Elemental Redemption: Origin (libro nº1)

Capítulo 37: La caída

El presidente miraba a través de las cámaras del recinto lo que ocurría y luego invocó a Daku de nuevo una vez visto lo que Daku hizo. No había sonido pero le frustraba que ninguno de los poderes se tomara en serio a esa amenaza.

-Daku, he visto lo que has hecho- mencionó el presidente conteniendo su ira con una cara lo más seria posible- No pensaba que tú también opinarás lo mismo que el desgraciado de tu amigo.

-Mis disculpas, presidente- se disculpó Daku haciendo una reverencia formal- Soy una persona que considera respetable a un oponente y estaba agotado.

-No estabas agotado para dejar que te decapitara, ¿no?- preguntó el presidente clavando la mirada a Daku que hizo que temiera un poco y luego el presidente suspiró.

El presidente miró la cámara de Sawler y luego miró la siguiente habitación en la que se encontraban Luminox y C preparados para atacar cuando entrara. Se frotó la cabeza reprimiendo su dolor en esa zona y luego volvió a mirar a Daku.

-Mira, no tantas personas son guerreros formidables como tú- continuó el presidente con un tono más disgustado aún- No confío nada al resto porque sé que tú y ellos estáis montando un complot en mi contra. No soy imbécil. Me lo haré, pero no lo soy. Aunque la estrategia de retenerle todo lo que pudiera hasta que C desarrollara una habilidad potencial para aniquilarle ha sido un éxito. Lo más probable es que C sea capaz de matarle con solo tocarle.

Daku enfocó su mirada al presidente y luego se sentó en una silla al lado suya y miró a la pantalla.

-¿Por qué tienes tanto empeño en matar a tu sobrino, Sigfried?

El presidente lo miró con una cara confusa y luego cambió a una cara de tristeza.

-Así que sabes todo sobre las relaciones biológicas entre Sawler y yo, ¿eh?- preguntó el presidente mientras se levantaba para estirarse- ¿Cómo te enteraste?

-Me entró curiosidad y busqué respuestas... Pero, siendo sincero, la respuesta me la puedes dar tú si tanto ímpetu tienes en ello- contestó Daku.

El presidente se sentó en un sofá en la misma oficina de descanso en la que estaban. Sigfried se sentía seguro en el búnker secreto que realmente estaba oculto y que, gracias al búnker "falso", Sawler no descubriría aunque quisiera. Ni Sawler ni su compañía podrían encontrar este lugar ya que tenía todo tipo de trampas, pasadizos, escapatorias y solo una única entrada bien escondida.

-Verás, Daku. Vosotros no sois más que un peligro para la humanidad.

Al decir esto, Daku le miró con una mirada fulminante mientras se hacía un té.

-Así que todo esto es por esa ideología, ¿verdad?- preguntó Daku mientras suspiraba.

-Siempre Gregorias y yo éramos felices. No habíamos tenido ninguna pelea y nos llevamos de maravilla. Hasta le hubiera felicitado por el nacimiento de Sawler y lo hubiera criado si él hubiera tenido un accidente, no hubiera tenido problema con ello. Gregorias era una persona amable y que estaba dispuesta a sacrificar el todo por el todo- explicó el presidente para luego suspirar durante un rato largo- Eso le llevaría a cegarse con vosotros y simplemente olvidarse de esa mierda que es "salud". Tanta obsesión por ayudar a todo el mundo le superaría a todo el dolor que sufrió por "vuestros accidentes" y por todo lo que los poderes hacían durante el experimento. Cuando fui a matarle, una semana antes se había diagnosticado cáncer en un grado en el cual moriría en cuestión de días, todo por la radiación de los materiales que usaba y por las veces en las cuales salía herido por los experimentos que hacía con vosotros.