Torcido (I)

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¡Hola! Puede que haya cosas del capítulo que no se entiendan del capítulo, pero la segunda parte va a relatar lo que pasó unas horas antes. Así podéis teorizar.

Gracias por seguir invirtiendo estos ratitos en leerme y escribirme. Nos leemos pronto.


- No tardo nada, ¿vale?

Aitana no muestra señal siquiera de que le haya escuchado, así que se baja rápido del coche y llama al telefonillo. Es Alba la que le abre la puerta con una sonrisa y dispuesta a lanzarse a sus brazos en cuanto le ve. Luis se carga la mochila al hombro mientras Alba se despide de Rubén y Noelia con besos y abrazos.

Alba habla entusiasmada en el ascensor explicándole lo bien que se lo pasó la tarde anterior en el cumple de un niño de su clase.

Luis detiene a Alba, que va cogida de su mano, antes de salir del portal. Se agacha frente a ella subiéndole levemente las gafas que se le caen por la naricilla.

- Cariño, hoy Aitana-en cuanto oye el nombre de la chica sus ojos se iluminan y duplican de tamaño- va a venir a casa con nosotros.

- ¿Podemos...?

- Pero está muy muy triste y muy cansada-le interrumpe haciendo que los ojillos de la niña se entristezcan- Así que tenemos que portarnos muy bien y no molestarla, ¿vale?

La niña se recompone rápido de su decepción asintiendo con la cabeza con fuerza. 

Sorprendentemente para Luis, Alba se sienta sin rechistar en su silla abrazando a Fipi y balanceando sus piernas pero sin decir nada. Pasa todo el camino en silencio, y Luis admira el corazón que tiene su niña con lo que le cuesta autocontrolarse. Luis sonríe para sí mismo mirando de reojo a Aitana, que tiene la vista perdido en un Madrid oscuro, apoyada en la ventana encogida contra ella.

Alba se queda medio dormida apoyada en su sillita, haciendo que las gafas se le levanten de la nariz.

-Ya estamos-le avisa a Aitana en un susurro, que parece no haberse dado cuenta de que el vehículo ha entrado en un parking y se ha detenido. 

Tampoco tiene un recuerdo muy claro de las últimas horas. Si es sincera no sabe qué fue lo que le llevó a pedirle a Luis que la sacara de allí. 

Sí sabe lo que fue, la desesperación y el agobio, pero no sabe por qué no se lo pidió a una de sus amigas y acudió a él, o si solo fue fortuito encontrárselo a él de frente cuando sentía que si no salía de allí explotaría literalmente.

-Cielo, ya estamos en casa-murmura desabrochando a Alba, cargándola en un hombro. 

Deja una caricia en su mejilla al ver cómo se abraza a su cuello, aunque sus bracitos no dan para sujetar también a Fipi, al cual Luis coge para que ella esté más a gusto. Saca la mochila del maletero colocándosela en el otro hombro.

Aitana sale del coche despacio y no es hasta que apoya el pie en el suelo cuando se da cuenta del dolor que le recorre el tobillo y que le obliga a cojear levemente.

-¿Puedes andar?- le pregunta Luis mirándola preocupado.

Ella asiente levemente con la cabeza, aguantando un gesto de dolor, siguiéndole hasta el ascensor. En el segundo en el que Aitana se apoya en la pared del ascensor, su mirada se pierde en la puerta metálica. Alba llama al piso y la mira curiosa durante unos segundos, contagiándosele la expresión la tristeza de Aitana. Luis se da cuenta y deja un beso en su mejilla para hacerla sonreír levemente.

-Ponte el pijama y cenamos, ratoncilla-dice dándole a Fipi para que vaya al cuarto a dejar sus cosas- Siéntate en el salón, que estarás más cómoda y ahora te llevo hielo-añade dirigiéndose esta vez a Aitana que se ha detenido un par de pasos después de haber cruzado el umbral de la puerta.

Canción DesesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora