ᴍɪʀᴀᴅᴀ ʀᴏᴊᴀ | ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀ

Fraternal

Año 1770

Cementerio de Veszprém

—Pareces aburrido —dijo un cura de mediana edad mientras con un rosario blanco entre las manos, terminaba de rezar frente una tumba.

—No estoy aburrido.

—Solo hay dos razones para que un demonio visite diario mi iglesia o te gusta el sabor de mis feligreses o estas aburrido.

—No estoy aburrido.

—¿Buscas el perdón de Dios? —El cura terminó de persignarse y miró al vampiro rubio que se posaba como gárgola sobre un mausoleo. Su mirada roja no parpadeaba y expelía un aura intimidante pero se acercó a la criatura sin temor. —He rezado todos los días para que mi Señor te absuelva de tu castigo eterno y...

—¡Cállese! No vine por el perdón de un Dios imaginario —dijo el caprichoso vampiro de apariencia adolescente.

—Entonces a que has venido —preguntó el adulto y lo confrontó con una mirada compasiva.

El vampiro desvió la mirada. Hace un año que a través de los vitrales venía a ver al cura dando su sermón. No entendía la razón pero ese cabello alborotado, las pecas y sobre todo sus ojos verdes lo atraían demasiado. "¿Qué me sucede? Esta obsesión por este hombre es como si lo amara." Pero el vampiro rechazó la idea.

—Vengo a despedirme. —musitó como si no quisiera hacerlo.

—Entiendo —respondió triste —Supongo que no regresarás a Hungría.

—No.

—Ya veo. Comenzaba acostumbrarme a ti —sonrió ocultando su dolor —Quizás nos veremos en otra vida.

—¿Otra vida? —Y bajó de un salto del mausoleo —Pensé que usted era católico.

—Así es. Toda mi infancia me sentí vacío era como si me faltaba algo y me hice cura para llenar mi corazón pero no funcionó. Me sentí incompleto hasta el día que te conocí. Aquí mismo, caminando entre las tumbas. Mi corazón no tuvo miedo. Saltaba como si dijera "Te encontré" —dijo mientras se desabotonaba la sotana —Crees en las almas gemelas...

Y el rubio juró que su corazón muerto latía al oír esas palabras. El padre mostró la desnudez de su pecho y en el lado izquierdo a la altura del corazón había una cicatriz rúnica relacionada con la luna.

—Es una marca de nacimiento perfecta y clara como si fuera un recuerdo de mi vida anterior. Creo que mi alma añoraba verte de nuevo...

—Debo de irme —Y su voz dudó. Los lazos de sangre con su padre lo llamaban como cada año; pudo llevárselo y morderlo pero resistió su deseo. Demasiado compasivo, humano y religioso para que lo aceptara como compañero, sobretodo sentía que protegía al sacerdote de alguna tragedia velada.

—¡Ah! Ahora debo de ser penitencia al sentir alivio de que un demonio se encuentra bien —sonrió con simpatía y entonces se acercó —, aunque me muerdas siempre seré leal a mi Dios. —dijo y sus brazos rodearon su cuello para colocarle su rosario —Quizás en otra vida pueda aceptarte —susurró con amor y le dio un abrazo fraternal. Y el vampiro no mencionó la marca rúnica de un sol sobre su corazón.