Para cuando Luis aparece con Alba aún remoloneando escondiéndose en su cuello, Aitana ya ha colgado las sábanas y compartido un té con su madre. Afortunadamente la tensión con sus padres es ahora inexistente y han hecho borrón y cuenta nueva para volver a abrazarla en cuanto se han despertado y le han visto.
Es cierto que por un segundo Belén casi escupe el trago de té que acaba de dar al verles aparecer, o más bien, al ver a Alba enfundada en ese pijama que con tanto cariño compraron para Lucas y que solo tuvo ocasión de verle puesto una vez cuando se lo probó y todos coincidieron en que habría que esperar para que le sirviera.
Como acto reflejo se gira hacia su hija, que sonríe levemente a Luis cuando este intenta separar a Alba de su cuello para que se siente en una silla y desayune, pero ello se aferra con aún más fuerza, evitando que la aleje de su cuerpo.
Belén entiende que si Aitana parece así de tranquila y no hace ningún comentario es que es muy probable que haya sido ella misma quien les haya dejado el pijama.
-Buenos días, Luis- saluda Belén reaccionando finalmente- Me alegra verte otra vez, y encima bien acompañado-sonríe poniéndose en pie para saludarle acariciando la espalda de Alba.
-Lo mismo digo, muchas gracias. Bueno, es que a alguien le gusta mucho dormir, ¿verdad, ratoncilla?-dice haciéndole cosquillas a Alba en las costillas- Dile hola a la mamá de Aitana que nos ha invitado a quedarnos en su casa, peque.
La niña duda un poco aún escondida en el cuello de Luis pero finalmente se gira mirándola algo tímida.
-Aún está despertándose, déjala-le quita importancia Belén, que se acerca hasta el armario de la cocina- He comprado un par de tipos de cereales, y también hay galletas porque no sé qué le gusta más, y Aitana no te preguntaba.
Aitana rueda los ojos y suspira ya que su madre no puede verla, pero Luis sí, que sonríe ante el gesto de Aitana.
-Sí le pregunté, mamá, y me dijo que no te molestaras.
-Y es verdad-confirma él cediendo finalmente a que Alba se siente sobre sus piernas para desayunar- A Alba le gusta prácticamente todo.
Belén les ignora a ambos y coge todo lo que compró hace un par de días en el supermercado después de que Aitana le explicara sus planes para el fin de semana. Sonríe con ternura a la pequeña que aún la mira algo cohibida agazapada en el regazo de su padre.
-¿Qué prefieres?-pregunta Belén poniéndole enfrente más de una opción, pero la mirada de Alba se ha dirigido a los cereales de chocolate en cuanto en entrado en su campo visual. Alza el dedo índice incorporándose y señalándolo.
Belén le calienta la leche a la pequeña y un café a Luis, mientras este le insiste a la niña que ya es mayor y tiene que sentarse en su propia silla para que Aitana y su madre vean como come ella solita. Finalmente acaba cediendo cuando Belén deja frente a ella los cereales y la leche.
- Alba-le llama Luis antes de que coja la cuchara y dirige una mirada a Belén para que Alba entienda qué es lo que quiere que haga.
-Gracias-dice con un hilillo de voz con cierta vergüenza a lo que Belén contesta con una sonrisa y una caricia en su mejilla antes de servirle cereales.
No más de una hora y media después, Luis conduce siguiendo las instrucciones de Aitana. Alba mira fascinada por la ventana . Se ve el mar.
No ha dudado en alzar la mano para alcanzar las llaves cuando Aitana le ha pedido que condujera él. Las intenciones le han temblado un poco más cuando ha visto colgando de ellas un llavero fabricado por una mano infantil.
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Canción Desesperada
RomansaLos comienzos no siempre son buenos, las primeras impresiones tampoco.