Capítulo 23

595 96 10
                                    

Entonces —pregunté sin aliento a Kai una semana después—, ¿has escogido ya el perfecto tono de rosa para tu traje?

Estábamos en defensa, y yo estaba jadeando porque acababa de propinar un golpe que había enviado a Kai a la lona por quinta vez ese día. Mi falta de oxígeno no tenía nada que ver con lo bien que se veía en su remera ceñida. No podía creer que lo había derribado tantas veces. O se estaba empeorando, o yo me estaba poniendo mejor. Es decir, nunca iba a estar en Gladiadores americanos, pero no estaba nada mal. Y yo había estado fuera toda la noche.

Mi collar chocó contra mi pecho cuando me incliné para ofrecerle a Kai una mano. El encanto de Alice había funcionado como un… bueno, lo consiguió. Sólo había conseguido dos horas de sueño por las primeras tres noches, y aún así me levantaba sintiéndome bien. La primera mañana había vivido con miedo de que la Sra. Casnoff fuera a empujarme a la oficina y preguntarme si sabía algo de un hechizo de sueño que alguien había puesto en la escuela, pero cuando no había sucedido, empecé a relajarme un poco. Ahora ni siquiera me molestaba en dormir. Sólo me quedaba en la oscuridad, sintiéndome ansioso como un niño en vísperas de Navidad hasta que viera el suave resplandor verde extendiéndose a través de las ventanas. Entonces me precipitaría afuera, saltaría en mi escoba, y atravesaría el cielo nocturno hasta que llegara al cementerio.

Sabía que lo que estaba haciendo era peligroso y quizás un poco estúpido. Pero cuando cabalgaba en el cielo o hacía hechizos tan poderosos que nunca había soñado que existían, era difícil recordar eso.

Kai sonrió mientras lo ayudaba a levantarse.

—No, en serio —dije—. Elodie estaba diciendo más temprano que ustedes dos iban a combinar. Así que, ¿qué tono es? ¿“Rosa encantado”? ¿“Rosa incoherente”, quizás? Ooh, ooh,
¡ya sé! ¡“Rubor Virginal”!

El Baile de Halloween estaba apenas a una semana de distancia, y parecía que era de lo que todos estaban hablando. Incluso en la clase de Byron nuestra tarea había sido componer un
soneto sobre el traje que íbamos a usar. Yo todavía no tenía idea de qué iba a usar. La Sra. East estaba a cargo de enseñarnos el hechizo de transformación que crearía nuestros vestidos y esmóquines. Recién ayer nos había dado a cada uno un maniquí vestido con algo que parecía una funda de almohada con sisas. No sabía por qué no podíamos solamente transformar la ropa que ya poseíamos, pero pensé que era otra de las reglas tontas de Hecate.

Los cambia-formas y las hadas ya habían conseguido sus propias ropas, lo que significaba que las cajas habían estado llegando sin parar por los pasados días. Y después estaba Luhan, me había ofrecido a hacerle su traje, pero el me miró como si yo fuera un completo estúpido y dijo que no había manera en que el fuera a ese “baile idiota”.

Habíamos estado trabajando cada día en el hechizo durante la clase de la Sra. East, pero hasta el momento todo lo que había intentado me había salido demasiado extravagante. La Sra. East dijo era debido a que yo estaba demasiado emocionado, pero realmente no me lo creí. No había nada en todo eso del baile que me emocionara. Yo no estaba “entregándome” a nadie.

—Cállate —dijo Kai de buen humor, levantando sus brazos sobre su cabeza para estirarlos—. Para tu información, sólo mi corbata de lazo será rosa, y pienso sacarla. Muchísimas gracias.

Traté de devolverle la sonrisa, pero trataba de no mirar la cinta de piel que estaba mostrando debajo de su camiseta cuando se inclinaba.

Como siempre, mi boca se puso un poco seca y mi respiración se aceleró, y tenía ese extraño, casi triste sentimiento instalado en mi estómago.

Nunca pensé que me alegraría de escuchar los rebuznos de la voz de Vandy, pero cuando ella gritó: “¡Muy bien! ¡Eso es todo por hoy!”, podría haberla besado.

Condena [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora