Llanto

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Las flores embellecieron y se abrieron ante la luz amarilla del sol, las abejas aparecieron a recolectar polen y los pájaros cantaban bajo un hermoso cielo azul

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Las flores embellecieron y se abrieron ante la luz amarilla del sol, las abejas aparecieron a recolectar polen y los pájaros cantaban bajo un hermoso cielo azul. La primavera llego anunciando nuevas vidas por el contrario para Bakugou, viejas vidas lo invadían en grandes destellos...

No recordaba nada del día en que se desmayo pero empezó a soñar cosas que nunca había visto: un bosque de luciérnagas, una catedral en Hungría, un pantano en Inglaterra, una soga solitaria meciéndose en una habitación y un campo de flores rojas en Francia. Era una locura que se obligó a suprimir pero lo único que no logró borrar de su mente fue la mirada de Midoriya que estaba en todas partes, en sus sueños, sus recuerdos y sus pensamientos.

Bakugou descansaba de pie a mitad de la calle mientras Izuku colocaba las esposas a un villano que habían atrapado. Observó sus ojos sangrientos imaginándolos de un color verde menta. Y su apariencia cálida con ese color en la mirada originó una sonrisa tonta.

-¿Por qué sonríes? -preguntó Deku.

Bakugou torció la boca y se arregló el antifaz negro para esconder su mirada cautiva. De pronto a plena luz del día las sombras de los edificios se alargaron y el sol se fue apagando, la oscuridad comenzó a tragarse la ciudad entera y la penumbra cubrió sus trajes de héroes.

-¡Un eclipse! -Deku exclamó mirando hacia arriba y su mirada roja brilló.

-¡Estúpido, es uno solar! ¡No lo mires directo! -Bakugou de inmediato le tapó los ojos y lo hizo de manera tan brusca que ambos cayeron al suelo. Deku quedo debajo sentado con las piernas abiertas y Bakugou término entre ellas, lo cual provocó un sonrojo y avergonzado masculló: ¡Nerd, idiota!

Deku solo agachó la cabeza y murmuró:

-Vas a odiarme...

Bakugou no alcanzó a entender sus palabras pero Midoriya parecía triste. Últimamente lo había notado pensativo, se apartaba de sus compañeros y su acoso se había detenido. Por el contrario el rubio no podía apartar su mirada de él, sentía que poco a poco era engullido por una fuerza que Midoriya poseía, una fuerza magnética que a veces le aterrorizaba sin explicación.

-¿Qué te pasa, idiota! -Bakugou levantó brusco su barbilla y contempló su rostro pálido. De pronto el tamborcillo en su pecho aceleró sus golpes.

Deku levantó su rostro y ambas miradas rojas, una más brillante y humana que la otra, se encontraron. La pareja de héroes permaneció en silencio en medio de la calle y la intimidad del eclipse.

-Crees en las almas gemelas... -Midoriya habló y comenzó a bajar lento la cremallera de su uniforme esmeralda.

Bakugou abrió su mirada curiosa y los dientes de la cremallera descendieron exponiendo la desnudez de Izuku; se quedo boquiabierto a su piel suave y translucida, al relieve de sus clavículas y cuando el cierre llego a su pecho, miró una cicatriz en forma de la luna a la altura del corazón. La cicatriz lo estremeció tanto que se levantó como un resorte y se alejó de su compañero.

ᴍɪʀᴀᴅᴀ ʀᴏᴊᴀ | ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora