Más tarde esa noche me dediqué al ensayo de la Sra. East, mientras Kai lo catalogaba; ya había escrito el de Byron en mi última clase del día, Clasificaciones de los Cambiadores de Formas. Nuestro profesor, el Sr. Ferguson, estaba enamorado del sonido de su propia voz, por lo que raramente prestaba atención a lo que estábamos haciendo en nuestros escritorios. Luhan y yo solíamos pasarnos notas todo el tiempo, pero estos días usualmente pasaba el período de tiempo garabateando en su cuaderno y tratando de encogerse en sí mismo.
Kai y yo habíamos llegado al punto donde ambos apenas catalogábamos más de diez cosas durante nuestra hora en la bodega. La Vandy no había dicho nada, con lo que sólo confirmo mi sospecha de que la verdadera razón de la tarea de la bodega era atraparnos allí abajo durante una hora tres noches por semana. Después de todo, hacer el trabajo era inútil desde que todo lo que catalogamos estaba en un lugar diferente la siguiente vez que llegábamos. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo hablando. Desde que Luhan había empezado a nadar en la parte profunda de la piscina de lástima, Kai fue, por mucho, más que el único amigo que tenía. Elodie y Anna habían perdido completamente las esperanzas de mi incorporación a su aquelarre, y por lo que había oído, estaban buscando brujas blancas ahora, una señal segura de que había caído por debajo del desprecio de ellas. Traté de decirme que no importaba, pero la verdad era que, la vida en Hecate se había vuelto muy solitaria.
—¿Crees que los profesores son duros conmigo debido a mi papá? —pregunté a Kai, alzando la vista de la extensión de libros de texto en mi regazo.
—Probablemente. —Se encaramó en un estante vacío—. Los prodigios tienen egos muy grandes. No todos ellos son los mayores fans de tu padre, y Casnoff no quisiera que los otros padres pensaran que estás teniendo un tratamiento especial sólo porque tu papá es prácticamente su rey. —Levantó una ceja—. Lo cual te hace el Príncipe .
Rodé mis ojos. —Oh sí. Déjame solo pulir mi tiara y estoy listo.
—Oh, vamos, Lee. Creo que harías un buen rey. Has conseguido bajar definitivamente la parte mocoso.
—¡No soy un mocoso! —casi grité.
Se recostó sobre sus codos, con una sonrisa perversa en su rostro. —Por favor. El primer día que te conocí, prácticamente tenías una capa de escarcha cubriéndote.
—Sólo porque eras un idiota —repliqué—. Me dijiste que apestaba por ser un brujo.
—Apestabas —dijo con una carcajada.
Y entonces, en lo que se estaba convirtiendo en una broma corriente, dijimos al unísono, “¡Perro malo!” y nos sonreímos mutuamente.
—Sólo no estás acostumbrado a encontrarte con personas que no caen todas sobre tu culo como si estuvieras en una banda de chicos o algo así —dije cuando nuestra risa había disminuido un poco.
Me había vuelto de nuevo hacia mi ensayo, así que tuve que mirar arriba cuando me di cuenta de que no me había contestado.
Me estaba mirando con una pequeña sonrisa, un extraño destello en sus ojos. —Así que,¿por qué tu no?
—¿Perdón?
—Bueno, según tú, las personas siempre están cayendo sobre mí. Entonces, ¿por qué tu no?
¿No soy tu tipo?Respiré hondo y esperé que no se diera cuenta. Los extraños momentos como éste se estaban volviendo demasiado comunes entre Kai y yo. Tal vez era todo el tiempo que pasábamos juntos y solos en la bodega, o cuanta familiaridad habíamos conseguido el uno con el cuerpo del otro mientras pateábamos la mierda fuera del otro en Defensa, pero me estaba empezando a dar cuenta del sutil cambio en nuestra relación. No me estaba engañando lo suficiente como para creer que en realidad le gustaba o cualquier otra cosa, pero el coqueteo había entrado definitivamente en la situación. Me dejaba sintiéndome extraño y totalmente inseguro de mí mismo en momentos como estos.
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Condena [Kaisoo]
FantasiaBrujas, vampiros, magos... bienvenidos a la secundaria de los fenómenos. Hace tres años, Kyungsoo descubrió que era un brujo. Lo que lo ha metido en algunos enredos. Su no dotado papá le ha brindado soporte tanto como ha podido, consultando al leja...