Capítulo 10

724 108 4
                                    

Por la definición de Luhan, me tomó una semana y media convertirme en leyenda. La primera semana pasó ligeramente, considerando todas las cosas. Por una cosa, las clases eran ridículamente simples. En su mayoría parecían excusas para nuestros profesores para hablarnos a muerte. Incluso Lord Byron, por cuya clase estaba bastante emocionado, resultó ser el mayor aburrimiento. Cuando no estaba haciendo poesía por su propia genialidad, estaba de mal humor tras su escritorio y diciéndonos a todos nosotros que nos calláramos, aunque hubo unos pocos días en los que nos dejó dar largos paseos alrededor de la laguna para ser “uno con la naturaleza”. Fue bastante divertido.

Tenía esperanzas en clases de cómo hacer hechizos, pero según Luhan, esas clases sólo eran enseñadas en escuelas de prodigios “reales”, los lujosos lugares donde poderosos prodigios enviaban a sus hijos. Ya que Hecate era técnicamente una escuela reformatoria, estábamos atrapados aprendiendo sobre las cazas de brujas en el siglo XVI o cosas así. Inútil.

El punto bueno es que Luhan estaba en casi todas mis clases. —No tienen ninguna clase especial para vampiros —explicó—. Así que el año pasado me dieron el mismo horario que Holly. Supongo que decidieron hacer lo mismo este año.

La única clase que Luhan no tenía conmigo era Educación Física, o como lo llamaban en Hecate, “Defensa”. Estaba en mi horario semana sí, semana no, así que estaba en medio de mi segunda semana en Hecate antes de irme.

—¿Por qué es cada dos semanas? —le pregunté a Luhan esa mañana—. Todas nuestras otras clases son cada día.

Me estaba poniendo mi realmente atroz uniforme azul de educación física de Hecate, el cual consistía en pantalones de algodón azul brillante y una camiseta del mismo color un poco demasiado apretada para ser cómoda con “HH” impreso en blancas letras arremolinadas justo por encima de mi pecho izquierdo.

—Porque —contestó Luhan—, si tienes Defensa cada día, o incluso cada semana, estarías en el hospital.

Así que no me sentía exactamente seguro mientras me dirigía al transformado invernadero que usaban como gimnasio.

Estaba quizás a un cuarto de milla del edificio principal, pero al momento que había caminado treinta pasos, estaba empapado de sudor. No era estúpido: sabía que Georgia era calurosa, y había vivido en lugares calurosos antes. Pero esos lugares, como Arizona y Texas, no tenían este tipo de calor, el tipo que parecía absorberme toda la voluntad de vivir. Era un tipo húmedo de calor que te hacía sentir como si estuviera creciendo moho en tu piel.

—¡Kyungsoo!

Me giré y vi a Chaston, Anna y Elodie caminando hacia mí. Se veían impresionantes en los extremadamente feos uniformes de gimnasia. Escandalosas.

Sin embargo, cuando se acercaron, vi que ellas también estaban sudando, lo que me hacía sentir mejor. Las tres estaban en varias de mis clases, pero no me habían hablado desde la primera noche. Me preguntaba que pasaba con ellas ahora.

—Hey —dije casualmente, mientras me alcanzaban—. ¿Ahora qué? ¿Viniendo a advertirme de mi inminente muerte a manos de conejitos? ¿O disparándome rayos?

Chaston se rió, y para mi total sorpresa, enlazo su brazo en el mío. —Mira, Kyungsoo, estábamos hablando, y nos sentimos realmente mal por lo de la otra noche. Así que no te quieres unir a nuestro aquelarre. ¡No te preocupes!

—Sí —añadió Anna, viniendo a mi otro lado—. Reaccionamos de forma exagerada.

—¿Tú crees? —dije.

—Estamos intentando disculparnos —añadió Elodie, caminando hacia atrás en frente de nosotras. Realmente, realmente esperaba que se chocara contra un árbol— Estaba hablando con Kai, y él dijo que estabas bien.

Condena [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora