Capítulo 19 | Bajo Amenaza

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Durante el trayecto a casa, las palabras de Aiden siguen repitiéndose en mi mente como si fuesen una especie de mantra; están llegando a lo más profundo de mi ser, aniquilando mi cordura y cercenando mi corazón.

No. No quiero perder a mi hija, no quiero darle un motivo a Lindsey para que la aparte de mi lado y sé que eso, inevitablemente, va a ocurrir si la amenaza de esta persona desconocida, se lleva a cabo, pero tampoco quiero dejar a Alexia, no soportaría pasar mis días sin ella a mi lado, sin ver sus hermosos ojos y escuchar su voz y su risa; sé que estoy en una situación difícil y complicada.

—¿Estás bien? —pregunta Alexia, mientras espero que la luz del semáforo cambie de color.

—¿Eh?

—No has dicho ni una sola palabra desde que salimos de la empresa. ¿Todo está bien?

—Sí... no... —exhalo, pasándome las manos por la cara.

—Maxi...

—Hablaremos cuando estemos en casa —digo, volviendo a poner en marcha el auto, mezclándome nuevamente con el tráfico de la tarde.

Pareciera que el mismo tiempo está en mi contra, porque cuando logro finalmente respirar con más calma, me veo doblando hacia la entrada de mi casa.

Cuando cruzo la puerta de entrada, mi torbellino de cabello rubio viene corriendo directamente hacia a mí, saltando a mis brazos.

—¡Papi! —exclama, besando mis mejillas.

—Hola, cariño. ¿Qué haces despierta? —pregunto, mirándola fijamente, colocando un mechón de su cabello detrás de su pequeña oreja.

—Estaba esperándote —anuncia—. Es día de cuentos.

Sonrío. —Oh, es verdad.

Angelique frunce el ceño, luciendo adorable. —¿Lo olvidaste?

—No. Claro que no, mi vida.

—Maximilian Armstrong, no digas mentiras —gruñe—. Ahora tendrás que poner dos dólares en el tarro de las mentiras.

Hago una mueca. —No. Eso me llevará a la quiebra, ese tarro tiene más billetes míos que tuyos —me quejo, en broma.

—Es porque yo no soy una mentirosa como tú —dice, acariciando mis mejillas.

—¿Piensas que soy un mentiroso?

—Sip. Pero así te quiero, papi.

Sus ojos azules se mueven y sé que finalmente ha notado la presencia de Alexia, una sonrisa tira de sus labios y un grito sale desde lo más profundo de su garganta, destrozando mis tímpanos.

—¿Puede Alexia unirse a nosotros? —me pregunta, con esos ojos de cachorro que siempre terminan convenciéndome de hacer lo que me pide.

—Si ella quiere.

Media hora después, estamos los tres dentro de la tienda de campaña, Alexia y yo nos turnamos para leer los cuentos seleccionados por Angelique, y solo por este momento, me permito olvidar las palabras de Aiden.

Estoy tratando de encontrar una solución a este dilema, pero nada bueno viene a mi mente, ni siquiera puedo huir como lo hizo Adam.

No concibo la idea de apartarme de mi hija y de Alexia; ella me ha devuelto parte del hombre que solía ser antes de conocer a Lindsey y, aunque mi ex no tiene nada que ver en esta situación, sé que ella resultará beneficiada si la amenaza llega a cumplirse, lo único que me queda por hacer es descubrir quién diablos tomó esas fotografías.

La Miel De Tus Labios© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora