Su calma y su sueño se ven interrumpidos por el ruido más odioso del universo. Cuando nota el cuerpo de Aitana revolverse levemente junto al suyo, es el momento en el que por fin alarga el brazo para apagar la alarma de su móvil, odiando al despertador aún más por haberle hecho separar el brazo de la espalda desnuda de Aitana donde descansaba.
Se incorpora contra el cabecero pasándose las manos por la cara para desperezarse, con la vista perdida en la constelación de lunares a la altura de la tercera vértebra torácica de Aitana y su melena cayéndole desordenada hacia el lado.
Consigue levantarse de la cama casi sin que el colchón se inmute, o al menos es lo que él cree, para dejarle a Aitana disfrutar esos apenas quince minutos que quedan para que suene su despertador.
Noelia le ha invitado a desayunar, así que en apenas cinco minutos ha terminado de despejarse lavándose la cara en el baño y se ha vestido, cogiendo una camiseta de reserva que ocupa un espacio mínimo en la mesilla de noche de su lado de la cama de Aitana.
Mientras se viste, ve cómo el cuerpo de Aitana pelea por despertarla. Sonríe al ver cómo sus ojos cerrados ahora se dirigen hacia donde está él.
Hinca una rodilla en la cama para llegar hasta ella, agachándose a la altura de su espalda. Deja un camino de besos por sus cervicales hasta que llega a su cuello, provocando que un escalofrío recorra el cuerpo de Aitana, que se encoge levemente con cada milímetro de la piel de su cuerpo erizada.
Sus labios se curvan en una sonrisa mientras Luis deja un beso en su hombro antes de acariciarle la mejilla a la que tiene acceso con el pulgar.
- Me voy ya. No tienes mucho margen para remolonear, dormilona-Aitana ríe débilmente aún con los ojos cerrados- Te veo luego en la oficina-se despide dejando un beso en su mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios.
Es al intuir que el cuerpo de Luis va a alejarse del suyo, cuando le agarra con la mano la camiseta, deteniéndole para reclamarle una despedida más. Abre los ojos lo que el sueño le permite buscando su boca, en la que no tarda en enredarse.
- Así sí. Espero que vaya todo bien. Luego me cuentas. Dale un beso enorme a la peque de mi parte-dice dejando una caricia en la mejilla de Luis, que asiente con la cabeza y le coge la mano donde deja un beso antes de ponerse de pie y salir finalmente de la habitación.
Noelia le recibe con una sonrisa cansada y probablemente poco sincera pues de siempre los dos han odiado madrugar. Los nervios se le instalan en el estómago a él también después de saludarla y adentrarse en el piso. Las ojeras bajo su mirada denotan que no ha podido descansar la noche anterior.
- Me cuesta mucho dormir con este barrigón-comenta dejando una caricia en su vientre- Ya la he despertado, pero está remoloneando-comenta bajando algo la voz al encaminarse a la habitación de Alba, que tiene la persiana medio subida y se ha escondido debajo de las sábanas para tratar de huir de los rayos de luz que le impiden dormirse otra vez.
Los dos comparten una sonrisa ante la estrategia de la pequeña. Noelia se sienta sobre la cama a su lado acariciando el cuerpo de la niña sobre la sábana.
- Amor, vamos a llegar tarde, tienes que levantarte ya-dice con tono suave mientras Luis se agacha a su lado- Mira quién ha venido a desayunar contigo.
Alba ha oído de lejos la voz de su padre y, en otra ocasión, hubiera corrido hasta él, pero sabe que si su padre ha venido a casa es porque van a ir los tres juntos al médico y ella no quiere ir.
Luis se adelanta al intento de Noelia por coger a la niña. Cuando Luis la destapa y se levanta para cogerla en brazos siendo el detonante de los que ambos intuyen son solo los primeros sollozos del día. Alba patalea y llora hasta que Luis la coge en brazos balanceándose para que se tranquilice.
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Canción Desesperada
RomanceLos comienzos no siempre son buenos, las primeras impresiones tampoco.