capitulo 30

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Giles Swift

Caminé hasta mi casa pensando en la partida que jugaría. Le había prometido a Jade que Ryley no sería un problema, y de verdad lo sentía, muy en el fondo, pero lo sentía. Ryley no es fácil de manejar, asique terminaría con esto tan rápido como empezó.

Abrí la puerta y todo estaba oscuro, no había nadie. Me fui a dar un baño y me cambie la ropa a unos tenis negros, jogger negro y un abrigo. Tome las llaves de mi auto y fui a la casa de Adler. Agarro mi teléfono y le marco a Adler para que le informara a Ryley que quería hablar con ella.

La carretera estaba cada vez más oscura. Tal vez ya empezaba a entender por qué Adler vive al otro lado del mundo. Siempre me había parecido raro, pero me daba igual.

En la oscuridad comencé a pensar en Jade. No quería hacer nada para herirla, iba a ser difícil, pero iba a dar lo mejor de mí para evitarlo. Ryley iba a ser difícil y tal vez tendría que hacer algo de lo cual no voy a estar orgulloso.

Las pequeñas luces empezaron a salir y me di cuenta que ya había llegado. Parqueé el auto fuera de su casa y me bajé a tocar el timbre. Escuché pasos acercándose y en ese preciso momento me arrepentí de estar haciendo esto.

– ¿Qué está haciendo Giles Swift aquí? –dijo Ryley con la misma picardía que siempre había tenido.

– ¿Qué Adler no te dijo que quería salir contigo? –le dije encogiéndome de hombros. Ella alzó una de sus cejas y sonrió. Nos quedamos mirándonos por unos minutos. Se veía igual de guapa que siempre. No había cambiado nada en ella. Con excepción de que se volvió una maldita estos últimos años.

–Vamos –dijo mientras salía de la casa. Mi di cuenta que el auto ya estaba abierto en cuanto la vi dentro. Caminé con calma hasta el auto y subí. Arranqué y agradecí que no me preguntara a donde íbamos porque ni siquiera yo sabía.

– ¿Adler te dijo que yo venía? –pregunté para suspender el silencio incomodo, mis ojos puestos en la carretera. –te veías sorprendida cuando te dije.

–Sí me lo dio –algo en su voz no sonaba igual de chispa que hace unas horas –lo que si me sorprende es que quieras hablar conmigo cuando estas con Jade.

–Todo sucedió muy rápido –fue lo único que se me ocurrió decir.

–La chica parece tener porte –se rio entre dientes. Sentí su mirada sobre mí –justo como te gustan.

–Es más débil de lo que aparente –dije y me metí una cachetada mental. Ella me miró y asintió con una sonrisa en su cara. Ya tenía en mente a donde iría. La playa me parecía un lugar perfecto para estar con Ryley. Teníamos historia en la playa. Tal vez y ceda. Entré al territorio de la playa y Ryley me miró sorprendida. La miré y sonreí –vamos, tengo cosas que contarte.

Nos bajamos del auto y el olor a sal del mar me llenó las fosas nasales. Me traía tantos buenos recuerdos. Jade me vino a la cabeza. Tan hermosa y sonriente corriendo por la arena mientras me alentaba a que la persiguiera. El recuerdo se volvió vago en el momento en que Ryley habló.

–No me has dicho por que querías salir conmigo –la miré y exhale. Traté de encontrar las mejores palabras.

–Jade es algo inestable –no mentí –en el momento en el que te vio su mundo tembló. –ni una sola palabra fue mentira. La miré y no parecía culpable, se veía llena –jamás le había hablado de ti. No quería que supiera que seguía amando a alguien más. Porque si en algún momento le hubiera hablado de ti, estoy seguro que muchas cosas, muchos recuerdos vendrían a mi mente y no podría parar de pensar en ti. –mentira, mentira, mentira.

–Si de verdad me seguías amando –se detuvo y me miró – ¿por qué no regresaste por mí? –su voz se quebró – ¿Por qué no luchaste por mí? –una lágrima se asomó en su mejilla y se la enjuagó rápidamente – todo este tiempo estuve esperando por ti y en el momento en que supe dónde te encontrabas no pude evitar ir por ti. Cuando te vi con ella mi mundo se vino abajo. –Comenzó a llorar y traté de no verme sorprendido –yo te amo, Giles, y verte con alguien más me parte el alma. Tú eras todo para mí, eras mi universo entero. Todo lo que tenía te lo hubiera entregado son pensarlo dos veces. –estas últimas palabras me pegaron muy fuerte. Puede que le estuviera mintiendo, pero era ser humano y amaba a alguien.

Me acerqué a ella y la abracé. La abracé pensando en alguien más. La abracé tan fuerte que por un segundo tuve miedo de romperla. Ella seguía sollozando en mi pecho y dejé que se desahogara. Puse mi barbilla en cabeza y respiré hondo. Lo que venía no me iba a agradar. Pero era mi trabajo. Después de unos minutos dejó de sollozar.

–Ryley –llame su atención. –el otro día estaba pensando en Jaron. –Ella subió su mirada hasta la mía y junto sus cejas –pensé que tal vez tendrías su contacto.

–Fue por eso –dijo con ironía. Caminó más adelante y se giró – ¿fue por eso, no?

Respiré hondo y le respondí. No tenía que decirle más mentiras. Solo necesitaba el contacto de Jaron. –Sí –me pasee la mano por el cabello sin paciencia –, pero todo lo que te dije es verdad. Ni una palabra que salió por mi boca fue mentira.

– ¿Cómo sé que eso es cierto? –dijo después de girar los ojos.

– ¿alguna vez te he mentido? –fue lo mejor que pude decir. Yo podía haber sido muchas cosas, pero mentiroso no fue una de ellas.

Me miró a los ojos y asintió

–no. –sacó su celular y me mostró el contacto de Jaron. No dude dos veces en anotarlo. –asique, ¿Dónde nos deja esto?

–En la misma posición que antes –le respondí y me giré para caminar hacia el auto. – ¿vienes?

– ¿me acabas de utilizar? –dijo algo dolida.

–Claro que no. –Me reí –pude habérselo pedido a tu hermano, pero quería verte.

Negó con la cabeza. Y me siguió. 

I N S I D EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora