Capitulo 15

232 11 0
                                    


Esa era la pregunta que me estaba revolviendo la cabeza, ¿será cierto que ninguno en la habitación la mato? No lo creo, ninguno tiene ningún motivo para matarla, que yo sepa. Todo era tensión, yo tenía la cabeza en otro planeta. Solo puedes pensar en cómo saldríamos de esta. Aunque yo no tuve nada que ver con esto me introduje en el problema en el momento en el que levante el teléfono.

El aire estaba frio, el invierno se acercaba. Había una especie de melancolía en la casa, como si el universo supiera que había alguien muerto. Trate de despejar mi cabeza, pero me fue imposible, todo esto me estaba, nos estaba retrasando. Un pequeño bache con una gran importancia. Leia era una fuente de información muy importante que era la más sentimental y boquiabierta. Hubo un momento donde sí la quise, donde considera su amistad ya que sabía que era genuina, nunca debió morir y menos así, por más problemas en los que estaban metida, no se lo merecía.

- ¿Dónde está? –Pregunte para ir a ver qué tan mal estaba la cosa.

–Está arriba, ten cuidado –me dijo Adler. Yo solo me asentí y me disponía de subir pero Giles me tomo de brazo y todos fijaron sus miradas en mi brazo.

– ¿Estas segura de que la quieres ver? Yo te diría que no lo hagas –me dijo al oído. Para los otros sería un secreto que yo la apreciaba mucho, pero para el no.

–Tarde o temprano lo tengo que hacer –le dije soltando mi brazo de su agarre –supongo que será temprano, si quieres ven conmigo.

–No, paso –dijo dándome la espalda y sentándose. Yo me encogí de hombros y seguí mi camino.

Subí las escaleras de mármol en forma de espiral y me adentre en el pasillo pasando por el baño, me llamo la atención que en el lava manos había sangre.

Entre al cuarto y ahí estaba ella. Desplomada en el suelo cubierta de sangre. Llevaba una de esos vestidos que solía usar y que solo a ella se le veían bien. Me vino a la cabeza un breve recuerdo del día que llegue. Ella fue la primera persona en hablarme. Ya sabía que la tenía que buscar pero no, ella me encontró a mi primero.

Hola –se acercó una chica de ojos verdes y cabello largo y brillante –me llamo Leia. Nunca te había visto, asique supongo que eres nueva ¿no?

Yo sonreí, pero fue porque mi futura mejor amiga había llegado hasta mí y había traído a las otras perras con ella.

Soy Jade –le dije poniendo mi batido en la mesa –y si soy nueva, llegué Ayer por la tarde y vine el centro comercial para ver a las personas.

Era casi final de año, o sea que la escuela ya estaba acabando e iban a empezar las vacaciones, momento perfecto para hacerme amiga de las Mean Girls de la escuela. Ya conocía todo, absolutamente todo de ellas. Mi trabajo este verano solo iba a consistir en hacer que ellas me confirmaran todo lo que ya se y lo que no.

Fácil.

Ellas son mis amigas –se giró hacia las chicas a su espalda –Nancy, Camila y Steph. –ellas no se acercaron, solo me saludaron con la mano y yo me hice la tonta y les sonreí, sabía que esas chicas escondían más secretos de los que aparentaban.

Regrese a la realidad cuando Emiliem entro a la habitación y me toco el hombro. En ese momento me di cuenta de que se me habían escapado unas lágrimas.

–Oye, eh yo creo que ya deberíamos empezar –me dijo mientras me giraba hacia el –no queremos que empiece a oler a muerto.

–Necesito que hagan esto bien, Emiliem –le dije con tono firme –si esto sale mal y descubren que tuvimos algo que ver, aunque no la hayamos matado, nos van a linchar.

–Lo entiendo –me dijo bajando la cabeza –yo tampoco quiero que esto salga mal, hemos estado en situaciones peores y lo sabes porque tu también. Podremos salir de esta limpios.

–De que saldremos de esta –señale el cuerpo tendido en el suelo –saldremos, lo que me preocupa es como saldremos de la que su padre va a formar. Necesitamos mucha ayuda.

–Y la tendremos –me respondió mirándome fijamente. No quise pesar en eso en este momento pero era inevitable. Emiliem era muy guapo, su cabello se veía increíble sin importar que hubiera tenido una noche difícil, en sus ojos había cansancio, pero estaban llenos de malicia y el piercing que llevaba hoy en el labio se veía de los dioses.

– ¿Cuándo te hiciste eso? –toque su labio.

– ¿Enserio, Jade? –me respondió sonriendo. Sabía que sonreía así solo porque sabía que se veía demasiado atractivo. 

–Si, a todos nos gusta que nos den halagos, y sé que eres de esos chicos –lo agarre por el hombro –se te ve demasiado bien, se ve sexy. Felicidades.

Soltó una risilla para luego responder –ya lo sabía, solo estaba esperando que me lo dijeras. –Me tomo por la mejilla –felicidades.

Nos quedamos unos segundos mirándonos y luego reaccione. Hay una situación aquí, no tengo tiempo para coquetear con Emiliem.

–Bien, comiencen –le dije yendo hacia la puerta.

Me dolía verla ahí así, ella no lo merecía, las otras sí. Pero ya era hecho y no se puede evitar todo lo que venía cayendo tras su muerte.

Bajando las escaleras apresuradamente comencé a hablar antes de llegar hasta donde nos estaban esperando.

–Bien, tenemos que hacer una lista de las cosas que vamos a necesitar para llevar todo esto acabo –les dije posicionándome frente a todos. Emiliem estaba detrás de mí y se puso a mi lado. –nos dividiremos en dos o tres grupos para realizar las tareas y que todo quede bien. –Todos asintieron y les recordé –creo que esta demás decir que esto queda entre nosotros. Nadie, absolutamente nadie puede enterarse de lo que acaba de pasar aquí.

Todos asintieron y nos pusimos a hacer la lista de materiales y formar los grupos. Adler, Steph, Masis y Klyle se quedarían aquí en la casa ordenando y poniendo todo en su lugar. La fiesta había dejado esta casa vuelta mierda. Mientras que Emiliem, Giles y yo iríamos a las afueras del pueblo a comprar todo lo de la lista y buscar un lugar para dejar el cuerpo.

Sería un trabajo tedioso buscar un lugar, pero no puede ser tan lejos porque hay retenes por todos lados y no puede ser tan cerca porque cualquiera de aquí lo descubriría muy prematuramente.

Giles y yo subimos al auto para ir a su casa y buscar el otro auto que según él era mucho más grande que este. Por cualquier emergencia o más bien para poder transportar el cuerpo. Las calles seguían bacías a pesar de que ya eran las 4:30 am y casi amanecía. Agradecí a millón eso ya que odio el tranque, pero eso iba a cambiar cuando saliéramos a la ciudad. Llegamos a su casa y metió el carro en el garaje y bajó casi corriendo, no dijo nada, solo fue a la casa.

Me quede en el silencio pensando en si todo iba a salir bien ¿y si salía mal? Todo se joderia, todos moriríamos. El padre de Leia no era ningún juego y menos si se trataba de su hija. Vi a Giles entrando nuevamente al garaje y me baje del auto para subirme al otro.

–Lindo auto –le dije cerrando la puerta. Olía a auto nuevo, agradable.

–Sí, es una lástima que lo use para esto –dijo prendiendo el motor. Salimos de la casa a toda velocidad y llegamos a la casa de Leia a recoger a Emiliem que agradecí que estuviera ya afuera.

–Bien, hagamos estas compras rápido –dijo subiéndose en la parte trasera –no queremos agarrar el tranque de la ciudad y btw conozco un supermercado que es 24 horas.

–Bien –dijo Giles mirándome –esto será toda una locura. –cogió mi mano y planto un beso en ella.

I N S I D EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora