Japón.
Después de la tercera guerra mundial mucho conocimiento se perdió, la tecnología se hizo cenizas y el mundo se reconstruyo como pudo. Ahora la sociedad y las ciencias eran similares a las del siglo XXI. Deku no era ajeno a celulares, satélites y computadoras así que rápido se adapto a un nuevo mundo. A veces se sorprendía por las formas tan distintas de los humanos unos eran antropomorfos, con cuernos, piel de reptil pero en general lidiaba fácil con ello.
En ese mundo los criminales eran llamados villanos y quienes los atrapaban se llamaban Héroes. Gracias a su piel más gruesa caminaba por las calles bajo la luz de sol, su fuerza milenaria era capaz de destruir un edificio con la ráfaga de sus puños. Pensó en conseguir un trabajo como héroe pero la única imagen fachada que tenía era la de un estudiante de dieciséis años. Resignado a una vida solitaria, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y miró sus zapatos rojos recordando su áspera voz diciendo:
"[...] búscame y conviérteme en vampiro. Así ni la vida o la muerte nos separara".
Entonces sus pies se detuvieron y un par de lágrimas de sangre cayeron en las líneas blancas del pavimento. Su rostro pecoso se arrugó con dolor y sus puños se apretaron. La agonía de vivir un milenio y no cumplir su promesa eran púas enroscadas en su corazón.
—Perdóname, soy un inútil... —dijo cabizbajo —Nunca te encontraré —Y la luz de su mirada desapareció.
—¡Quítate del camino, idiota!
Deku abrió los ojos como huevos cocidos al escuchar una voz violenta tras su espalda. De pronto una explosión cimbró sus tímpanos y su cabello verde se en revolvió por la intensidad del viento. Enseguida unos copos de ceniza cayeron sobre su cabeza dejando el aroma dulce de nitroglicerina. Miró despacio hacia arriba y su mirada vampírica se paralizó. Ahí bajo un cielo azul, flotando entre el humo, el naranja y el amarillo estaba un chico rebelde de cabello rubio.
—¡No puede ser él! —Deku negó con la cabeza.
El chico se miraba muy diferente a como recordaba usaba una camisa con una equis naranja, guantes enormes, botas largas y llevaba una antifaz que le impedía reconocer su rostro sin embargo cuando sus pies tocaron el piso y Deku se reflejó en su mirada roja, no necesitó mirarlo dos veces, aquellos ojos alargados bajo el negro del antifaz eran los mas hermosos que había visto en mil años.
"Son tan rojos como las lycoris..."
Deku recordó aquellas flores de hilos rojos, como si después de un largo viaje de siglos, el hilo que comenzaba en su corazón lo hubiera guiado hacia su otro extremo. Permaneciendo quieto, admiró el autentico color rojo y humano de sus ojos. Y sus lágrimas se derramaron ardientes sobre sus mejillas. Después de una búsqueda infructuosa entre tragedia y desamparo, entre vida y muerte... Ahí estaba el sol brillando una vez más frente a la luna.
—¡Ey! Actúa como un ciudadano normal y huye despavorido. ¡No ves que estorbas, maldito friki!
El estudiante malhumorado, Bakugou Katsuki puso sus manos en sus caderas y regañó al chico pecoso de mirada roja quien de repente acercó su mano y acarició su mejilla provocándole escalofríos inexplicables.
—¿Qué haces! —dijo echándose para atrás con un sorpresivo sonrojo. Y se espantó al verlo llorar sangre sin embargo su corazón latió fuerte cuando oyó su voz cariñosa musitar:
"Kacchan, por fin te encontré..."
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ᴍɪʀᴀᴅᴀ ʀᴏᴊᴀ | ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀ
FanfictionUna historia de amor y vampiros a través de los siglos en 31 capítulos con alrededor de 500 palabras. He tomado las palabras basadas en la temática del Fictober del grupo Motín Fanficker como inspiración.