Muerto {Billdip}

7 Dipper

Dipper, en contra de lo que imaginó, estaba muy nervioso.
No es como si todos los días te encontraras con tu hermana, quien te cree muerto.
La primera parte del plan fue bien. Salieron del coche, fingieron discutir, y después Dipper le pidió ayuda a su hermana.
Lo malo es que tardaron más de lo que pensaba.
Así que ahí estaba, "intentando" aprender el idioma con Mabel, Paz, Candy y Grenda, mientras Bill y Wendy intentaban arreglar la rueda del coche, y averiguar que le pasaba al motor. A lo largo de la tarde, le habían hecho preguntas y más preguntas, y ciertamente, se estaba cansado.
-Oye-esta vez era Northwest- ¿porqué tu pelo es así? Osea, ¿porqué te lo teñiste así?
El suspiró. Creía que podría evitar esa pregunta algo más.
-Me gusta. ¿Sí?
No hablaba mucho, no quería que resultara obvio que sí sabía hablar bien.
La siguiente pregunta la iba a hacer Candy, pero antes de que llegara a la mitad de esta, Dipper se levantó y se dirigió al bosque. Caminó hasta llegar al lugar de su "muerte".
El cepo seguía ahí, con restos de su sangre. Pasó los dedos por la superficie de aquel maldito objeto. Ya no podía dañarlo, pero aún así, le molestaba que siguiera ahí. Apretó los dientes, y se alejó. Los pies le llevaron a los recreativos.
En todo ese tiempo había cambiado. Era más grande, y había más juegos. Entró, y se dirigió a un en especial. Inició el juego, y seleccionó a un personaje en específico.
-Rumble McSkirmish. Mucho tiempo.
Parecía que el personaje lo había reconocido, pero no le importó. Sólo jugó. Jugó, se desestresó, dejó que su mente vagara, sin importarle nada más. Cuando se aburrió, dejó el juego, y regresó a la cabaña. Al llegar, todos le miraron sorprendidos, acercó a él, abrazandolo.
-Idiota-hablaba de nuevo en alemán, por lo que Dipper supuso que no quería que las chicas los entendieran- Eres un auténtico idiota.
El le devolvió el abrazo
-Gracias, supongo.-él respondió de igual forma- ¿Habéis arreglado el coche?
-No. nos quedamos aquí hasta mañana.
Dipper asintió sin darse cuenta.
Un rato después estaba sentado de forma algo rígida en el sillón, enfrente de la televisión, sin saber que hacer. Las chicas se habían ido hace rato, Mabel estaba cocinando, y Bill se estaba duchando, así que no sabía que hacer. Se sentía fuera de lugar.