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Yoongi no estaba seguro de querer ingresar a la habitación, miraba la puerta mientras mordía con fuerza su labio inferior, la preocupación por los eventos actuales hacían que su cabeza tuviera un dolo punzante, uno que no le dejaba pensar con claridad, se negaba a dejar ir a su hijo, pero conocía las reglas, ese niño que llevaba en sus venas la herencia del tartaro, no podía crecer fuera de este, tenía que pasar sus primeros años dentro, hasta que fuera lo suficientemente fuerte como para vivir fuera de este, si no lo hacía, moriría. 

Tomó aire el cual fue exhalando con lentitud antes de tomar la manija de la puerta y entrar, la habitación era grande, bien iluminada y con un aroma a cereza que le puso nervioso, entró seguido de aquel chico de enormes ojos que no había dicho nada pero que le ayudaría, o al menos eso había dicho V y él quería confiar. 

-Hola amor.-dijo acercándose a la cama.

Jimin le miró con una sonrisa triste, su cabello rubio se encontraba despeinado, sus mejillas sonrojadas y sus labios partidos, aunque pareciera cansado, para Yoongi era precioso. Se sentó a su lado y alargó la mano para acariciar su mejilla suave y delicada, ambos se miraron por unos momentos sin decir palabra, porque no era necesario, a través de sus ojos podían decirse todo lo que en ese momento sentían y compartir el miedo que les oprimía el pecho. 

-Yoongi...creo que es momento de entregarlo.-susurro Jimin con un nudo en la garganta. 

-¿Alejarlo de nosotros?.-preguntó con un suspiro lastimero.-¿Quien lo cuidará ahí? ¿Mis padres? ellos no podrán hacerlo si están al pendiente de las guerra.

-Mi madre...Sana, ella lo cuidará.-a medida que pronunciaba esas palabras sus ojos se llenaban de lágrimas.-Sólo hasta el momento en que podamos reunirnos de nuevo con él.

Jimin no pudo contener las lagrimas, cerro los ojos y comenzó a llorar recargado en la almohada, Yoongi se acercó a él y besó su frente con cariño, le dolía verlo sufrir de esa manera, porque aunque sabía que esa opción había sido pensada por él, no quitaba el hecho de que Jimin sería el que sufriría más de los dos, no tenía las palabras para aligerar la carga en su corazón, sólo podía estar a su lado asegurándole que en el inframundo estaría a salvo. 

El llanto de un bebé llamo su atención, buscaron con la mirada, el servidor de Nyx tomó al bebé de la pequeña cuna que había al otro lado de la cama, lo meció con cuidado y camino hacía ellos quienes le observaban con profundidad, esas miradas que podrían atemorizar a cualquiera y que demostraban sus instintos paternos despertar ante la amenaza. 

-Es hermoso.-dijo dejando el bebé en los brazos de Jimin, fue a la cómoda donde tomó el biberón que permanecía en una bandeja de agua caliente, se lo tendió a Jimin quien lo tomó sin dejar de observarlo. 

-¿Quién eres tú?.-preguntó con los ojos entrecerrados. 

-Soy KyungSoo, servidor de Nyx.-dijo con una reverencia.-Ella me llamo para venir aquí y ofrecer mi ayuda en lo que necesiten. 

Jimin aligeró el gesto, lo cambio por uno más amable. -Gracias. 

Yoongi se permitió entonces ver con mayor cuidado al bebé que su novio cargaba en brazos, era pequeño, pero hermoso, su piel pálida que hacía un contraste perfecto con su cabello azabache, sus mejillas estaban rellenas al igual que sus pequeños labios, tenía naricita de botón y unas largas pestañas que en esos momentos se encontraban húmedas. 

-Creo que esta será una de las últimas veces que lo veremos aquí, junto a nosotros.-suspiro meciéndolo en sus brazos. 

-¿Por qué es la última vez?.-preguntó KyungSoo quien los observó confundido. 

El Destino Del Olimpo  (Yoonmin/Namjin/KookTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora