Llevaba unos minutos sentada en el porche utilizando mi teléfono, mientras esperaba que Giles llegara. Miro mis piernas cubiertas por unos leguins negros y tenis del mismo color.
Cuando había regresado hablé con Evan sobre lo que me dijo Giles y él le contó a Rhys, el cual aceptó y dijo que tuviéramos cuidado. Y lo tendríamos.
Levanto mi mirada al ver el auto de Giles parqueado frente a mi. Me levanto perezosamente y me introduzco en el auto. No tenía ganas de nada.
— ¿qué te pasa, Jade? —Pregunta Giles, con el auto aún parqueado. Me volví hacia él y lo miré a los ojos. No se por que sentia que el estaba, pero no estaba aquí, ¿o era yo?
—Nada —Me encojo de hombros y vuelvo a mirar al frente. Escucho el suspiro cabreado que Giles da antes de poner el auto en marcha. —Es solo que —Continuo hablando luego de estar en silencio, solo escuchando el sonido de las llantas contra el asfalto. —nada de esto me parece buena idea... ¿Confiar en Ryley? —Niego con la cabeza y Giles me mira por unos segundos. — ¿Y si no te dio su verdadero número y es ella hablándote desde otro teléfono?
Giles me mira con denotada preocupación, como si lo que estuviera diciendo no tuviera sentido.
— ¿Te estás escuchando? —Su voz se sube más de lo que normalmente hace. Yo no estremezco en el asiento y miro los árboles que desaparecen rápidamente. Estaba a punto de llorar. —Tu solo estas celosa, Jade. Hablé por teléfono con él. No soy tan estupido para creer en algo que me dicen por mensaje de texto.
—Ella... —Trato de hablar, pero él me interrumpe inmediatamente.
—No tendremos esta conversación de nuevo. —Giré mis ojos para luego cerrarlos. —Nos vamos a ver con Jaron en unos minutos y lo último que necesito es que estés en medio de un cuadro de celos. —Sentencia y prende la radio del auto, haciéndome callar.
ESTÁS LEYENDO
I N S I D E
RomanceToda la Vida de Jade estaba rigurosamente calculada gracias a su "gran Secreto", hasta que él llega a su vida y comienza a destruir todo a su paso. Haciendo la vida de Jade un gran Lío con las únicas personas que siempre han estado en su vida