Capítulo 14 | Tomar Decisiones

3.1K 272 191
                                    

—¿Estás más tranquila? —pregunta Maximilian, entregándome la taza de té.

Asiento con la cabeza porque soy incapaz de pronunciar palabra alguna, mi cuerpo todavía tiembla debido al miedo y el pánico.

—¿Vas a decirme ahora lo que pasó? —cuestiona, mirándome con preocupación en esos hermosos ojos que posee.

—Nada —murmuro.

—Alexia, cuando fui por ti a la universidad estabas blanca como un papel y temblabas de pies a cabeza. Esas reacciones las tuvo que haber provocado algo o, alguien.

—No te preocupes.

—No puedes pedirme eso, es inevitable que no preocupe por ti.

—¿Por qué te importo tanto? —pregunto—. Apenas me conoces.

Él me mira fijamente, inhalando y exhalando, retrocedo cuando levanta su mano y entonces, un ceño adorna su frente.

—No tengo una respuesta para esa pregunta, Alexia —dice, con sus ojos fijos en los míos—, lo único que puedo decirte es que, me interesa todo lo que tiene que ver contigo. Tengo un alto deseo de cuidarte, protegerte, hacerme cargo de lo que necesites.

Mi boca se abre y se cierra, soy incapaz de pronunciar palabra alguna después de escucharlo, nunca en toda mi vida había tenido a alguien que se preocupara por mí, así, desinteresadamente. Pero ahora... ahora tengo a Maximilian Armstrong frente a mí, diciendo esas palabras y haciendo que mi corazón de una voltereta dentro de mi pecho.

—Sé que no te conozco y tú no me conoces a mí, pero, esto que está pasando entre nosotros, va más allá de la simple atracción física y sé que tú también lo sientes.

¿Cómo puedo negarme a dejar que me envuelva entre sus brazos? Es imposible, él ya se ha adueñado de cada uno de mis pensamientos, tomando más de lo que yo misma no sabía que tenía para dar.

—Yo...

—Quiero que confíes en mí, Alexia —dice, colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Todo lo que anhelo ahora, eres tú, solo tú.

Mis ojos se empañan, llenándose de lágrimas contenidas.

—Tengo miedo —susurro.

Él me sostiene contra su pecho y escuchar el latido de su corazón es suficiente para que me calme poco a poco.

—Yo estoy aquí y te prometo que no voy a dejar que te lastimen.

—¿Cómo puedes asegurarlo? —balbuceo.

—Tengo mis métodos —dice, y siento que sonríe contra mi frente, depositando un beso en ella mientras su mano acaricia mi espalda.

Me aparto de él y lo miro a los ojos, Maximilian baja la cabeza y sus labios rozan los míos antes de reclamar mi boca en un beso que me deja idiota, sin ser capaz de razonar.

—Dime lo que pasó para que te alteraras así —dice, sin apartar sus ojos de los míos.

—Maximilian yo...

Justo cuando estoy por contarle todo, su teléfono suena y él se aparta de mí, su expresión cambia en cuanto ve la pantalla del aparato en cuestión y suelta un bufido.

—Lindsey, ¿qué pasa? —su voz es ronca, fría—. ¿Qué? Voy para allá —dice y cuelga, tomando su saco de mi sofá.

—¿Está todo bien? —pregunto, mordiéndome las uñas.

—No. Mi hija está en el hospital, no sé qué pasó —murmura, con un temblor en su tono de voz.

—¿Quieres que vaya contigo? —me atrevo a preguntar.

La Miel De Tus Labios© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora