Jeonghan entró en el coche cuando Seungcheol dio marcha atrás bruscamente, logrando sacar el todoterreno del cobertizo. Sin perder ni un segundo, aceleró a todo gas y salió a la carretera en el momento en que empezaban a llegar los coches de bomberos. Ninguno de los dos pronunció palabra mientras el mayor apretaba el acelerador a fondo. Seungcheol nunca había estado tan asustado en su vida.Después de la curva, venía el sendero de gravilla. Se metió en él con brusquedad y las ruedas del vehículo patinaron. El todoterreno paró, pero él volvió a acelerar. Más arriba, avistó las dos cabañas, con las luces encendidas en las ventanas de Jeonghan. No había rastro del coche de Jungjae.
Seungcheol respiró aliviado. En su estado de ansiedad, ni se había dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración.
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Jungjae se despertó de golpe al oír un coche que se acercaba por el sendero de gravilla. Pensó que era la policía, y automáticamente buscó su pistola. Lanzó un grito cuando se dio cuenta de que el arma había desaparecido. Estaba seguro de que la había dejado en el asiento delantero, pero ahora no estaba allí. Nada de todo eso tenía sentido.
Se apeó del coche y miró hacia la carretera con atención. El todoterreno apareció súbitamente, el mismo que casi lo había embestido en el aparcamiento de la tienda. Vio que el vehículo se detenía y que Jeonghan se bajaba de él. Al principio no podía creer su buena suerte, pero entonces recordó que vivía en aquel lugar y que esa era la razón por la que estaba precisamente allí.
Sus manos temblaban sin parar cuando abrió el maletero y sacó una barra de hierro. Vio a su esposo y su amante corriendo hacia el porche. Jungjae avanzó a saltos y a trompicones hacia la casa con cansancio, aunque no era capaz de detenerse porque Jeonghan era su esposo.
Él lo amaba y el chico de grandes orejas tenía que alejarse de ellos. Debía desaparecer.
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Llegaron a la puerta justo en el momento en que Chan la abría, y tan pronto como vio a su hijo, Seungcheol lo abrazó con fuerza. Samuel salió de su escondite detrás del sofá y corrió hacia ellos. El mayor también le abrió los brazos a Sanuel, estrechando a sus hijos cariñosamente. Jeonghan permanecía de pie en el umbral de la puerta, contemplando la escena con lágrimas de alivio en los ojos. Al cabo de unos instantes, el más pequeño fue hacia él para abrazarlo también. Jeonghan dio un paso hacia delante, lleno de alegría.
Perdidos en aquel océano de emociones, ninguno de ellos se dio cuenta de que Jungjae acababa de aparecer junto al umbral de la puerta, con la barra de hierro alzada. Arremetió contra la espalda del amante de su esposo con fuerza, y este cayó fulminado al suelo. Los niños tropezaron cuando intentaron retroceder y cayeron de espaldas. Sus caritas reflejaban el inmenso susto y horror.
Jungjae oyó el golpe contundente de la barra, notó la vibración en su brazo. El chico de grandes orejas estaba tendido en el suelo.
Jeonghan estaba helado.
En aquel instante, Seungcheol y los niños eran lo único que le importaba, e instintivamente se arrojó sobre Jungjae y lo empujó con todas sus fuerzas. Solo habían dos peldaños en el porche, pero bastaron para que el castaño perdiera el equilibrio y cayera de espaldas. Se giró histérico.
—¡Cierren la puerta! —gritó, y esta vez fue Samuel el que reaccionó primero, aunque asustado y sin dejar de llorar.
La barra de hierro había salido volando por los aires. A Jungjae le costó mucho volverse a levantar. Jeonghan alzó la pistola, apuntándole directamente cuando el otro consiguió ponerse de pie. Este se tambaleó, a punto de perder el equilibrio de nuevo, con la cara tan blanca como un esqueleto. Parecía incapaz de centrar su mirada.
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My Haven ➳ Jeongcheol
Fiksi Penggemar"Cuando Yoon Jeonghan apareció en la pequeña localidad de Yeosodo, en Corea del Sur, su precipitada llegada provocó muchas preguntas y dudas sobre su desconocido pasado. Él es alguien hermoso, no le gusta lucirse y tiene una determinación obstinada...