Piedra

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Poder, hambre y placer tres motivos por el que viven los vampiros y para Bakugou Katsuki era insuficiente

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Poder, hambre y placer tres motivos por el que viven los vampiros y para Bakugou Katsuki era insuficiente. "La inmortalidad es la muerte misma. Humanos la ambicionan desconociendo el dolor quienes la padecen. ¿De qué sirve vivir cuando no hay un final en el camino? No eres la carne que pisa y sangra por el sendero ardiente hasta volverse calluda, eres la piedra inerte a lado del par de pies. No te mueves, no avanzas, no cambias".

Entonces una noche, aburrido y vacío se sentó en un parque a esperar la luz del sol.

"¿Dolor? Tú no conoces el verdadero dolor" su padre de quinientos años una vez le recalcó "Tú siempre has ido vampiro".

Aquellas palabras resonaron en el vástago de doscientos años. Era verdad. No recordaba su vida como humano para sufrir la carencia del alma, era como preguntar a un niño que se siente ser viejo cuando nunca lo ha experimentado. Incluso su maldito padre conocía ser un humano. Bakugou no. Quizás por eso ansiaba el sabor de las comidas humeantes, un tamborcillo en el pecho o simplemente la sensación de morir. El dolor tiene diferentes tonos de azul, un azul niebla para quien lo aqueja la soledad, un azul oscuro para quien desprecia su inmortalidad pero no la abandona. Y para Bakugou un agónico azul cielo.

El vampiro observó el firmamento hacia tres estrellas brillantes mientras un aire frío mecía las copas de los árboles. "Me pregunto si antes de que los rayos me hagan cenizas logre ver el amanecer. Como será el color del sol..."

Unos zapatos rojos sonaron en el pavimento, una ráfaga cruzó dejando un aroma a sal y su melena verde resaltó en sus perezosas pupilas escaletas, se alborotaba dirigiéndose a un puente de piedra.

—Mamá estás enferma pero lo siento ya no puedo... —Desde su banca lo oyó sollozar.

El chico de dieciséis años subió al puente y miró hacia al río oscuro, cerró sus ojos verdes y de pronto al vampiro se le quitó el aburrimiento. En un parpadeo su mano muerta jaló los tirantes de la camisa del suicida. Y a la luz rancia de la luna se encontró con su dulce rostro.

—¿Porque me detuvo?

Bakugou se preguntó lo mismo y enmudeció sin razón ante sus labios rosas, sus peculiares pecas, su pelo enredado y sus ojos esmeraldas.

—No lo ves, tonto —sonrió divertido —Soy como tú, un amante del sueño eterno —El vampiro afiló su mirada roja y el chico bajó del puente como si se lo hubieran ordenado. —A eso no se le puede llamar muerte —explicó —, saltar a un río para que encuentren tu cadáver cubierto de algas, moho y basura es tan corriente.

—Que importa, no es como si quisiera que admiraran mi cadáver.

—No seas impaciente. Una buena muerte debe ser planeada, ser cocinada a fuego lento, aderezada y marinada...

El vampiro manipuló al chico mientras se maravillaba con sus ojos verdes.

"Supongo que ver el color del sol tendrá que esperar".

ᴍɪʀᴀᴅᴀ ʀᴏᴊᴀ | ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora