Capítulo 21

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Me senté en la cama, parpadeando.

Era la chica que había visto cuando había comenzado en Hecate, pero ella no se parecía en nada a un fantasma; se veía con mucha carne y sangre.

—¿Bien? —preguntó, levantando una perfecta ceja—. ¿Vas a venir o no?

Miré a Luhan. Todo lo que podía distinguir era un bulto oscuro. Por el sonido de su firme respiración, supe que el aún estaba dormido.

La chica siguió mi mirada. —Oh, no te preocupes por el —dijo con un saludo desdeñoso—No se levantará si no suena la alarma. Nadie lo hará; me he encargado de eso.

Antes de que pudiera preguntar qué era lo que ella quería decir, se giró y abrió la puerta.

Me senté congelado hasta que ella reapareció en la umbral de la puerta y dijo, —Oh, por Amor de Dios, Kyungsoo, ¡vamos!

Ahora, sabía que seguir a un fantasma era una idea muy mala. Todo en mi cuerpo decía eso. Mi piel se sentía húmeda y mi estómago estaba anudado. Pero me encontré a mí mismo empujando mis mantas, agarrando mi chaqueta de Hecate del respaldo de la silla, y alcanzándola en la parte superior de las escaleras.

—Bueno —dijo ella—. Tenemos mucho trabajo que hacer y poco tiempo.

—¿Quién eres? —susurré.

Ella me destelló esa irritante mirada otra vez. —Te lo dije, no tienes que susurrar. Nadie puede oírnos.

Ella se detuvo en las escaleras y tiró su cabeza hacia atrás, gritando, —¡Casnoff! ¡Vandy! Lee Kyungsoo está fuera de la cama y trama hacer travesuras con un fantaaaaaaaaasma!

Instintivamente me agaché. —¡Shh!

Pero justo como ella había prometido, no hubo señal de que nadie la hubiera oído. El único sonido era el sordo tic del abuelo reloj en el vestíbulo principal y mi propia respiración.

—¿Ves? —dijo ella, girándose hacia mí con una brillante sonrisa—. Entiendes. Ahora vamos.

Ella corrió los últimos escalones, y antes de saberlo, estábamos fuera en el césped delantero. La noche era fría y húmeda, y el césped desagradablemente fangoso bajo mis pies. Miré para asegurarme que sólo estaba de pie en el césped y noté que mis pies parecía un extraño tipo de verde. Luego noté que podía ver mi sombra incluso aunque no había luna.

Giré alrededor para mirar de vuelta a Hecate y jadeé. La casa entera estaba recubierta en una enorme burbuja opalescente que brillaba con una luz verde apagada. La burbuja estaba en constante movimiento, ondeando y disparando chispas verdes pálido. Nunca había visto nada así; ni siquiera leído sobre un hechizo así.

—Impresionante, ¿verdad? —dijo la chica apagada—. Es un hechizo básico de sueño que hace a las víctimas totalmente insensibles al mundo durante al menos cuatro horas. Yo  sólo... lo amplié.

No me gustaba la manera en la que dijo “víctimas”.

—¿Ellos están... ellos están bien?

—Oh, perfectamente a salvo —respondió ella—. Sólo duermen. Como en un cuento de hadas.

—Pero... La Sra. Casnoff tiene hechizos sobre todo el lugar. Nadie puede sólo entrar y hacer un hechizo tan grande.

—¡Yo puedo! —dijo la chica. Luego agarró mis manos. Las suyas eran tan sólidas y reales como las mías. Estaba segura que la Sra. Casnoff había dicho que los fantasmas no podían tocarnos. Pero antes de que pudiera preguntar, la chica comenzó a alejarme de la casa.

Condena [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora