-En cuanto le den el alta nos la llevamos a Sant Climent-susurra Belén convencida cruzada de brazos.
Cosme suspira lanzando una mirada de reojo a Aitana, pues le ha dado la sensación de que se ha movido.
-No podemos hacer eso.
-Me da exactamente igual-niega con la cabeza muy seria- Nos la vamos a llevar. Mírala cómo está-añade extendiendo el brazo señalando a Aitana que aún duerme con los labios entreabiertos, el flequillo despeinado y una vía en la mano izquierda-Si le ha dado una especie de infarto y no tiene ni 30 años.
-Tranquila-trata de acercarse físicamente a su mujer que da vueltas sobre sí misma- Han dicho que no ha sido nada.
-No me pidas que esté tranquila porque no puedo estarlo-murmura con la voz temblorosa, nublándosele la mirada-En una semana hace un año, por si se te olvidaba.
Cosme traga saliva con dificultad y baja la mirada al no poder sostenérsela a su mujer.
-No ha vuelto a intentarlo en todo este tiempo, tenemos que darle un voto de confianza para que poco a poco recupere su vida-recapacita con tono calmado- Estamos atentos a los señales. La otra vez no creímos de que de verdad estuviera hablando literalmente cuando decía esas cosas, pero ahora ya lo sabemos y estamos atentos- consigue avanzar hasta Belén sin que le rehuya acariciando sus manos- Está mejor.
Belén resopla alejándose de él de nuevo negando con la cabeza rascándose el puente de la nariz.
-¿De verdad me lo estás diciendo? Tú no te la encontraste inconsciente en el baño. A mi niña-dice clavándose el índice con ímpetu en el pecho- A mi pequeña. Y nosotros no supimos verlo. Hemos estado a punto de perderla dos veces, y me niego a que haya una tercera-dice en un tono algo más alto remarcando cada una de sus últimas palabras.
No pueden seguir hablando porque oyen cómo Aitana se revuelve en la camilla, abriendo los ojos con dificultad, acomodándose a la luz que entra entre las cortinas.
Al darse cuenta de que esa no es su casa ni la de ningún conocido se asusta. Está en hospital. ¿Qué ha pasado? Es la tercera vez que se despierta completamente perdida y desubicada en una habitación similar.
Le cuesta respirar no recuerda cómo ha llegado allí y tiene miedo de haber hecho algo de lo que después pueda arrepentirse.
Belén se apresura a tomar asiento en la cama al ver cómo sus ojos recorren con movimientos rápidos la habitación y respira con dificultad. Toma su mano entre las de ellas, acariciándosela para después acariciar su mejilla con delicadeza.
-Ey, cielo, ¿cómo estás?-pregunta con tono dulce y una sonrisa angelical mientras Aitana aún les mira algo confusa.
Cosme se coloca justo detrás de Belén de pie antes de hablar.
-Es normal que estés un poco desubicada ahora, te han puesto bastante medicación.
Aitana aún parpadea un par de veces. La cabeza le pesa mil toneladas y traga saliva. Su padre se da cuenta acercándole una botella de agua. Se incorpora levemente con la ayuda de su madre, tomándose el tiempo que traga agua para centrarse.
-¿Cuándo habéis llegado? ¿Cómo...?-murmura finalmente tratando de ordenar un poco su cabeza.
-Llegamos anoche bastante tarde-le explica Belén pasándole un mechón por detrás de la oreja- Nos llamó el chico que te trajo, Luis, que por cierto está ahí fuera. Dice que no quiere irse hasta ver que estás bien.
Aitana le mira con la mente aún algo turbia, tratando de recordar las últimas horas.
20 horas antes
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Canción Desesperada
Roman d'amourLos comienzos no siempre son buenos, las primeras impresiones tampoco.