Capítulo 28.

245 15 15
                                        

/ Narra Emilia. /
Mis ojos viajaron hacia el arma que me apuntaba.

Emilia: No, por favor. - Dije sollozando.
Zabdiel: ¡Te dije que te callaras y no lo haces! - Gritó.
Emilia: Es que no entiendo porqué haces esto. - Le dije. - Porque tu madre haya sido abusada y maltratada no significa que debas serlo con las demás.
Zabdiel: ¡Cállate estúpida si no quieres que te mate! - Gritó.
Emilia: Me equivoqué al pensar que podías ser un buen amigo. - Solté. - Pensé que eras diferente. En la cita que tuvimos eras totalmente caballero y atento.
Zabdiel: Ese es el plan, señorita. - Rió. - ¿Crees que en realidad soy caballero? No, claro que no, pero lo que te puedo asegurar es que me encantaste desde el primer día en que te vi en aquella carretera.
Emilia: ¡¿Por qué no le hice caso a Stephanie?! - Grité furiosa. - ¡Nunca tuve que confiar en extraños!
Zabdiel: Ya me estás colmando la paciencia Emilia. - Me dijo con tono de advertencia.
Emilia: ¿Por qué yo? - Dije llorando.
Zabdiel: Ya lo dije. Me encantaste desde el primer día en que te vi, y cuando me besaste me di cuenta que estaba loco por ti, hasta que me rechazaste en la fiesta.
Emilia: Me arrepiento muchísimo de haber confiado en ti. - Dije. - Pero de lo que más me arrepiento, es haber besado a un estúpido asesino.
Zabdiel: ¿Sabes de lo que no me arrepentiré yo? - Me dijo. - De matarte.

Zabdiel dejó escapar una bala en la cual aterrizó en mi abdomen.

Ardía y muchísimo.

No dejaba de salir sangre y no podía hacer nada para detenerla.

Emilia: ¡¿Por qué lo hiciste?! - Grité y otro disparo cayó en mi brazo.
Zabdiel: ¡Te advertí que te callaras y no lo hiciste! ¡¿Acaso piensas que ésto es un juego?! ¡¿Acaso tu vida es tan miserable que prefieres perderla?!
Emilia: ¡No! ¡No es miserable! - Grité. - Tengo a los más increíbles mejores amigos y al mejor novio que pude haber tenido.
Zabdiel: ¿El mejor novio? ¡Ja! Yo podía ser un mejor novio, pero me rechazaste por ése estúpido. - Soltó furioso.
Emilia: ¡Ya deja de hablar mal de él! - Solloce. - ¡Estoy segura de que me van a encontrar y van a salvarme!
Zabdiel: ¿Encontrarte? No, claro que no lo harán. - Dijo seguro de sí. - Y antes de que mueras... - Se dio la vuelta y salió de la habitación, para luego entrar cargado de diarios llenos de polvo. - Éstos son los cuarenta y nueve asesinatos que cometí, y tú serás la número cincuenta dentro de unas horas.

Comencé a leer los diarios que había tirado en el piso.

Las abusaba.

Las violaba.

Las maltrataba.

Era un monstruo.

Emilia: ¿Por qué te divierte hacer ésto? - Pregunté. - ¡Le haces daño a mujeres inocentes!
Zabdiel: Es divertido ver como sufren, así como le pasó a mi madre.
Emilia: Y tú de estúpido pensabas que estaban jugando. - Dije muy bajo pero Zabdiel logró escucharme y, nuevamente, su puño cayó en la herida en mi abdomen.

Un grito desgarrador salió de mi garganta.

Zabdiel: Ahora sí, verás lo que es sufrir. - Dijo sonriendo maliciosamente.

Se acercó a mi cuello y comenzó a lamerlo.

Intentaba zafarme pero no podía.

Sus manos aterrizaron en mis piernas y subían y bajaban hasta llegar a desprender el pantalón.

Emilia: No, por favor. - Dije llorando.

Él no me hizo caso y comenzó a desabrochar su camisa mientras mordía su labio inferior.

Atacó mis labios bruscamente y yo me removía para que deje de besarme.

Tomó una de mis manos y la pasó por todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna.

Emilia: ¡Ya sueltame! - Grité y le pegué una bofetada.
Zabdiel: ¡Eres un estúpida! - Dijo desabrochando su pantalón para comenzar a besarme nuevamente.

Unos fuertes golpes hicieron que él se separara de mi bruscamente, se prendiera su pantalón y su camisa.

Zabdiel: ¡Esto no se queda así, estúpida! ¡Cuando vuelva, tendremos sexo lo quieras o no! - Gritó y caminó hacia la puerta.

Sabía que si no fuese por esos golpes él ya me había hecho algo, pero eso no significaba que después cuando vuelva no lo haría.

NO SOY YO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora