La noche continuaba lluviosa en la ciudad de Mayhem. Toda la ciudad estaba medio triste por la muerte de una persona llamada Sawler. Ese peliblanco era conocido en la ciudad, antes de la revelación de su poder, por su gran simpatía con la gente. Por muy frío que fuera, muchas veces era generoso y bastante abierto a sugerencias. Esa noche todos extrañaban esa alegría en las calles. La ciudad estaba tan silenciada como el cementerio de Mayhem. La lluvia no cesaba y no daba tregua a nadie fuera de sus casas. Ni siquiera daba tregua al sepultero del cementerio que permanecía con sus amigos en la morada cerca del cementerio. Ni siquiera se preocupaba por vigilar. "¿Qué va a pasar mientras yo no vigilo? ¿Se van a levantar de sus tumbas o qué?" decía él mismo a sus amigos riéndose de tal surrealismo. Pero no era tan surrealista como él pensaba. Una de las tumbas donde caían las gotas y se inundaban, pronto caían en una fina lámina de hielo que se agrandaba poco a poco. Esa lámina de hielo se evaporó dejando al aire libre a Sawler. Este despertó agitado y tosiendo ya que había estado sin aire más de 4 horas.
-Ostia puta. Dios...- se quejaba mientras se levantaba de la tumba sacudiéndose su sudadera blanca un poco embarrada y helándose la herida de la cabeza creada por la fuerte presión- ¿Este era tu plan, Cryo? ¿Dejarme medio muerto?
El hielo se formaba al lado de Sawler.
-Era o eso o morir. No te quejes y volvamos al tema principal.
-Vale, ahora estamos muertos. Enhorabuena- dijo Sawler materializando la bala que Cryo sublimó- ¿Ahora qué toca?
-Vuelve a tu casa y prepárate para ir a por el presidente.
-Lo primero pasar desapercibido, Cryo. Eso lo fundamental.
Sawler se tornó a mirar a la caseta del sepultero y se marchó por la valla de atrás. Cuando se fue, caminó 10 minutos hasta llegar a una tienda en medio de la carretera.
-Veamos si tienen algo de interés- dijo Sawler poniéndose la capucha.
Entró en la tienda. Parecía una tienda muy variada en cuanto a un montón de cosas. Alimento, ferretería, tenía de todo. El vendedor estaba atendiendo a alguien. Sawler decidió pasar desapercibido y mirar las noticias. Otra vez, por cuarta vez, hablaban de él.
-¿Cuando me dejaran en paz...?- susurró Sawler.
-¿Eh, señor? ¿Me escucha o está sordo?- preguntó el vendedor cuando estaban solos en la tienda.
El vendedor era un anciano de unos 60 años. Negro, con rastas canosas que se mecían sobre su cabeza, camisa de rayas y una mirada bastante seria.
-¡Oh, perdone! Cosas mías. Busco si puede tener un modulador de voz- preguntó Sawler con una voz un poco fingida.
-Vamos, ni finja su voz. Se nota que es Sawler con el tono- dijo el vendedor.
-¿Y tú por qué me reconoces?
-Porque he intentado hacer lo que tu estás haciendo ahora- se rió el vendedor - Anda, pon el cartel de cerrado.
Sawler se dispuso a poner el cartel de cerrado y se quitó la capucha.
-Así que un modulador de voz... ¿Nada más? ¿Ni siquiera un arma para defenderse?- preguntó el vendedor interesado.
-¿Y a usted qué le importa lo que yo necesite?- le preguntó ya cansándose del jueguecito del vendedor.
-Woah, perdón. No me he presentado debidamente. Soy Kraken- le tiende la mano y Sawler la acepta con desconfianza- No te preocupes. Nadie sabrá que sigues vivo. Y para tu información, soy vendedor de armas ilegales.
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Elemental Redemption: Origin (libro nº1)
Ciencia FicciónUna sociedad impactada en medio de la controversia de una empresa multinacional llamada Unknown... Una antigua cultura resurgiendo de las cenizas por una simple ocasión desde hace 4000 años... Y una persona que sin tener idea alguna se adentra en un...