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El pequeño a mi lado, abrazando mi torso, encogiendo sus piernas delgadas, y sus labios entreabiertos con leves ronquidos casi inaudibles. 

Wonwoo estaba tan apegado a mi, que el calor era casi de ambos, sin tomar en cuenta el frío de la madrugada. Porque sí, eran las cinco de la mañana de un sábado. Tonto, pero siempre acostumbro a despertar un sábado o un día cualquier. No tengo caso. Sólo la ansiedad me despierta exaltado, con sudor, o una pesadilla, o el sentimiento de hacer cosas que he dejado incompletas. Sí, tengo una vida ajetreada, y aunque nunca la demuestro, me siento presionado siempre, como un peso encima de los hombros que nadie puede soportar a parte de mi. Es doloroso saber que no puedo respirar sin sentirme agobiado en mis cosas, saber que todo recae en mi, todo y absolutamente todo. Es deprimente haciendo hacer crecer mi estrés. Es por eso que soy tan responsable, con mis horarios, con mis deberes y estudios. Con saber y distingue lo bueno y lo malo. Trato de ser alguien responsable, pero también me canso de ser tan "perfecto" o detallista con cosas insignificantes. 

El delgado cuerpo que estaba a mi lado, se removió entre las sábanas, sin despegar su cabeza de la almohada y sus brazos de mi. Me sentía acogido, y por alguna razón me sentía bien a su lado. Era más que claro que estaba enamorado de él, y la verdad, ahora lo distingo. Ya no era tan difuso como antes, que no sabía lo que mi corazón mandaba, ni lo que mi mente intentaba procesar. Pero ahora... Todo es diferente, todo se siente diferente, como si me hubiera reiniciado para poder entender lo que me pasaba al interior. Era confuso, pero pude salir de aquel laberinto de sentimientos. Contando los obstáculos que tuvimos...

Pero...

Siempre hay peros. ¿No?

—¿Mingyu?—Escuché a mi madre entrar con cautela y silenciosamente por la puerta, asomó su cuerpo y me sonrió al vernos juntos.—¿Les traigo el desayuno?

—Cuando despierte, no te preocupes. Yo lo hago. ¿Vas a salir? Estás muy bonita.—Sonreí, con un susurro. 

—Voy a salir con tu padre, vendremos por lo menos en unas cinco horas. No nos esperen. Pásenla bien, no hagan desorden.—Cerró la puerta y me lanzó un beso antes de cerrarla por completo. Suspiré, y mientras sus brazos se aflojaban un poco, me levanté. 

Estiré mi cuerpo, y me moví un poco. Ordené la ropa, mía y la de él, puesto que le presté unas prendas para dormir. La dejé en la silla del escritorio, y luego recogí algunos papeles que dejamos de ayer tirados por ahí. Ordené todo. 

Pasaron dos horas, en las cuales me acosté de nuevo con Wonwoo, quien no tardó en pegarse a mi. Me quedaba viéndolo, o mirando cosas en mi móvil. Mayoritariamente lo miraba. Hasta que él se despertó, moviéndose un poco junto a mi.

—Buenos días pequeño.—Susurré, dejando mi móvil lejos para acariciar su cabeza, su cabello y su mejilla. 

—Nada que buenos días, yo me voy a dormir otra vez.—Puso su almohada en su cabeza, y se dio una vuelta, con su espalda hacia mi.—Tengo sueño...

—Está bien. Iré a preparar el desayuno.

—No te vayas...—Susurró, moviéndose rápidamente sobre la cama para aferrarse a mi.—Por favor.—Tomó mi mano entra las suyas, y sonrió.

—Está bien, está bien. Pero no vuelvas a dormir.

—Ok.—Sonrió travieso, y se apegó a mi. Beso mi mejilla y sentí su respiración en mi cuello. Tenía su cabeza entrometida en mi cuello. Se sentía bien, en verdad.—Aún tengo sueño. ¿Hace cuanto estás despierto?

—Desde las cinco.

—¡Las cinco!—Gritó.—¡¿Cómo puedes estar despierto a las cinco un sábado?!—Exclamó otra vez.

—No lo sé.—Dije riendo por su exageración.—Creo que es por estrés. De todas formas, hice muchas cosas mientras dormías.—Sonreí, mientras acariciaba su cara. 

—¿Cómo qué? ¿Mirarme mientras duermo? No creas que no te vi.—Sonrió, mientras sus ojos se achicaban y su sonrisa salía a mi vista. 

—Eso por ejemplo, fue la cosa más productiva.—Me puse encima de él, tratando de besarlo. Pero me detuvo en medio de el acercamiento a sus suaves labios.—¿Qué pasa?

—Mi aliento...—Lo dijo en un susurro con una mano sobre su boca, mientras yo reía bajito.

—¿En serio crees que me importa eso?

Lo besé sobre su mano, y luego sonrió. Me miró, y me besó. Nos mantuvimos por un largo rato, con aquel beso hermoso que hizo que mi corazón estuviera a mil. Nos separamos, y le di uno corto en los labios. Su mano pasó por mi rostro, y con los ojitos brillantes, me besó una vez más. Acarició con sus suaves manos mi mejilla. Nos miramos, y sentía como si estuviéramos encapsulados en sólo nosotros. Su cabeza sobre la almohada, yo sobre su cuerpo, con los brazos apoyándome, y mi mirada justo en él. ¿Podría ser una mañana más perfecta?

—Siempre pude imaginar estar así con una persona... Pero nunca creí que algún día me fuera a pasar.—Susurró, sus ojos me miraban con tranquilidad, su sonrisa estaba más que brillante, y sus labios estirados por sobre sus dientes, se veía radiante.

—Puedes creerlo, y yo estaré ahí por si lo quieres comprobar. 

Besé sus labios una vez más, y ubiqué mi mano en su mejilla. Cansado ya de aguantar mi peso con mis brazos, me acosté a su lado, lo acurruqué entre mis brazos, y nos quedamos ahí, respirando calmados, con los labios un poco inflamados, y con nuestras sonrisas claras pero discretas. Mi corazón se exaltaba, y mis manos sudaban. Me sentía demasiado bien. 

—Entonces lo comprobaré cada día.—Susurró, mientras me abrazaba, respirando una tranquilidad que me relajaba.—Tengo miedo de que algún día no pueda hacerlo...

—Quizás eso no pase.

—La palabra "Quizás" me pone nervioso...—Titubeó con un tono de voz tembloroso.

—Quisiera manejar el futuro para pasarlo todo junto a ti. Pero lamentablemente yo no manejo eso... Promete que haremos lo posible para manejarlo...—Mi voz con temblores y leves tartamudeos lo alarmaron. Me miró, sus ojos preocupados se pusieron en mi, su sonrisa relajada se formó, una mano subió a mi rostro. 

—No te preocupes por eso.

Escondió su rostro en mi pecho. 

Algo pasó por mi cabeza.

¿Cuánto podría durar una relación tan inmadura como la de nosotros? 

Una relación tan inmadura, inexperta, tonta, pasional, hormonal, tambaleante e indecisa. Podría seguir, pero en verdad me desanimaría. ¿En serio le pude tener fe a esto? Creo que sólo me dejé llevar. Mingyu, no hagas ninguna estupidez. 

—¿Mingyu?

—¿Sí?

—¿Estás bien?—Preguntó, mientras levantaba su vista hacia mis ojos.

—Sí sólo... Sólo voy a hacer el desayuno.

Me levanté y me fui tan tambaleante y mareado que me tuve que afirmar de el marco de la puerta al salir. Mi mente daba vueltas. No pelee tanto como para dejarlo morir como una flor en el desierto. 

¿No?

No quiero sonar demasiado soñador.

Pero no quiero que esto acabe... 

Aunque me cueste todo salvarlo, haré lo imposible y lo posible al mismo tiempo. 

Llevamos recién dos meses como "novios" y de verdad, son los mejores dos meses de mi maldita existencia. Ojalá fuera más tiempo...

No quiero que nunca se vaya, nunca... Ahora es la persona que se robó mi corazón, completamente. 

-Body-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora