capitulo 24

173 8 1
                                    


Giles Swift

Habían pasado tres días desde que Jade se había ido súper cabreada de mi casa. Y no la culpaba, soy un completo capullo. No fui a la escuela esos días, pero me decidí en ir hoy. Que podía pasar. ¿Quedarme en física? Me daba igual.

–Mama ya me voy –me pasee por la cocina a buscar alguna fruta –dile a papa que me vaya a buscar.

–Yo puedo buscarte –posó su mano la encimera –sabes que está trabajando turo.

–Lo sé, pero necesito hablar con el –le di excusas –sabes que nunca está en casa, solo díselo por favor.

–Está bien. Ten cuidado –me dio un beso en la frente. Me miró con esos dulces ojos que hacen caer a cualquiera, hizo caer a mi padre, asique tienen un poder especial. Sonreí. Tenía mucho tiempo sin sonreír.

–Siempre lo tengo mamá –le devolví el beso y me fui. Le había dicho a Adler que me recogiera para hablar con él. Puede que Jade no me quiera hablar o que este cabreada conmigo pero la tenía que ayudar. Necesitaba ayudarla. Cuando Salí había una Chevrolet Blazer negra estacionada afuera, asique supuse que era él. Apenas me voy bajó la ventana, por supuesto que era él.

–Linda camioneta –le dije montándome adelante –me la vas a tener que prestar.

–Sueñas –dijo pasando la cano por el volante – ¿a qué se debe que el príncipe de los autos quiera que un simple mundano lo lleve a la escuela?

–No he ido a la escuela en un buen tiempo y quiero que me actualices –le mentí.

–Eso es nuevo –dudó –pero no te has perdido de nada, solo que al parecer Leia, la amiga de Jade, se fue de viaje por todo el mundo y parece que no regresará.

–Wau –fingí estar impresionado –no sé qué decir.

–Sí –negó con la cabeza –yo tampoco.

Dicho eso arrancó el auto. Pasamos los primeros 10 minutos fueron un poco incomodos. Hasta que rompí el silencio.

–Que ha sido de tu vida –suspiré. Esperanzado que no pensara que estaba raro –, igual tengo días sin verte.

–Sí –se rio –estoy medio que saliendo con Steph –me miró y levanto las cejas varias veces.

–Todos sospechábamos que iban a quedar junto –eso sí que es nuevo – ¿Cómo surgió todo?

–Bueno –se aclaró la garganta –me la encontré un día en la ciudad y le dije: oye, ¿sabes? Me gustas y creo que haríamos una muy buena pareja, nuestros hijos serian modelos de Dolce&Gabbana o Dior. –me miró y se rio –tenías que haber visto su cara, pero me dijo –adoptó voz de niña –: solo tenías que decirme, hey quieres salir conmigo.

–Eso es cierto.

–Pero bueno así surgió todo –suspiró y miro de nuevo la carretera

– ¿y que hacías en la ciudad? –comencé a indagar, no podía empezar por ahí, porque habría sonado sospechoso.

–Estaba buscando algo, sabes allá hay más cosas –asentí y siguió –deberíamos ir, tengo algunos amigos allá.

– ¿Vivías en la ciudad antes de mudarte? –le pregunté

–Sí.

–Ah, no sabía –me hice el aéreo. Obvio que sabía que vivía en la ciudad.

–Sí, hay muchas cosas que no sabes de mi –me guiñó un ojo –como que tengo una hermana.

– ¿Qué? –mi sorpresa a eso fue demasiado genuina. Eso sí que no lo sabía.

–Sí, está loca.

Jade Parisi.

Cuando llegue parqueé mi auto. Camino al área común me encontré a Steph que al parecer iba hacia el mismo lugar. Me causó gracia que fuéramos tan distintas... pero nos lleváramos tan bien. Ella llevaba una falda de pliegues rosa pastel, las que suelo usar solo que en colores más fríos, que hacía ver sus piernas extremadamente largas y esbeltas, una camisa de rojo vino sin sostén que le quedaba muy bien ya que no tiene nada de pechos y unas sandalia blancas. Llevaba su cabello suelto, rizado, dejando unos mechones caer en su cara. Las cejas hechas, labios con gloss y vaselina en los parpados. Perfecta.

Yo llevaba unos joggers negros con un top crop off shoulder. Que dejaba mi barriga afuera. Y unas zapatillas blancas, como siempre. Mi closet no tenía gran variedad de colores, siempre me he vestido con colores fríos que suelo usar más colores neutros.

– ¿Has sabido algo de Leia? –me preguntó al pasar las puertas. –la verdad, me preocupa mucho que no nos haya dicho nada. –Puso los ojos en blanco –me harta que Nancy y Camila estén tan tranquilas con todo esto.

–Siento que ustedes nunca fueron sus amigas –solté la verdad –sorry, pero siento que ella se aprovechaba de la bondad de Leia y tu neutralidad.

–Si –hizo una mueca –eso siempre lo supe, solo que no quería ser la rompe grupo. –suspiró al verlas a las dos sentadas con Adler, Giles y Johan. Yo viré los ojos, no estaba en los mejores términos con Giles, pero igual me molestaba verlo con alguien más. –tal vez todo esto es una advertencia para aprender a elegir a mis amigos.

–Tienes mucha razón –me reí –tal vez yo debería hacer lo mismo –fruncí mis labios. Estábamos paradas a un lado de las puertas, puede que ya nos hayan visto, puede que no. – ¿vamos? –le pregunte y ella asintió. Nos acercamos yo estaba a un lado de ella simulando ver algo en mi teléfono.

–Hola –dijo Steph los saludo y miró a Camila, que estaba sentada junto a Adler –me das un espacio, por favor –creo que todos sentimos el sarcasmo en esas palabras. Solo quedé yo parada. Sentí el peso de su mirada y levante las vista para encontrarme con esos ojos que se debatían entre gris y azul. Estaba serio, más de lo normal. Había un sillón vacío asique me senté allí.

– ¿de que hablaban? –Steph rompe el silencio. –y no me digan que no estaban hablando porque los vi.

Adler se ríe y la mira, wau sus ojos están brillando –estábamos planeando salir el sábado –la abrazó.

– ¿A dónde? –pregunta.

–Aún no sabemos, Steph –Nancy la miró –solo íbamos a ir nosotros pero luego llegaron ustedes dos. –me miró. Yo rodé los ojos y me reí. – ¿Qué es tan gracioso, Jade? –Giles, que estaba a un lado de ella giró los ojos. Se levantó y vino hacia mí.

–Ven –me extendió su mano, siempre hacia eso. Como no le di la mano me miro a los ojos –Jade –dijo lentamente. Suspiré con una sonrisa y me levante sin tomar su mano. Caminé frente a el hacia afuera, donde nadie los escuchara. Cuando llegamos afuera, puso sus manos sobre mis caderas, me iba a besar, pero me aparte y puse mis manos sobre las suyas para quitarlas. El suspiró –Jade, ya no puedo más. –Tenía los ojos cristalizados –me está carcomiendo, intento ser fuerte para ti, pero no puedo más.

Puse la palma de mi mano en su mejilla –Ey, está bien. No tienes porqué. –tome su mano y le di un beso – ¿Qué te está carcomiendo? –lo miré y limpie la lagrima que se le escapó.

–Los –no termino lo que iba a decir. Una chica castaña venia caminando hacia nosotros. Él se quedó pasmado. Lo miré a él y luego a ella. No entendía que estaba pasando –mierda –murmuró.

–Giles Swift –dijo ella poniéndole una mano en el pecho. Obviamente ignorando mi presencia.

–Ryley –dijo casi inaudible. Me quedé mirando la mano de la chica inconscientemente ¿Por qué no la quitaba? ¿Por qué él no se la quitaba? Su mirada estaba absorta en el rostro de la chica. Me invadió una ola de celos. Ella era guapísima, me sentía un ogro a su lado. La forma en la que él la miraba... 

I N S I D EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora