Dipper llevaba varios días con dolor de cabeza.
No era algo malo.
Ya le había pasado antes.
El problema estaba en que no quería ir a trabajar.
Y a eso se debía su dolor.
Cuando llevaba mucho sin recoger almas, estas empezaban a vagar por el mundo, buscándolo, y cuanto más cerca estaban, más le dolía la cabeza. Y, teniendo en cuenta que sentía que iba a estallarle, debían de estar prácticamente en el pueblo. Se levantó y miró su reflejo en un espejo. Tenía unas ojeras, marca de que no había dormido en casi toda la semana. Y sabía que no podría si no recogía esas dichosas almas. Agarró una sudadera y se puso sus zapatillas, saliendo de la cabaña unos instantes después.Era un desastre. Claro que esperaba que los fantasmas estuvieran cerca, pero no que ya hubieran llegado. Al parecer no lo habían buscado más allá del pueblo, por lo que habían empezado a alterar la paz, desde tirando los cubos de basura a perseguir a los ciudadanos, provocando que estos no estuvieran sino alterados.
Vio al Cazador y Arthur al otros lado de la calle, tratando de resolverlo, mientras una cámara los seguía. Le pareció algo ridículo, ya que no podían ver lo fantasmas. De momento, el era el único. Continuó su camino, tratando de ignorar lo que ocurría. Vio una lata de algún refresco en el suelo, y le dio una patada.
Gran error.
A pesar del ruido (y algún que otro grito) la patada se oyó como si estuviera amplificada. Todos los fantasmas se hicieron visibles y giraron la cabeza hacia él. Ante esto, los que estaban vivos también lo hicieron.
“Mierda”
Uno de los fantasmas, el cual tenía toda la pinta de ser el líder, se acercó a él, sin desviar la vista de sus ojos. Dipper le mantuvo la mirada.
-¿Eres de quién nos han hablado?
Dipper suspiró.
-No lo soy, y no sé quién es. Si no te importa, tengo cosas que hacer.
-Puedes traspasarme.
-No puedo.
-Soy un fantasma.
Se quedó quieto un momento, mirando al espectro.
“Creo que ahora debería correr”
Y así lo hizo.
No se dio cuenta cuando, pero pronto estaba al otro lado del pueblo. Se detuvo un momento para recobrar el aliento y miró a su alrededor. Sabía que no iba a pasar mucho hasta que lo encontraran, pero no podía ir y recoger las almas como si nada. Odiaba su trabajo.
"¿Cómo lo arreglo?"
Miró a su alrededor, buscando algo que le ayudara. Entonces tuvo una idea.-Por favor, cálmense, encontraremos a ese chico pronto.
Arthur llevaba casi un cuarto de hora intentando calmar a los espíritus, para así poder preguntarles acerca del demonio.
-Disculpe.
Bajó la mirada, viendo a una pequeña niña fantasma. Estaba seguro de que no estaba ahí antes.
-Puedo ocuparme de ellos-dijo la niña señalando a los demás fantasmas- él me envía.
-¿De acuerdo?
La niña sonrió y se giró para ver a los fantasmas.
-¡ESCUCHADME, Y ESCUCHADME BIEN, PEQUEÑOS TROZOS DE DESESPERACIÓN!-cuando todos la miraban, sonrió- Bien, Askel, o el Segador, me ha enviado para informaros que no puede atenderles, ya que se encuentra en mal estado. Sin embargo, ha escondido su guadaña en este bosque, y el humano que la encuentre os llevará a donde debéis ir, y podrá hacerle unas preguntas a Askel. ¿Bien? Ahora-se giró hacia Arthur-solo ustedes tres son humanos así que deberán buscar la guadaña.
Arthur la miró confundido. Sólo eran el Cazador y él.
-Entendido.
Miro a Lionel.
-¿Cuándo has llegado?
-Después de oír un grito. Ahora, si me disculpas, iré a buscar esa cosa.
Y sin más se adentró en el bosque.
-Ese bosque es peligroso. Me sorprende que no haya muerto.
Arthur empezaba a asustarse esa niña.-¿Lo he hecho bien?
-Lo has hecho de maravilla.
-Quiero tarta a cambio.
-De acuerdo.
La pequeña fantasma rió feliz y desapareció. Ahora Dipper sólo tenía que hacer tiempo hasta el ocaso. Su teléfono empezó a sonar.
-¿Sí?
-Dipper, ¿dónde estács?
-Yo también me alegro de hablar contigo Bill.
-Esto es serio.
-¿Qué pasa?
-Voy a estar fuera más tiempo del que pensé. La reunión se alargado mucho, y mis hermanos no ayudan precisamente.
-Entiendo.
-¿Eres conscientende que hablas en alemán?
-Ajá.
-Tengo que colgar. Luego te llamo.
Y sin más, silencio.
-No podías decir que tenías asuntos. Claro que no.
Siguió caminando. Aún faltaban unos minutos para poner en marcha la segunda fase de su idea. Caminó más rápido. Necesitaba hablar con alguien, pero no quería. Sólo caminaba. Llegó hasta un acantilado. Se sentó ahí. Podía ver todo el pueblo. Podía hasta ver la Cabaña. Observó el cielo. Quedaban cinco minutos, el tiempo justo para preparar todo. Se apareció en un claro donde casi no se veía nada al anochecer. En el centro había una roca. Clavó ahí su guadaña. Eso atraería a todos los espíritus, y, por tanto, a Arhtur y el Cazador.
Salió del claro y se escondió en la copa de un árbol, desde donde podía ver y oír todo. Esperó. Al poco todos los fantasmas estaban ahí, y también los vivos. Arthur trató de quitar la guadaña de la roca, pero no pudo. Dipper respiró tranquilo, eso destruía su teoría. Y eso lo dejaba tranquilo.
El Cazador trató de arrancarla, incluso trató de hacer palanca. Al ver que no podía, se vió enfadado.
Dipper aprovechó para bajar silenciosamente, entrando en el claro. Miro en derredor. Todos le observaban. Su mirada se posó en la guadaña.
-¿Es esa?
Todos asintieron. Dipper se acercó.
Acarició el mango, observando los tallados, y como poco a poco, la madera negra se convertía en una cuchilla lisa que reflejaba lo que hubiera enfrente, y que también servía para ver otras partes del mundo en tiempo real. Pasó los dedos por la parte de arriba del mango, donde su nombre (Askel) estaba tallado con cuidado.
-Es bonita.
-Es una cosa que podría matarnos a todos.
-Lo sé Arthur. Pero eso no quita que sea bonita.
Escaló a la parte de arriba de la roca y agarró la guadaña por el centro del mango, empujando hacia abajo. La cuchilla salió de la roca, con un sonido que recordaba a un cuchillo pasando por una superficie lisa. Se acercó a los fantasmas y pasó la guadaña entre ellos, como si segara una campo de trigo. Poco a poco, los fantasmas desaparecieron. Y la guadaña también.
-Uau. ¿Cómo has hecho eso?
Se giró hacia Arthur
-Ni idea.
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Muerto {Billdip}
FanfictionPorque el estaba muerto. Porque ella iba a regresar. Y porque la iban a ayudar.