Capítulo 16

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"Eros"

-Sólo sentirás un pequeño pinchazo-repetía la señorita bonita colocando una enorme aguja sobre mi brazo-Te prometo que no dolerá nada.

Mentirosa. dolió y mucho. Lloré y patalié mientras sacaban un líquido rojo de mi cuerpo. Lo llamaban sangre.
Mi mamá me esperaba afuera, de la mano con mi hermana pequeña Renata. Al verme llorando corrió a abrazarme y consolarme.
Yo había visto al niño anterior a mí. El que tenía rizos bonitos como los míos. Él salió tan feliz y contento que creí que su examen no le había dolido. No entendía por qué a mí sí.

Días después, cuando estuvieron mis resultados. Papá y mamá fueron conmigo a retirarlos. Renata se quedó con nuestra tía. Fuimos a un lugar donde vendían hamburguesas y yo me pedí una Mac Hamburguesa, una de las más grandes. No estaba seguro si iba a poder terminármela.
Mientras comía, ví su expresión cuando abrieron ese sobre y leyeron la hoja de papel. A ambos se les achicaron los ojos y mi padre se levantó enseguida de la mesa con los puños apretados. Sólo hacía eso cuando tenía que regañarme. Me limpié enseguida con una servilleta; a lo mejor estaba siendo muy sucio a la hora de comer. No quería que me regañara, pero para sorpresa no lo hizo. Mi papi sólo dejó dinero en la mesa y salió.
A mi mami comenzaron a salirsele las lágrimas y me ofreció su porción de papas. Yo no entendía nada. ¿Había hecho algo malo? ¿Por qué papi estaba enojado y mami llorando?

Abrí los ojos con pesadez acostumbrándome a la luz tan resplandeciente del lugar. Parpadié un par de veces y me dí cuenta que estaba en un cuarto de hospital. ¿Que había pasado? No recordaba nada. ¿Había tenido un accidente? ¿Dónde estaban mis papás?
Intenté levantarme, pero un dolor prominente en mis costillas me detuvo. Dolían por un carajo.

Las últimas imágenes registradas en mi memoria antes de desmayarme asaltaron mi mente. Venían a mí, una por una, como un par de cuchillas puntiagudas. Taladraban mi cerebro.

-¡No!-grité.

Mi madre entró enseguida a la habitación acompañada de una enfermera.

-Hijo-tenía los ojos rojos. Me abrazó-Por fin despertaste.

-¿Que pasó mamá? ¿Dónde está Andy? ¿Ella está bien? ¡Por favor dime que está bien! ¿Y Renata? ¿Cómo está mi hermana?

- No debes alterarte mucho, jovencito-me riñó la enfermera de boca roja mientras examinaba mi vía y unas máquinas-Parece que todo está ok contigo. Me retiro. En unos minutos  vendrá la médico residente-dijo con una cierta molestia que no supe identificarla.

-Mamá, dime que ha pasado. Por favor.

-Andy está bien, cariño-me tranquilizó acariciando mi mejilla-Un compañero tuyo, un chico llamado Roy la sacó del lugar. Me dijo que los había encontrado juntos. No podré terminar de agradecerle nunca a ese chico por eso. Y también claro, a Emilio.

¡Emilio! ¿Dónde estaba él? Lo último que recordaba era haber estado en sus brazos y las palabras "mi amor" salir disparadas de sus labios.

- Renata me dijo que otro de sus amigos la había sacado a ella. Emilio y sus amigos se comportaron como unos héroes-dijo emocionada-Nunca podré agradecerles lo suficiente.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora