Capítulo 21 | Perder

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La desesperación está cercenando mi mente, mis emociones están a flor de piel y ni siquiera puedo pensar en nada más que saber cómo está Alexia.

Una vez que llego al hospital, corro directamente a la recepción, tres mujeres no mayores a los veinticinco me miran con semblante de desconcierto y expresiones asustadas; tal vez se deba a que luzco como un espantapájaros.

—Buenas noches, necesito información sobre la señorita Alexia Ryder —digo, exhalando.

La recepcionista asiente mientras teclea en su computadora.

—Maximilian —ante la mención de mi nombre, doy la vuelta, encontrándome de frente con el vecino de Alexia.

—¿Cómo está? ¿Qué fue lo que ocurrió? —pregunto, acercándome a él.

—Tranquilo, ella ya está mejor, solo tuvo un ataque de pánico, pero nos preocupamos cuando se quedó sin aire por demasiado tiempo y luego ya no reaccionaba, por eso es que llamamos una ambulancia.

—¿Ataque de pánico? —inquiero.

—Sí. Estaba hablando con su padre cuando ocurrió. Pero han logrado estabilizarla.

Dejo salir el aire en una fuerte exhalación de alivio, pasándome las manos por la cara, agradeciendo al cielo que ella esté bien.

Un par de hombres me miran con expresión inquisitiva y me hago la idea clara de que se trata del padre y el hermano de Alexia.

—Familiares de la señorita Ryder —llama el doctor, haciendo su aparición.

Solo estamos en la pequeña sala cinco hombres, luciendo preocupados y cansados, con expresiones de abatimiento.

—¿Cómo está mi hija?

—Ella está bien, logramos estabilizarla, ahora está consciente.

—¿Podemos pasar a verla? —pregunta el que supongo es su hermano.

—Sí, por supuesto —accede el médico—. Solo que, ella no deja de llamar a alguien en particular.

—¿A quién? —preguntan al unísono los cuatro hombres.

—Maximilian, ¿alguno de ustedes es...

—Es él —me señala uno de sus vecinos.

Las miradas del padre y el hermano de Alexia caen sobre mí, pero en estos momentos, no me importa nada más que ir con ella y verla; comprobar por mí mismo que está bien.

Sigo al doctor a dónde me indica y abriendo la puerta con cuidado, entro a la habitación.

Allí, acostada en una camilla en medio de una inmaculada habitación blanca, se encuentra la chica que ha logrado colarse a mi corazón, que en menos tiempo del que hubiese imaginado, me ha devuelto los colores de mi propio arcoíris.

Con cuidado, me acerco a ella, deposito un beso en su frente, acariciando sus mejillas.

Alexia se remueve y poco a poco, abre los ojos, mirándome fijamente.

—Maximilian —suspira.

—Hola cariño —susurro, acostándome a su lado, dejando que ella se acomode entre mis brazos.

—Pensé que no vendrías —dice.

—No iré a ningún lado, Alexia, estaré donde me necesites y cuando me necesites.

Siento que todo el aire que he estado conteniendo, sale en un suspiro; la preocupación ha bajado considerablemente, aunque todavía siento que me tiemblan las manos.

La Miel De Tus Labios© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora