Alba se despide de su madre algo más mimosa que de costumbre. Toma asiento junto a ella en el banco acariciando su vientre, que observa con atención esperando ver cómo cambia de forma por una patada. Noelia sonríe enredando sus manos en el pelo de Alba.
-¿Le das un besito al bebé antes de irte con papá?-pregunta haciendo que Alba alce la cabeza para mirarla antes de asentir con la cabeza con fuerza.
Besa su vientre con fuerza sobre la tela del vestido ante la enternecida mirada de todos los adultos.
A continuación, Alba se pone de rodillas en el banco abrazándose al cuello de Noelia.
-Te quiero, mami-dice haciendo que Noelia sonría ampliamente atrayéndola hacia su cuerpo con sus brazos.
-Yo también, mi amor.
Finalmente, Alba se separa de Noelia, pero es que es el día de la Madre y lleva todo el día colgada de Noelia. También influye un poco que han comido con su familia materna y la familia de Rubén, y el centro de conversación han sido mayoritariamente los escasos dos meses que quedan para que el bebé nazca.
Alba camina paseando a su muñeca junto a Luis por el parque explicándole la manualidad que ha hecho en el colegio para su madre.
Con algo de ayuda de Martín y la profe, ha consiguido sorprender y ganarse un montón de mimos de su madre con una tarjeta de felicitación con relieve y un montón de purpurina.
Ha sido un día largo y de muchas emociones y mucha gente, así que cuando Alba empieza a ralentizar el paso, Luis decide que lo mejor será ir encaminándose hacia casa.
Paran en un banco cerca de la salida del Retiro para descansar un rato y que Alba meriende.
Alba insiste en hacerlo con la muñeca sentada en su regazo, porque es su bebé y tiene que cuidarlo. Luis teme que el pijama de la muñeca acabe lleno de zumo cuando Alba localiza a Aitana a pocos metros de ellos, alzando la mano para saludarla.
Aitana se acerca sonriendo tímidamente hasta el banco.
-Aquí, Aiti-dice señalando el trozo de banco vacío a su lado.
Luis finge enfadarse frunciendo el ceño ante lo que Aitana no puede más que encogerse de hombros y sonreír obedeciendo a la pequeña.
Por unos minutos, Luis es mero espectador de la burbuja que han conseguido crear las dos con una complicidad que no deja de sorprenderle.
Está orgulloso de las dos, de cómo cada una en su propia batalla avanza despacio pero con paso firme.
Tan embobado se queda, que no se da cuenta de que Alba lleva un rato llamando su atención para decirle que cuide de la sillita de su muñeca mientras va a tirar el zumo a la basura, al tiempo que deja al bebé en el regazo de Aitana.
-Hola, eh-dice Luis arrastrándose por el banco hacia la chica, que con una sonrisa hace lo mismo.
-Hola-susurra intuyendo que los labios de Luis están a punto de rozar los suyos en un beso fugaz.
-¿Te has echado la siesta al final?
-Y no veas lo bien que me ha sentado. La necesitaba-se muerde el labio provocando que él suelte una carcajada tratando de recordar a qué hora finalmente cayeron rendidos sobre las sábanas después de una película que les tuvo a los dos 100% atentos a ella y el par de asaltos que presenció el sofá cuando esta acabó.
-Eras tú la que no quería irse a dormir.
-No te oí quejarte- se encoge de hombros dejando una caricia en su pierna mientras Alba se acerca a ellos y coge a la muñeca de sus brazos con movimientos cansados.
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Canción Desesperada
RomanceLos comienzos no siempre son buenos, las primeras impresiones tampoco.