NO SOY YO.

Capítulo 22.

/ Narra Emilia. /
Nos separamos por la falta de aire aunque no quisiéramos hacerlo.

Sonreí.

Joel: - Pegó su frente con la mía. - Tú también eres muy especial para mí. Enserio no hay ni un segundo que no deje de pensarte. - Y ahí fue cuando los elefantes que ya estaban en mi estómago comenzaron a tocar gitarras eléctricas. - Siempre tengo ganas de probar tus labios tan deseables una y otra vez. Eres la persona por la cual he sufrido y amado tanto en mi vida. - Suspiró. - Sé que he cometido errores, pero de los errores se aprende, ¿no? Y sí, te perdono. Te perdono porque yo también fui un completo imbécil contigo. Te perdono porque no hay nada más feo que estar peleado con el amor de tu vida. Te perdono porque te amo. Te amo más de lo que me puedo amar a mí. - Finalizó y besó mis labios otra vez.

En ese momento estaba que estallaba de emoción.

Aún no puedo creer que un chico tan hermoso me haya dicho todas estas palabras tan lindas.

Lo amo.

Lo amo como nadie lo pudo haber amado en toda su vida.

Volvimos a separarnos y ambos sonreímos.

(•••)

Hace más o menos una hora comencé a beber alcohol, mucho alcohol, y Stephanie no estaba ahí para detenerme, porque ella era la única que podía hacerlo y hacerme entrar en razón.

Había perdido la cuenta de cuantos vasos de vodka había tomado y también había perdido la conciencia.

Xxx: Hola, hermosa. - Dijo una voz masculina a mis espaldas. Giré y miré a aquella persona.
Emilia: Hey, hola. - Dije arrastrando las palabras.
Xxx: Mi nombre es Richard, ¿el tuyo? - Preguntó.
Emilia: Emilia. Mucho gusto. - Le dije seductoramente.
Richard: ¿Bailamos? - Preguntó y asentí.

Comenzamos a bailar una canción lenta que el dj había puesto.

Richard me tomaba de la cintura y yo de los hombros.

De un momento a otro pegó nuestros labios.

Aunque estaba pasada de copas, pensé y me sentía culpable al imaginar que Joel nos estuviese viendo.

Me separé bruscamente y alguien me tomó del brazo y sus labios se movieron formulando un "¿Bailamos?".

Bailábamos mientras yo lo único que hacía era pensar en Joel.

El chico con el que estaba bailando era Zabdiel, quien se lanzó a mis labios.

¡¿Qué todos te besaban hoy?!

Sentí una mirada sobre mí y me separé de Zabdiel mirándolo enojada.

Zabdiel: Lamento informarte que tu noviecito te ha visto besándome. - Comenzó a reír.
Emilia: ¿Acaso estás loco? - Le dije y cualquier gota de alcohol se había desaparecido de mi cuerpo.
Zabdiel: Vamos, sabes que te encantó. - Dijo arrogante. - Me gustas, te gusto, ya es hora que dejes a ése imbécil.
Emilia: ¡Cállate! Eres un completo imbécil. ¿Cómo siquiera te atreves a besarme? - Le dije enojada. - Y no, no me gustas, y lo que vas a lograr haciendo esto es alejarme de ti porque eres un desubicado. - Me fui intentando divisar a Joel por alguna parte, pero simplemente no lo encontraba.

Subí a mi habitación.

No puedo creer lo que me dijo Zabdiel.

¿Acaso piensa que me gusta? Pues está muy equivocado.

Yo sólo tengo ojos para Joel.

Aquél chico que me cautivó desde la primera vez que lo conocí.

Él, hace cinco años, me traía rosas, chocolates, regalos, y aunque yo decía que no me gustaban en realidad era todo lo contrario.

Me encantaba.

Cada día me traía algo distinto y cada día yo esperaba para que lo haga, ¿y cómo se lo pagué? Engañandolo.

No sé que pasaba por mi cabeza, pero me arrepiento y muchísimo.

¿Será por eso que me sentí mal al besar a otros chicos?

No quiero volver a lastimarlo, ni mucho menos verlo llorar como lo hizo aquella vez.

Era muy poco para él.

Sé que en algún momento podría defraudarlo.

Suspire pesadamente.

No lo iba a engañar ni mucho menos hacerlo sentir mal.

Aunque no somos nada, siento que no puedo estar con otro chico porque siento que soy infiel.

Lo amo muchísimo, y lo he hecho hace mucho tiempo, pero no lo admitía.

Hice mis necesidades, cepille mis dientes, saqué mi maquillaje y sólo quedé en con el pijama.

Me acosté y apagué la lámpara.

Él me gustaba, yo le gustaba.

Él me amaba, yo lo amaba.

Esto era sumamente perfecto.