capitulo 14

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Capítulo 14

En la comodidad de mi habitación, después de tres horas de que Giles me dejo en mi casa, estoy acostada en mi cama viendo una película en la computadora. Lexy no está. Georgina no está. Estoy sola, es intimidante porque a mí nunca me ha gustado estar sola en un lugar tan grande pero hace unos años supere a medias ese miedo, después de pasar dos días en una cabaña en medio de la nada, con un lago y bosque alrededor. Fue una de las peores experiencias que he tenido, porque por alguna razón desde pequeña no le temo a la oscuridad, si no a no estar sola...

Mi teléfono comienza a vibrar insistentemente, ya llevaba así toda la noche. Había sonado ya unas 5 veces pero igual no lo agarraba. Esta vez decido agarrarlo y veo el nombre de Adler Miller en la pantalla y ruedo los ojos. ¿Qué querrá Adler ahora?

– ¿Qué quieres Adler? –Conteste – ¿estas consiente de que son las 3 de la mañana, no?

–Jade, está muerta –dijo en un sollozo lleno de temor.

–Espera, ¿Qué? ¿Quién? –quede inmóvil, él no estaba hablando de un chico, estaba hablando de una chica...

–Es Laia –ahora lo dijo llorando. Por alguna razón la voz de Adler se escuchaba ahogada y llena de dolor –la mataron, Jade.

–Espérame justo ahí –le ordene. Era obvio que la persona que la mato ya no estaría ahí, ya hacia como media hora desde que m teléfono estaba sonando.

Cerré la llamada y llame de inmediato a Giles. Necesitaba su ayuda, en primer lugar porque necesitaba un hombro donde llorar. No importaban las intenciones que yo tuviera con Leia, ella había sido una de las mejores a migas que alguien podría tener, siempre alegre, preocupada por los demás, honesta y siempre trataba de ayudar en todo lo que pudiera. Sus padres parecían haberle dado una muy buena educación a esa chica porque yo en el fondo de mi corazón la llegue a querer. Y en segundo lugar porque necesitaba un transporte, Lexy se había llevado mi carro porque Mathew iba a estar ocupado y no la podía llevar.

Giles no me contestaba el teléfono asique fui prácticamente corriendo hacia su casa. La calle estaba vacía, era un desierto nocturno pero en vez de arena con asfalto. Toque la puerta repetidas veces, me asome por el vidrio que había a un lado de esta y lo vi venir con toda la calma del mundo. Me estaba hirviendo la sangre, odio que la gente camine tan lento y más en una situación como esta. Cuando abrió la puerta ni siquiera lo salude, entre sin previo aviso y me dirigí a la cocina a buscar un vaso de agua.

–No lo tomes a mal, Jade, pero ¿Qué haces en mi casa a las 3 de la mañana? –me dijo mientras caminaba detrás de mí.

–Maldición Giles, te he llamado más de 10 veces y no coges el teléfono ¿Qué estabas haciendo? –le dije virándome hacia él, parece que ya no necesitaba el vaso de agua.

–Lo siento –me encogió de hombros –estaba jugando Xbox y mi teléfono estaba aquí en la sala –señaló la mesita donde descansaba su teléfono.

–Nos tenemos que ir ya mismo –le dije empujándolo había la puerta –esto es grave, Giles –dije sollozando ahogadamente.

–Ey, Ey, ¿Qué te pasa? –se giró hacia mí y me tomo por las mejillas.

–Mataron a Laia, Giles –le dije llorando –la mataron –no podía evitar llorar, yo puedo ser todo lo que quieras pero me duele cuando una persona tan buena muere, una persona tan llena de luz y en el primer nivel de su vida...

– ¿Qué? –Dijo pelando los ojos – ¿Cuándo paso?

–Hace como media hora o 40 minutos, necesito que me lleves ya –le dije secándome las lágrimas.

I N S I D EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora