Capítulo 15

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Dos días más tarde comencé con mis trabajos en la bodega.

Debo decir para comenzar que nunca había estado en una bodega en mi vida. De hecho, no podía ver ninguna razón para que alguien pudiera ir a una bodega a menos
que haya vino involucrado.

Esta bodega parecía especialmente poco acogedora. Para comenzar, el piso era solo de tierra apisonada, lo cual…ew. El aire era frío a pesar del calor de afuera, y olía a moho y humedad. Añade que sus techos altos, con sus bombillas desnudas, la pequeña y única ventana daba al montículo de compost detrás de la escuela, y los interminables armarios de basura empolvada, y repentinamente comprendí porque un semestre completo de labores de bodega apestaba tanto. No sólo eso, la Vandy había decidido ser especialmente malvada y nos había dado tres noches a la semana, justo después de la cena. Así que mientras todos los demás estaban descansando en sus habitaciones, o trabajando en uno de los ensayos épicos de Lord Byron, Kai y yo estaríamos catalogando un montón de mierda que el Consejo pensaba era muy importante para deshacerse de ella pero no lo suficientemente importante para almacenarla en los cuarteles centrales del Consejo en Londres.

Luhan había tratado de alegrarme esa mañana, diciendo, —Al menos lo tienes con un chico guapo.

—Kai ya no es guapo —había disparado de vuelta—. Él trató de matarme, y su novia es Satán.

Pero tuve que admitir que cuando estuvimos de pie uno junto al otro en los escalones de la bodega y escuchamos a la Vandy divagar sobre lo que se supone que deberíamos hacer acá abajo, no pude evitar echar una mirada de soslayo hacia él y notar que, dejando de lado las tendencias homicidas y las novias malvadas, aun era muy guapo. Como siempre, su corbata estaba suelta y sus mangas de la camisa arremangadas. Él estaba observando a la Vandy con esa mirada aburrida y vagamente divertida, los brazos cruzados sobre su pecho.

La pose hacía cosas excelentes por su pecho y brazos. ¿Cuán injusto era que Elodie, de toda la gente, tuviera eso como novio? Quiero decir, donde estaba la justicia cuando…

—¡Señorito Lee! —la Vandy ladró, y yo salte lo suficiente para perder mi equilibrio. Me aferré a la baranda junto a mí, y Kai me capturó por el otro codo.
Luego el guiño un ojo, y yo inmediatamente giré mi atención de vuelta a la Vandy como si ella fuera la persona más fascinante que hubiera visto en mi vida.

—¿Necesita que le repita algo Sr. Lee? —ella se burló.

—N-no, lo comprendo —tartamudeé.

Ella me miró fijamente por un minuto. Creo que ella estaba intentando salir con un inteligente comentario despreciativo. Pero la Vandy, como la mayoría de la gente maliciosa, era tonta, así que al final, ella sólo casi gruñó y pasó entre Kai y yo para subir  apresurada las escaleras.

—¡Una hora! —gritó por sobre su hombro.

La vieja puerta ni siquiera dio un gritito de dolor cuando ella la empujo al cerrarla. Para mi horror, escuche un audible cliqueo.
—¿Ella nos ha encerrado? —le pregunté a Kai, mi voz sonando más alta de lo que había intentado.

—Sip —él respondió, trotando escaleras abajo para coger uno de los portapapeles que la Vandy había dejado precariamente encaramado en una fila de jarras.

—Pero eso… ¿acaso no es ilegal?

Él sonrió pero no miro arriba de su portapapeles. —De verdad tienes que dejar ir esos encantadores asuntos humanos como la legalidad, Lee. —Elevó la mirada repentinamente, sus ojos como platos—. ¡Oh! Acabo de recordar algo.

Él bajó el portapapeles y rebuscó en su bolsillo por unos segundos.

—Aquí esta —él dijo, caminando hacia mí y apretando algo ligero en mi mano abierta. Miré hacia abajo.
Era un fajo de Kleenex.

Condena [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora