Tiene un mal presentimiento. A decir verdad, lo tiene desde hace unas semanas. Pero luego mira al otro lado de su cama, de su asiento, de su despacho y todo está bien. O al menos lo parece. Aitana le dedica una sonrisa que le roba el aliento y que le dura hasta el próximo escalofrío.
Trata de analizarlo, pero es que no hay pruebas. Siente que están ahí, pero no las encuentra cuando las busca. Han discutido por la basura y por cómo colocar las platos en el lavavajillas. Y por poco más, si es que a eso se le pueden llamar discusiones.
El primer día de colegio siempre es algo caótico y aunque Alba se ha pasado la mitad del verano levantándose a la misma hora que su padre para que le llevara a casa de Noelia, se le han pegado las sábanas y ha tenido que sobrellevar la primera rabieta del día.
La segunda no ha tardado en llegar cuando ha caído en la cuenta de que Aitana no ha dormido con ellos ese día y no va a poder hacerle las trenzas que quería.
La tercera desilusión llega cuando su madre pasa a buscarles sola y Alba hace pucheros porque había imaginado que Hugo también la acompañaría al colegio y podría enseñarle el sitio donde tan bien se lo pasa y presentarle a sus amigos de clase.
- Cariño, es que estaba muy dormidito y es muy pronto para que él salga de casa- trata de mediar Noelia acariciándole la mejilla, pero la pequeña no va a ponérselo fácil.
-No pongas ese morrito, que enseguida vas a verle-trata de animarle Luis, aunque supone que para Alba, que ha pasado todas las mañanas desde que nació con él, no va a ser fácil acostumbrarse a verle semanalmente a partir de ahora- Además, en el cole te lo vas a pasar genial con Martín todos los días.
Para qué engañarse, no es mejor su argumento. Alba prefiere ver a Martín en su piscina que en el colegio.
El momento en el que Alba tiene que soltarse de las manos de los dos se alarga porque la niña se queda inmóvil y duda.
- Coge a Polly y entra en clase, que la profe te está esperando-dice Noelia tendiéndole el peluche agachada a su lado pasando un pelo por detrás de su oreja. Alba abraza al peluche contra su cuerpo y les mira a los dos con los ojillos llenos de lágrimas- Te lo vas a pasar muy bien, mi amor. Ya lo sabes. Van a ver todos lo valiente que fuiste en el hospital y lo bien que has cuidado de Polly.
Luis le limpia las mejillas con los dedos antes de llenarlas de besos haciendo que la niña se retuerza por las cosquillas que le provoca el roce de su barba.
- Aupa-le pide a Luis en un murmuro lleno de dulzura al que su padre no sabe negarse.
A esa altura, desde los brazos de su padre, se siente algo más segura y aunque aún pregunta un par de veces por qué no puede quedarse con su madre y Hugo como otros días, cuando llegan a la puerta y ve el interior del aula decorada y a sus compañeros, parece que su curiosidad y predisposición a quedarse aumentan.
Noelia aprovecha para besar sus mejillas y desearle que tenga un buen día. Luis la baja de sus brazos y la niña abraza las piernas de su profesora como saludo, ya que en realidad hace muchísimo que no la ve desde que fue a visitarla al hospital.
Junto a los percheros, un par de niños parecen interesarse por Martín, que deja de prestarles atención cuando repara en la presencia de Alba.
- Alba, mira-dice alzando el brazo donde sujeta una mochila con un pingüino muy similar al que Alba aún lleva entre los brazos y tiene todas las papeletas de convertirse en la envidia de toda la clase.
Luis y Noelia aprovechan que la niña parece interesada en el objeto para despedirse rápidamente de ella e irse antes de que a ella le dé tiempo a procesar que se van y la dejan allí.
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Canción Desesperada
RomanceLos comienzos no siempre son buenos, las primeras impresiones tampoco.