Brujas, vampiros, magos... bienvenidos a la secundaria de los fenómenos.
Hace tres años, Kyungsoo descubrió que era un brujo. Lo que lo ha metido en algunos enredos. Su no dotado papá le ha brindado soporte tanto como ha podido, consultando al leja...
Gracias a su larga zancada, casi tenía que correr para ponerme al mismo paso de Kai.
Para el momento en que lo alcancé, él ya estaba por la mitad de las escaleras.
—¡Kim! —llamé. No podía imaginarme a mí mismo diciendo “Kai” a grito entero. Me hubiese sentido como si estuviera en un episodio de Masterpiece
Theatre: “¡Kai! Vamos a tomar una taza de té, ¡muchacho!”
Él se detuvo en las escaleras y se giró hacia mí. Sorprendentemente, no estaba sonriendo.
—Lee —replicó, haciéndome girar los ojos.
—Mira, ¿Qué quisiste decir con eso de “eso fue nuevo”? Pensé que habías visto todo eso antes.
Bajó un par de escalones. —Lo he visto —respondió cuando estuvo sólo dos pasos debajo de mí—. Hace tres años, cuando tenía catorce. Mi primer año aquí. Pero era diferente entonces.
—¿Diferente cómo?
Levantó los hombros por debajo de su blazer, moviendo los hombros como si la chaqueta hubiera estado pesada. —Todavía hacían toda la cosa de Charles Waton; eso parece ser un favorito. Y habían hombres-lobo siendo disparados; y tal vez una que otra hada en fuego. Pero no había tantas imágenes. Y no era todo de una sola vez como eso.
Me miró como si estuviera midiendo mi expresión. —No habían brujas ni brujos colgados. Tengo que decirlo. Estoy un poco impresionado.
Crucé los brazos sobre mi pecho y fruncí el ceño. No me gustaba la manera en la que me estaba mirando. —¿Impresionado de qué?
—Cuando vi ese show hace tres años, tuve que correr hacia ese pequeño baño de allí — señaló a una pequeña puerta al otro lado del vestíbulo—, y vomitar. Lo que vimos esta noche fue mucho peor, y ni siquiera te ves pálido. Eres más fuerte de lo que pensé.
Luché contra mi necesidad de reírme. Mi rostro tal vez luciera calmado, pero mi estómago se sentía como un reñidero. Ligeramente entretenido por la imagen de mis órganos luciendo delineador y pantalones rasgados, le di a Kai lo que yo esperaba fuera una mirada de indiferencia. —Sólo no creo todo eso.
Levantó una ceja, lo que me puso totalmente celoso. Nunca había podido hacer eso. Siempre terminaba levantando las dos cejas y pareciendo sorprendido o asustado en lugar de sardónico.
—¿No crees todo de qué?
—Todo eso de los humanos queriéndonos matar en un montón de desagradables maneras.
—Creo que la historia sustenta bastante bien esa hipótesis, Lee. Demonios, los humanos han eliminado a miles de su propia clase tratando de matarnos.
—Sí, pero eso fue en el pasado —discutí—. Cuando ellos pensaban que hacerse un agujero en la cabeza o succionar toda tu sangre los curaría de una enfermedad. Los humanos son más inteligentes ahora.
—¿Eso es un hecho? —estaba sonriendo de nuevo. Me pregunté si la cara le dolería si se tomara un descanso de hacerlo.
—Mira —dije— Mi papá es humano, ¿de acuerdo? Y el adora Prodigio. El nunca haría nada para herir a uno. Incluso tuvo…
—Su hijo es uno.
—¿Qué?
Exhaló un suspiro y arrojó su chaqueta sobre su hombro, sosteniéndola con la punta de su dedo índice. Pensé que sólo los modelos masculinos en GQ hacían eso. —Tú papá debe ser una persona maravillosa, ¿pero en serio crees que sentiría todo ese cariño y efusividad por los brujos si no estuviera criando a uno?
Quería responder que sí. En verdad quería. Pero tenía razón. Papá se convirtió en un experto en monstruos por mi bien, ¿pero no había el huido de papá cuando le dijo lo que en verdad era?
—Tienes razón —dijo Kai, suavizando su tomo un poco—. Los humanos no son lo que solían ser. Pero todas esas imágenes son reales, Lee. Los humanos siempre van a estar asustados de nosotros. Siempre van a estar envidiosos de nuestros poderes, y sospecharan de nuestros motivos.
—No todos —dije, pero mi voz sonó débil, y estaba pensando en Felicia, histérica y gritando. “¡Fue el! ¡El es un brujo!”
Kai levantó sus hombros de nuevo. —Tal vez no. Pero has estado viviendo con un pie en cada mundo, y no lo puedes hacer más. Estás en Hecate ahora.
Sus palabras me golpearon fuerte. Nunca se me había ocurrido que yo era diferente, la mayoría de los prodigios crecían en casas con dos padres como ellos. Y algunos otros chicos tenían a duras penas alguna interacción con humanos una vez que habían descubierto sus poderes. A pesar de la duda estaba gateando por mi piel como bichos, dije. —Sí, pero…
—¡Kai, Bebé!
Elodie estaba parada en el rellano por encima de nosotros, una mano sobre su básicamente inexistente cintura. Normalmente cuando esta clase de cosas pasaba en las películas, la novia está mirando a la otra persona con envidia, pero ya que Elodie era una diosa, y yo era, bueno, no, ella no lucía ni un poco amenazada. Más aburrida, en realidad.
—Ya estaré allí, El —Kai le dijo. Ella hizo esa combinación de voltear los ojos, lanzar el cabello, despedirse con la mano que sólo las chicas bonitas e irritadas con sus novios podían hacer, y caminó hacia el tercer piso. Creo que puso demasiado movimiento en sus labios cuando se fue, pero, pues es cuestión de opinión.
—¿Kai,bebé? —le pregunté una vez que se hubo ido, intentando levantar la ceja. Como era de costumbre, no funcionó, así que probablemente lucía sorprendido.
—Nos vemos, Lee —fue todo lo que él dijo. Pero mientras se giró para irse, no pude evitar haber dicho impulsivamente —¿Crees que ellos puedan tener razón a veces?
Se giró hacia mí. —¿Quién?
Mire a mi alrededor, pero el corredor estaba vacío.
—Esas personas. La Alianza y esas chicas Irlandesas. El Ojo —respondí—. Quiero decir, lo que vimos fue horrible, ¿pero no hay prodigios peligrosos allí?
Por un momento nos sostuvimos la mirada el uno al otro. Al comienzo pensé que estaba enojado conmigo, pero luego me di cuenta que lo que había en sus ojos no era rabia. Era más como si él estuviera… no sé… estudiándome o algo.
Sentí una extraña clase de calor viajando desde mi estómago hasta mis mejillas. No sé si él lo notó, pero me sonrió, una sonrisa verdadera ésta vez, y en realidad sentí que mi respiración se cortaba en mi pecho. Era la misma sensación que había tenido en cuarto grado cuando Suzie Strelzyck me había retado a tocar el fondo de la piscina en el gimnasio. Yo lo había hecho, pero al tratar de subir a la superficie, mi pecho se había sentido como si estuviera atrapado con un compactador de basura, y estaba aturdido mientras salía del agua.
Así es cómo me sentía ahora, mirando directo a los ojos de Kim Kai.
Recorrió los dos escalones entre nosotros hasta que estuvo en el mismo escalón que yo. Aún tenía que mirar hacia arriba para poder verlo, pero por lo menos no hacía que mi cuello doliera. Se acercó, y olí ese aroma a jabón.
—Yo no diría esa clase de cosas aquí si fuera tú, Lee —susurró. Podía sentir su cálido aliento contra mi mejilla, y aunque no podía jurarlo, creo que mis ojos estaban revoloteando.
Pero sólo un poco.
Mientras lo veía subir las escaleras, apreté los dientes y repetí un mantra en mi cabeza: “No me voy a enamorar de Kim Kai, no me voy a enamorar de Kim Kai, no me…”
Cuando regresé a mi habitación, Luhan estaba sentado con las piernas cruzadas en la cama, leyendo un libro.
Exhalé un suspiro y me recosté contra la puerta, cerrándola con un fuerte crujido.
—¿Qué pasa? ¿El show de imagen en movimiento llegó hasta ti? —preguntó Luhan sin mirar.
—No. Quiero decir, sí, por supuesto. Esa cosa estuvo… es un desastre.
—Mm-Hmmm —estuvo de acuerdo Luhan—. ¿Algo más?
—Me gusta Kim Kai.
Luhan se rió. —Tan original de ti.
Me dejé caer en mi cama. —¿Por qué? —dije metido en mi almohada. Me giré y miré hacia el techo—. De acuerdo, así que es lindo. Gran rollo. Un montón de chicos son lindos.
Era evidente que mis quejas acerca del chico que me gustaba estaban interfiriendo con la lectura de Luhan, porque el descruzó sus piernas y fue a posarse sobre el borde de su escritorio. —Kai no es lindo —el me corrigió—. Los cachorritos son lindos. Los bebés son lindos. Yo soy lindo. Kim Kai está terriblemente bueno. Y ni siquiera me gustan los chicos.
De acuerdo, así que Luhan no iba a ayudar a aplastar el enamoramiento. —Es un idiota
—señalé—. ¿Recuerdas toda la cosa de los lobos ésta mañana?
—Sí —dijo luhan secamente—. Salvarte de un hombre lobo. Qué herramienta. Gruñí. —No estás ayudando.
—Lo siento.
Nos sentamos en silencio por un momento, yo mirando a un moho sospechoso que había en el techo, Luhan recostado sobre sus codos, dando golpecitos con sus pies contra los cajones del escritorio. Afuera, podía escuchar aullidos. Era luna llena, así que los cambia-formas podían ir por allí libres en el bosque. Me preguntaba si Taylor estaba allí.
—¡Oh! —dijo Luhan de repente, sentándose tan rápido que se pegó contra su taza de plumillas—. ¡Tiene una perra total como novia!
—¡Sí! —dije, sentándome y señalándolo—. ¡Gracias! Una novia malvada que ya me odia, nada menos. Y cualquier chico que pasa voluntariamente tiempo con Elodie no es un chico que valga la pena gustar.
—Muy cierto —dijo Luhan asintiendo enfáticamente.
Sintiéndome mejor, giré sobre mi estómago para agarrar un libro de al lado de mi cama.
—Es extraño, sin embargo.
—¿Qué?
—Kai y Elodie. Ella estuvo tras de él el año pasado; pero él nunca quería nada que ver con ella. Como nunca. Luego regresó de donde quiera que estuviera, y ¡bum! De repente son una pareja, Es extraño.
—No tan extraño —dije—. Quiero decir, ella es increíblemente hermosa. Tal vez las hormonas por fin sacaron lo mejor de él.
—Tal vez —dijo Luhan, descansando su mentón en su mano—. Pero aún así, Kai es inteligente y gracioso aparte de estar buenísimo. Elodie es estúpida y aburrida.
—Y está buenísima —agregué— E incluso los chicos inteligentes son tontos cuando se trata de chicas candentes.
—Verdad —estuvo de acuerdo Luhan.
Estaba a punto de traer el tema de Holly de nuevo cuando la voz de Casnoff sonó por la habitación, casi como si estuviera en el sistema de auriculares. Supuse que era algún hechizo de amplificación de la voz.
—Señoritas y caballeros, en vista al ocupado horario de mañana, deben retirarse temprano. Las luces se apagaran en diez minutos.
Miré mi reloj. —Son las ocho en punto —dije incrédulamente—. ¿Quiere que vayamos a la cama a las ocho en punto?
Suspirando, Luhan fue a su closet y sacó su pijama. —Bienvenida a la vida en Hecate, Kyungsoo.
Había una loca carrera para el baño para lavarse los dientes, pero eran todos cambia- formas y brujas. Supongo que las hadas tenían dientes limpios por naturaleza. Una vez que hube regresado de eso, sólo tenía tres minutos para ponerme mi pijama e ir a la cama. A las 8:10 exactamente las luces se apagaron.
Mi mente estaba arremolinada, y no sabía cómo iba a hacer para dormir. —Es raro para ti
—le dije a Luhan— ¿dormir de noche? Quiero decir, ¿no se supone que lo vampiros duermen durante el día?
—Sí —el replicó— Pero desde que estoy aquí, tengo que seguir las reglas de Hecate. Va a ser una mierda una vez que me vaya.
No le pregunté a Luhan cuando se iría. Todo el mundo era liberado de Hecate a los dieciocho, pero el resto de nosotros envejecía como los humanos. Luhan siempre tendría quince.
Me acomodé en mi cama y traté de tener pensamientos dormilones. Parecía como si acabara de cerrar mis ojos cuando escuché que la puerta se abrió.
Llena de pánico, me senté, con el corazón golpeando. El reloj en mi cama decía que eran las doce y diez.
Una figura oscura se deslizó hacia la habitación. Jadeé.
—Relájate —susurró Luhan desde su cama—, es probablemente sólo uno de los fantasmas. Hacen eso algunas veces.
Entonces hubo un toque ligero de un fósforo siendo encendido, y una pequeña piscina de luz iluminó la figura.
Elodie.
Estaba vistiendo un pijama de seda púrpura, y una vela negra estaba acunada en sus manos. Las otras dos velas ardieron hacia la vida, y vi a Chaston y a Anna, también vestidas de pijama, paradas detrás de Elodie.
—Lee Kyungsoo —entonó Elodie—, hemos venido a inducirte a nuestra hermandad. Di las cinco palabras para comenzar el ritual.
Pestañeé hacía ella. —¿Esta es una maldita broma?
Anna dio un suspiro exasperado. —No, las cinco palabras son “Yo acepto su ofrecimiento, hermanas”
Me quité el cabello de la cara y dije, —Te lo dije antes, no estoy seguro si quiero unirme a tu aquelarre. No voy a decir ninguna palabra para empezar un ritual.
—Decir las cinco palabras no significan que te unas automáticamente —dijo Chaston, dando un paso hacia adelante—. Sólo significa que el ritual de aceptación puede empezar. Puedes dar marcha atrás en cualquier momento.
—Oh, sólo ve con ellas —dijo Luhan. Podía verlo a la luz de la vela, sentándose en su cama, con ojos cautelosos—. No te van a dejar en paz hasta que las hayas escuchado.
La boca de Elodie se tensionó, pero no dijo nada.
—De acuerdo —dije, quitando mis sábanas y levantándome—. Yo…yo acepto su ofrecimiento, hermanas.
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