Capítulo 23 | Codiciar

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—Me perteneces —gruño, mordisqueando su pezón.

Ella gimotea mi nombre, arqueando la espalda, tirando de mi cabello.

—Dilo, Alexia... ¿A quién perteneces?

Con un último y potente empuje, salgo de su cuerpo, bajando por él para enterrar mi cara entre sus piernas.

No tengo más paciencia y he perdido por completo la habilidad de ir despacio. Empujo mis manos bajo sus piernas, yendo por debajo para sujetar sus suaves nalgas y alzarla hacia mi boca expectante. Mi lengua toma una probada de su centro y estoy perdido. Prácticamente, ataco su dulce sexo, lamiendo y chupando, clavando mi lengua en su interior hasta que oigo su gemido estrangulado. Mi boca retrocede y la miro con semblante serio.

—No me ocultes tus sonidos de placer, Alexia —mi voz es dura, dejando claro que no es ninguna jodida petición—. Quiero oír cada jodido gemido, cada quejido, cada grito. ¿Entiendes?

Ella asiente con la cabeza, llevándose el dorso de la mano a la boca, cerrando los ojos.

—Ahora responde —continúo—. Dime, ¿a quién perteneces, Alexia?

—Maximilian... —suspira—. Te pertenezco... a ti.

Satisfecho con su respuesta, nuevamente, oculto mi cabeza entre sus piernas, regresando a lo que había estado haciendo. Alexia se retuerce en la cama, su espalda arqueándose ante el contacto de mi lengua en su clítoris. Suspira con la boca abierta, mientras yo me doy un festín con su dulzura. No estoy jugando juegos o intentando prolongarlo; la empujo duro y rápido, sus gritos se intensifican cada vez más, urgiéndome hasta que todo su cuerpo se tensa antes de que explote, chillando mi nombre.

Alexia jadea mientras intenta recuperar el aliento y mi boca se hace agua. Su cuerpo está flojo mientras la muevo para que yazca contra mi pecho, agotada y satisfecha, tal como lo estoy yo.

Te amo, Alexia —susurro, apretándola más contra mi cuerpo.

Una sonrisa se extiende por mis labios cuando la observo con los ojos cerrados, su pecho subiendo y bajando debido a sus lentas respiraciones; mirarla dormir debe y es la cosa más linda que mis ojos han visto en un largo tiempo.

Acaricio su rostro, memorizando este momento, pagándolo a mi mente como una etiqueta, por tanto tiempo busqué sentirme de la forma en que me estoy sintiendo y nada ni nadie, a excepción de Angie, me había provocado este aleteo en el corazón, estas ganas de quedarme a vivir por siempre en un mundo sin responsabilidades.

Mayormente, creo que mi matrimonio fracasó por eso, porque puse más atención al trabajo, porque eso era lo que me brindaba satisfacción y felicidad en ese momento; Lindsey jamás provocó lo que Alexia ha provocado en mi interior desde la primera vez que la vi.

Mi colegiala cautivó y capturó mi corazón desde el momento en que nuestros ojos se cruzaron aquella tarde en su escuela; no sé si ella recuerda ese día, pero en mis recuerdos, en mi memoria, está grabado para el resto y más allá de mi vida.

Todo en mí ha cambiado, mi forma de ver las cosas, la manera en la que me siento constantemente y el hecho de que mi propia hija es más feliz ahora que en todos los años que pasó al lado de su madre; Alexia le ha dado luz a mi existencia y le ha brindado cariño y amor a Angie, cosa que Lindsey no ha hecho nunca.

La abrazo más, sin poder detener mis emociones; siento que en cualquier momento voy a estallar en un centellar de ellas. El tenerla por fin entre mis brazos, haber saboreado su dulzura, haber sentido la calidez de su piel contra la mía por vez primera, es algo que no se compara con nada y sé que nada de lo que venga después, será más especial o importante que este momento.

La Miel De Tus Labios© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora