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Se siente extraño el poder sentir esto. 

Pero me encanta.

La verdad, esto es complicado, somos prácticamente novios, pero ni siquiera nos dimos cuenta de cuando pasó. Sólo nos besamos y nos tratamos como una pareja completamente normal. Me siento orgulloso de eso, la verdad. 

—Mingyu... Mañana no tengo nada que hacer. ¿Quieres venir a mi casa?—Pregunté mientras me acercaba a él, cuando ya había guardado mis libros. Estaba entusiasmado, mientras su cara estaba concentrada en el casillero. Tenía las tres estrellas pegadas en la puerta de este, y las pude ver mientras daba pequeñas vueltas a su alrededor esperando a que me mirara o respondiera.

—Mmmm... Tengo que ver, quizás hoy haga deporte, creo que tengo atletismo, pero en realidad no lo sé. Quizás me quede estudiando toda la tarde hoy y así voy a tu casa mañana. No lo sé en realidad.—Suspiró, cerrando su casillero.—Si tengo tiempo quizás puedo ir... No lo sé.—Se veía agotado. Lo entendía, obvio no lo obligaría a venir a casa sólo por mi capricho, claro que no. 

—No tienes que ir si estás muy cansado. Me preocupa que no descanses bien por simple estudio y tareas.—Hice un puchero, y una sonrisa floja se forjó en su rostro.

—Lo sé. Pero quiero ir a tu casa, extraño tener tiempo para ambos. Haré lo posible, pero no prometo nada. Me tengo que ir a entrenar.—Levantó el bolso del suelo, y me sonrió.—Vete con cuidado a casa, avísame cuando llegues, y come bien. Estudia y no te preocupes de nada. Te amo.—Besó mis labios con un dulce tirón en mi labio inferior.—Nos vemos, descansa y no te exijas demasiado.

Moví mi mano en forma de despedida, y se fue con su mochila y bolso al hombro. Se veía con más energías que antes, pero de todas formas, me sentía preocupado de todo lo que podía ocurrirle y que no quería decirme por simple miedo, o alguna otra cosa. Era entendible estar cansado, y no lo molestaría con mis ganas de estar a su lado un rato. En verdad me preocupaba si estaba agotado, si no tenía ganas de salir, o quería hacer otras cosas. Su vida no gira entorno a mi, y claramente era normal. 

Me tengo que ir a casa.

Tomé mis cosas, y con un suspiro liberado entre mis labios, me retiré. 

Me fui caminando, con una tranquilidad que me hacía liberar suspiros a cada rato, haciendo que mis pensamientos se perdieran al ver mi alrededor. Decidí tomar otro camino, pero no muy diferente. Lo conocía. Me fui a un pequeño parque, en donde mi madre me llevaba, me encantaba de pequeño. Revitalizaba aquellos recuerdos perdidos en la frágil memoria, me senté en un columpio, y me balancee todavía con la mochila en mis hombros. Me sentía cómodo, y el aire golpeaba mi rostro. 

Quizás me pasé unas dos horas, caminando sin rumbo. No sabía porqué, pero me había hecho bien para pensar y tener un rato para mi mismo. Algo completamente relajante y perfecto. Creo que lo necesitaba de verdad. 

Me levanté de una banca. Y cuando retomé el camino a casa, me encuentro con Mingyu, caminando, con un bolso a el hombro y la mochila colgando del otro. Se veía agotado. Caminé más rápido, y lo tomé por la cintura, tratando de sorprenderlo. 

—¿Wonwoo?

—No

—Claro que sí, pequeño.—Se dio vuelta y sonrió, tenía una leve capa de sudor en la frente y sus manos se sentían rasposas al tomar la mía. ¿Por qué estaba tan descuidado?

—¿Estás muy cansado? ¿Cómo estuvo el entrenamiento?—Pregunté tomando su bolso que se veía más pesado de lo que era realmente.

—Sí un poco... Estoy agotado, además tengo que llegar a estudiar, y terminar los deberes.—Suspiró, caminando otra vez. Su sonrisa floja y decaída no me daba buena señal.—Perdón por sobrecargarte con mis problemas, mejor me voy a casa. Tú también deberías. ¿Qué haces todavía aquí? Saliste hace como tres horas casi.

-Body-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora