuando ellos saltan sobre nosotros para asesinarnos. Obviamente los recibimos con todo, defendiéndonos hasta nuestro último aliento y tratando de contrarrestar su feroz ataque.

No pienso morir tan fácil. No lo haré. Eso sería una vergüenza para mi linaje.  Un total de cinco puros comienzan a morderme por distintas zonas del cuerpo, pero tienen dificultades para alcanzar mi cuello. Me revuelvo ferozmente, intentando dificultarles la tarea lo mayor posible. Aunque eso me genere más dolor. Abro mis fauces tratando de llegar a la yugular de uno. ¡Es que tengo que llevarme por lo menos a uno! Pero no puedo. Estoy rodeado y sometido. Aún así, me rehusó a morir sin llevarme alguno.

No lo consigo, ya que tras recibir un fuerte golpe en la cabeza me aturdo momentáneamente y caigo rendido. Es todo. Se acabó. Ellos van asesinarme. Hasta aquí he llegado. Siento su asqueroso aliento en mi oído y sé que es cuestión de segundos para que yo deje de sentir algo en este mundo. Tengo múltiples heridas profundas en el cuerpo. La hemorragia es inminente.

De pronto, me doy cuenta que ya no estoy rodeado por los malditos puros, sino corriendo en un verde prado. Mis patas se mueven rápido y siento la brisa fresca golpeando directamente mi rostro y alborotando mi blanco pelaje. Tengo la lengua afuera disfrutando de la sensación del aire. Me siento lleno, pleno y con mucha satisfacción.

Visualizo una silueta en el horizonte. Me acerco a ella. No tardo mucho en reconocerla o más bien en reconocerlo. Joaco, mi Joaco. Mi amor, mi vida, mi corazón. Joaquín voltea y la mandíbula se me cae al piso.

Oh Dios ...

Joaquín sostiene un pequeño cuerpo en sus brazos. Sonríe.

Es nuestro hijo, nuestro bebé, nuestro pequeño. Ya ha nacido. Qué felicidad siento. .. Quiero saber qué es, quiero nombrarlo, quiero cargarlo en mis brazos ...

Quiero ...

Pero la realidad me golpea de nuevo. El panorama se va extinguiendo y vuelvo a estar en el suelo ensangrentado. Vivo y rodeado.

Mis ojos se llenan de lágrimas. No viviré para conocerte pequeña personita dentro de Joaco. Lo siento. Yo quería enseñarte muchas cosas. No podré hacerlo. Ni siquiera sabré si eres un bello hombre o una mujer hermosa.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora