Capitulo 12 (parte dos)

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–Hola, bien –la salude desde afuera y luego me adentre. No le quería dar rodeos al asunto – ¿esta Giles aquí?

–Me alegro –me dio una sonrisa –sí. Él está en su habitación, vas a la derecha, subes las escaleras y en el segundo piso por el pasillo más largo, al final esta su habitación –me observo esperando una respuesta, la verdad yo estaba en las nubes, habían demasiadas cosas en mi cabeza, y me quede pensando en el jardín – ¿quieres que te acompañe?

Me sobresalte –no, no, está bien, ya se el camino.

–Bien, si necesitan algo, dile a Giles que me llame –me dijo y luego desapareció por un pasillo.

Seguí las instrucciones que me dio y toque la puerta, pero la puerta se abrió antes de que terminara de tocar. No era Giles, era Nancy...

–Hola, Jade –me saludo como si nada estuviera pasando – ¿Cómo estás?

–¿Bien? Eh, Nancy, ¿Qué haces aquí? –trate de preguntarle con amabilidad, pero en ese momento esa no parecía una opción.

–Ay, cariño, no te pongas celosa –me dijo con cierta vocecita que me estaba poniendo loca –solo estaba hablando con Giles, igual ya me iba.

Me paso a un lado y me golpeo el hombro, pero ni siquiera le hice caso a ella, me estaba hirviendo la sangre. Cerré la puerta a mis espaldas y lo enfrente. Él estaba sentado en un baúl frente a su cama. No estaba mirando hacia la puerta, tenía la mirada fija en el frente, como si una batalla estuviera frente a sus ojos, como si todo estuviera en pausa, como si yo no existiera...

–Giles –lo saque de su viaje astral – ¿Qué hacia Nancy aquí?

–tengo una explicación –me dijo sin apartar la mirada de la pared.

–Si, Giles, eso es justo lo que quiero. Una explicación –me pare frente a él.

–Siéntate –se pasó a su cama y palmeo sobre ella. Hice lo que he dijo –lo primero que tengo que decir es que esto no es lo que parece, yo jamás andaría con Nancy y sobre todo, jamás te engañaría con ella, ¿sí?

–Ok... ahora vamos a la parte donde me dices que hacia aquí.

–Estaba tratando de hablar con ella, porque quiero que su padre me haga un favor y ella es la única rama que tengo.

–¿Qué tipo de favor, giles?

–Necesito deshacerme de alguien. –dudo un poco en responderme, lo que me dio curiosidad y a la vez desconfianza. No le iba a preguntar a quién porque si a mí me lo preguntaran, por supuesto que no lo diría, asique me ahorre la pregunta.

–Bien, pero no te acerques tanto a ella, ya sabes cómo es –le respondí acostándome en la cama. Viré la cabeza hacia el –te quiero, Giles –le dije y le extendí mi mano.

–Yo también te quiero, Jade –tomo mi mano y le dio un beso –ven aquí –me atrajo hacia él y me dio un beso, lento, lleno de energía, sus manos se deslizaron por mi cuello y me echo la cabeza hacia atrás, sus manos bajando por mis hombros, rozaron mis brazos y se posaron en mi abdomen, sentí un extraño hormigueo en mi vientre. Los labios de giles acariciaron los míos con tanto placer que los mordí y en el momento en el que sentí el sabor a sangre sonreí con nerviosismo, pero él siguió atrayéndome hacia el con más ganas. Cuando separe mis labios me sentí culpable, una ola de culpa y remordimiento pasó por mi pecho. Apoye mi cabeza en el pecho de Giles para tratar de regresar a la realidad. Él era mi realidad y lo era todo.

–¿Qué pasa, Jade? –susurró en mi cabello y me dio un beso.

–Siento que algo anda mal, Giles –le respondí con la cabeza aun enterrada en su pecho.

El tomo mis cara entre sus manos y me dio un beso en la frente –mientras yo este contigo, no voy a dejar que nada ni nadie te toque ni un pelo, primero me matan a mí y luego te hieren y aunque este muerto los hare sufrir, porque nadie, absolutamente nadie se mete con lo que me pertenece –me dio un beso rápido en los labios, los tenia húmedos y eso me vuelve loca – ¿sí?

–Sí, pero no me gusta que te refieras a mí como si fuera un objeto.

–Lo siento, pero sí me perteneces –lo mire con desaprobación –y yo te pertenezco también, ¿no recuerdas aquella promesa? –Me miro con desilusión –dime que si la recuerdas, por favor.

–No, Giles, no la recuerdo –mire hacia otro lado –pero no me importa si la recuerdo o no, yo confío en ti. Sé que si dices que lo prometí, es cierto. –Me tome las dos manos –hagamos un nuevo juramente, un juramento al cielo, uno que nunca se va a romper. Juro que pase lo que pase, siempre estaré a tu lado, por sobre todas las circunstancias tú me perteneces y yo a ti.

–Lo juro –me siguió.

–¿Qué haría sin ti? –lo abrace muy fuerte, me recordó al abrazo que le di a Benji en la tarde. ¡La fiesta! ¡Mierda! Se me había olvidado –mierda, Giles, la fiesta de Leia, tengo que estar ahí antes de las doce, si no, Calvin me va a matar.

–¿Qué fiesta? ¿de qué hablas? –Me interrumpió –espera, ¿estás hablando de Calvin Sturbelle? –Asentí –oh por Dios, si me ve ahí me va a matar –dijo riéndose.

–¿No que te gustaban los retos? –le rete.

–Me gustaban, en pasado.

–Ven conmigo, ahí va a estar Adler

–No, Jade –se negó –no lo sé, creo que es muy riesgoso.

–Hagámoslo un reto –le dije sentándome en su regazo –si yo gano y Calvin no te ve, harás lo que yo quiera por una semana –suspiro pesado y se rio. No se negó asique seguí –y si tu ganas te dejare que lo hagamos en la escuela, como querías ¿no? ¿Qué te parece?

–Si yo gano, estaré muerto y me vas a tener que resucitar. Pero está bien, confío en ti.

–Que no se diga más, pues. Vámonos –lo levante saltando –ven así mismo, igual eres mi novio y no quiero que ninguna chica se voltee a verte y si lo hace que sea porque me envidian por tener el mejor novio de todos.

–¿Ah sí? Bueno, quiero que te pongas uno de mis hoodies, nunca traes suficiente ropa –me dijo.

–Está bien, pero uno negro.

–Tranquila, el 90% son negros.

Buscó uno y me lo puse, estaba cool.

Salimos y nos fuimos en su auto hasta la casa de Leia. El camino estaba despejado y hacia demasiado silencio en el auto.

Aun en el auto, el me miró –¿estas segura de esto?

–no va a pasar nada malo. –me miró y suspiró.

–vamos.

I N S I D EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora