Aliento

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—¡Qué esperas! ¡Entra! —Bakugou se impacientó

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—¡Qué esperas! ¡Entra! —Bakugou se impacientó.

Su vástago estaba inmóvil frente al hueco del ataúd. Miraba con sus nuevos ojos rojos la oscuridad en el fondo. El padre primerizo chasqueó la boca a su tardanza, el amanecer vendría pronto y debían esconderse del sol. Después de su transformación, Izuku acepto las cosas como un sentenciado a muerte, no pareció odiarlo cuando se miró en un espejo y no halló su reflejo, no preguntó qué tipo de monstruo se había convertido pero Bakugou si preguntó a su hijo por una marca al altura de su corazón cuando lo espió al cambiarse de ropa.

—¿Qué es eso? —dijo y sus yemas frías rozaron una cicatriz en forma rúnica de la luna.

—No sé, lo he tenido desde siempre —respondió sin importancia y se alejó de su caricia con cierto terror.

Izuku temblaba a la idea de dormir juntos en un sitio tan angosto. Lamentablemente, Bakugou no planeó tener un hijo y no tenía otro ataúd en su cabaña del pantano. Pronto el sol aparecería.

—¡Apúrate! ¡Diablos que te pasa! —Impaciente le agarró la nuca y lo empinó al hueco.

—¡Por favor!¡No quiero estar abajo! ¡No, abajo! —Y su hijo lloró sangre entonces sin dejar mirar el lugar angosto su voz se quebró —Quería morir para no volver estar abajo y me...

No necesito terminar la frase para entender. Su hijo aun arrastraba sentimientos humanos, sentimientos que no alcanzaba a entender, pensaba que cuando uno se hacía vampiro actuaba como un depredador nato sin ningún temor pero las brasas de la vida continúan y los miedos se quedan en el corazón aunque ya esté muerto.

—Eres un vampiro —susurró desde atrás y suave puso sus manos sobre sus hombros -Los humanos que te han hecho daño nunca volverán a tocarte... En cambio ahora, tus dientes pueden desgarrar su piel, hacerlos gritar, suplicar y llorar. Matar a todos. —dijo tratando de darle valor y pareció funcionar.

—¿Puedo dormir arriba? —pidió su hijo con un rostro inocente que provocó una rara punzada en el interior de su pecho.

Siendo padre podía obligar a su vástago hacer su voluntad como Todoroki lo hacía pero acepto su propuesta. Se acostó boca arriba y el inexperto vampiro se acostó sobre él y posó su cabeza en el hueco de su cuello. Cuando la oscuridad del ataúd los encerró, su par de miradas rojas brillaron dentro. Bakugou inconsciente jugó con los rizos verdes de su hijo. Izuku más calmado musitó: "Gracias por ser tan amable" y su aliento helado acarició su cuello y lo estremeció.

—¿Qué va pasarme ahora? —comenzó a hablar en susurros.

—Mañana, te enseñare a comer y daremos una visita a tus parientes, seguro que les encantará verte.

Ese comentario hizo reír a Izuku y Bakugou disfrutó del sonido de su risa y el aliento que golpeaba su pálida piel. Siguieron conversando y su misteriosa cicatriz en forma de sol sobre su pecho le latía cada vez que Midoriya hablaba sobre su cuello.

ᴍɪʀᴀᴅᴀ ʀᴏᴊᴀ | ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora