3.-

1.3K 155 10
                                    

Un día más, un día más, un día más, un día más, un día más...

Me repito todos los días, cuando me levanto, cuando veo como el mundo gira mientras yo no tengo percepción de este movimiento. Sentía un dolor en mi pierna demasiado punzante. Claramente, ellos me golpearon, y me golpearon tan fuerte que tenía moretones por todas las costillas. Me pasaban las manos por ahí, puesto que estas se me notaban demasiado. Les gustaba escucharme gritar mientras pasaban mis manos frías por mis costillas. 

Odiaba eso, me provocaba un miedo que era difícil de describir. Un recorrido de escalofríos me recorre al verlos, al ver como sus caras maliciosas se acercan, sus manos en mi cuerpo, o como me tomaban por mi ligero peso. Sus manos entrometerse en mi cara, molestándome e inmovilizándome con claridad en mi. Como me levantaban, me arrastraban bajo las sombras, y me llevaban a mi lugar de "resguardo" donde ellos me tiraban. 

La primera vez que fui sometido a esto, fue el peor de día de mi vida. Había sudado como nunca en mi vida, y mi corazón de seguro sufrió daños graves con tanto pulso acelerado. 

Ese día, estaba grabado en mi cabeza, sabía la fecha exacta de ese día, y me dolía verlo por casualidad en cualquier lado. Cuando veía como el tiempo pasaba y ese día caía mientras escribía en mi cuaderno de escritos. Cuando veía la pared donde estaba marcada esa fecha, sobre la pared blanca de el oscuro sótano. Me sentía horriblemente mal con aquel número, ese número detestable que me hace recordar las cosas más burlescas que tuve que sufrir sin poder quejarme. 

Esas caras maliciosas, tomando otras medidas para someterme a pruebas difíciles para poder estar tranquilo al otro día. Algo que nunca se cumplía. Era insaciable el dolor, el dolor que me provocaban. Ver navajas lejos de mi, pero tan cerca al mismo tiempo, que me hacía sentir inseguridad de todos y de mi mismo. Siento una inutilidad en mi pecho al saber que no puedo hacer nada para evitar esos acontecimientos. Mi cuerpo débil era insuficiente en comparación con ellos, no podía defenderme de las pesadillas de mis acosadores escolares, no podía escapar por más que mis piernas me permitieran hacerlo. No podía esconderme porque sabía todos los lugares de todos lados. No podía salir por más que golpeara la puerta, por más que chillara, por más que le dijera que pararan, por más que gritara, o por mas que intentara escabullirme. La salida no existe. Quiero que por fin alguien pueda sacarme de ahí, algún día, sacarme de ese lugar tan profundo que nadie toma en cuenta. 

Necesito a alguien que me tome de la mano, para salir y pasarla bien.

Quiero ser un chico normal.

Hay gente que cree que disfruto ser tan delgado. 

Gente que cree que la palabra "Anoréxico" antes de mi nombre, es algo bueno, siendo que es una patología que yo no poseo, y que en verdad no me agrada. Odio la palabra con toda mi alma, odio todo, odio cuando me nombran así en vez de mi nombre normal, cosa que todos poseemos. Me hace sentir tonto, como si no tuviera más características que el "poder" de ser flaco, de comer bien y no engordar. Como si en verdad fuera bueno llamarme así.

Me duele, y me martilla la cabeza. 

Me hace daño en el corazón.

Y me crea inseguridades que nunca pensé tener. 

No me halaga, no me hace sentir mejor, no lo hace. ¿Por qué siguen con eso?

Me levanté de mi cama, me preparé, y en un rato ya estaba caminando hacia la escuela. No me los encontré, pero al chico de cabello castaño sí. Se sienta cerca de mi en clases. Siempre me mira, aunque sea de lejos, lo sé porque siento su mirada en mi nuca, como rayos láser que me hacen un hoyo en la nuca. Me molesta, pero no hago nada al respecto. 

-Body-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora