El sábado amaneció con un cielo completamente azul, pero muy pronto las nubes hicieron acto de presencia. Grises y gruesas se compactaban y retorcían con el viento que arreciaba cada vez con más fuerza. La temperatura empezó a caer en picado, y cuando Jeonghan salió de casa, tuvo que ponerse una casaca.La tienda quedaba a unos dos kilómetros de su casa, a media hora andando a paso ligero, y sabía que tendría que apresurarse si no quería que lo pillara la tormenta.
Llegó a la carretera principal justo cuando retumbaba el primer trueno. Empezó a caminar más deprisa, notando cómo el aire se volvía más pesado a su alrededor. Una camioneta lo adelantó a gran velocidad, levantando una nube de polvo a su paso, y Jeonghan se apartó de la carretera para seguir caminando por el arcén sin asfaltar.
Se dejó llevar por el ritmo decidido de sus pasos y de repente, empezó a darle vueltas a la conversación con Iseul. No acerca de lo que le había contado de sí mismo, sino sobre los comentarios que su nueva amiga había hecho referentes a Seungcheol.
Se dijo que ella no sabía lo que decía.
Mientras que él simplemente había intentado entablar una conversación, ella había tergiversado sus palabras hasta otorgarles un sentido que no se ajustaba a la realidad. Era cierto que Seungcheol parecía un hombre afable, y tal y como Iseul había dicho, Samuel era un muñequito, pero Jeonghan no se sentía atraído por él. Apenas lo conocía.
Desde que Chan se había caído al río, tan solo habían intercambiado un par de palabras, y lo último que quería era iniciar una relación amorosa.
¿Por qué tenía la impresión de que lo querían emparejar con él? No estaba seguro, aunque tampoco le importaba.
Se alegraba de que aquella noche fuera a pasar un rato a su casa. Un par de amigos solos, compartiendo unas copas de alcohol... Sabía que no era una velada tan especial. Otras personas hacían cosas similares todo el tiempo... De acuerdo, quizá no todo el tiempo, pero la mayoría de ellas probablemente sentían que podían hacerlo si querían, y suponía que eso era lo que marcaba la diferencia entre él y la gente.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que no hacía algo que se le antojara?
"Desde mi infancia", admitió para sí.
Desde aquellos días en los que colocaba peniques en las vías del tren. Pero no había sido completamente sincero con la chica. No le había contado que a menudo iba a las vías del tren para escapar de los gritos de sus padres cuando se peleaban, de los insultos y reproches con que se atacaban el uno al otro. No le había contado que en más de una ocasión se había visto atrapado en medio de aquel fuego cruzado, y que cuando tenía doce años recibió un golpe en la cabeza con una bola de cristal de adorno que su padre le lanzó a su madre. Le provocó un corte y estuvo sangrando durante varias horas, pero ni su madre ni su padre mostraron ninguna inclinación por llevarlo al hospital.
No le contó que su padre se comportaba como un verdadero energúmeno cuando estaba borracho, o que jamás invitaba a ninguna amistad a su casa, ni tan solo a Dongjin, ni tampoco que no había podido especializarse en Ciencias porque sus padres opinaban que era una pérdida de tiempo y de dinero. Mucho menos que lo echaron de casa el día en que se graduó.
Pensó que igual algún día le contaría todas esas cosas. O quizá no. Tampoco le parecía tan relevante.
¿Y qué, si no había tenido una infancia dorada? Sí, sus padres eran alcohólicos y a menudo se quedaban sin trabajo, pero aparte del accidente con la bola de cristal, jamás le habían hecho daño. No, no le regalaron un coche cuando cumplió dieciocho años ni nunca le organizaron ninguna fiesta de cumpleaños, pero jamás pasó hambre, y en otoño, por más que pasaran apuros económicos, siempre le compraban ropa nueva para el colegio.
ESTÁS LEYENDO
My Haven ➳ Jeongcheol
Fiksi Penggemar"Cuando Yoon Jeonghan apareció en la pequeña localidad de Yeosodo, en Corea del Sur, su precipitada llegada provocó muchas preguntas y dudas sobre su desconocido pasado. Él es alguien hermoso, no le gusta lucirse y tiene una determinación obstinada...