Ingeniero de patinetes

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¡Hola! Siento no haberos avisado de que iban a pasar unos días hasta que pudiera subir capítulo nuevo. Juro que se me ha hecho largo y en realidad ha pasado poco más de una semana.  Siento también deciros que a partir de ahora el ritmo va a ser este. He sacado este huequito para subiros este capítulo que, la verdad pensé no iba a poder subir hasta el fin de semana, pero quería publicarlo como autorregalo de cumple.

Este capítulo empieza el jueves por la noche, el día antes del capítulo anterior cuando Noelia, Luis y Alba van a celebrar el cumple de la niña. Después pasamos al sábado y el domingo. Espero que no sea mucho lío.

Muchísimas gracias por seguir ahí capítulo tras capítulo, por el apoyo y los comentarios que siempre me sacan una sonrisa. Espero que disfrutéis mucho de este capítulo. Nos leemos pronto (espero).


Miriam llega a casa con la sonrisa puesta, aún casi riendo recordando el último chiste malo que ha oído de la boca de Roi antes de despedirse hace unos minutos. No puede negar que le sorprende que haya luz en el salón cuando se adentra en el piso. Casi tropieza con las cajas que ella misma ha ayudado a mover a Aitana hasta la puerta y que mañana Ana le ayudará a llevarse a su nuevo hogar.

Asoma la cabeza por la puerta del salón y encuentra a Aitana envuelta en una manta concentrada en el catálogo de Netflix en la pantalla.

- ¿Duermes aquí?-pregunta algo asombrada.

Aitana asiente con la cabeza y se sube las gafas que se le habían resbalado por el puente de la nariz.

- Sí. Luis va a pasarse a ver a Roi, ya está mejor- aunque intenta sonar despreocupada, no puede negar el apuro que le produce articular esa frase en voz alta.

Además, no es el único motivo. Es su última noche juntas viviendo bajo el mismo techo. A pesar de que sea algo simbólico, sabe que Miriam ha sido una de las piezas fundamentales en los pasos que ha podido ir dando últimamente y no sabe cómo devolvérselo. 

Miriam es su bastón, su hombro y su amiga. Ha sido hogar, literalmente, durante más meses de lo planeado. Y ante el vértigo enorme que siente ahora mismo, Miriam es la calma de una voz conocido y un abrazo a tiempo.

Justo en ese momento suena el microondas.

- ¿Puedes traerlas, porfa?-dice agazapándose más bajo las mantas- He puesto de las dulces, que sé que te gustan más.

Miriam sonríe enternecida ante el detalle. No solo el de las palomitas, también el querer compartir esa última noche como lo han hecho muchas más durante los últimos meses, envueltas con la misma manta compartiendo un bol de palomitas, alegrías y penas. 

Cuando quieren darse cuenta, las palomitas ya van por la mitad y en la tele no se reproduce ninguna película. Sin saber muy bien cómo, se ve envuelta en una conversación de esas que tan fácilmente fluyen con Miriam. 

Recoloca el cojín para darse tiempo para pensar y encontrar las palabras para expresar ese extraño sentimiento que tiene.

-No me agobia él, ni cuando estoy con él-asegura tratando de explicarse- Pero que quizá esté estoy muy rápido, que quizá es pronto, igual no estoy lo suficientemente bien, ¿y si todo esto es solo un capricho mío?-pregunta preocupada pasándose la mano por la cara. Se muerde el labio y una leve sonrisa lucha por invadir su boca- Pero es que luego estoy con él y es-se encoge de hombros llena de timidez pero también segura de lo que siente- No sé, surge solo y todo está bien.

Es comprensible que de vez en cuando le surjan dudas. No sobre lo que siente. Eso lo tiene lo tiene claro y su cuerpo se le recuerda cada vez que le tiene cerca e incluso cuando le echa de menos. Pero todo ha pasado muy rápido aunque le dé la sensación de que ha pasado mucho tiempo. Si echa cálculos ve que no. No le ha costado acostumbrarse. 

Canción DesesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora