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-Estás guapísimo.
-Cállate.
-Si que te molestan los cumplidos.
-Calla tú también Bill. No estás como para decir eso.
¿Qué ocurría?
Fácil.
Estaban probando la ropa que Mabel había diseñado.
Dipper no estaría molesto, de no ser porque, en vez de unas fotos, iban a estar en un pasaje que su hermana había organizado. Y eso no le hacía ninguna gracia.
-En serio, ¿tenemos que ir?
-Ya te lo he dicho, un modelo no puede faltar a la pasarela.
-Pero nunca dije que iba a hacer esto.
-¡No te muevas!
Dipper suspiró, pero se mantuvo en el lugar, su hermana estaba terminando de arreglar su ropa, de estilo párala calle, el cuál recordaba a un bosque...
De pinos.
Miró de reojo a Bill, el cuál parecía bastante cómodo con su traje, el cual obviamente estaba basado en una pirámide. Mabel tenía un vestido hasta la rodilla, junto con unos botines de tacón y una diadema con motivo de una estrella fugaz. Igual que en su ruleta.
-Te prometo que después de este, no habrá más desfiles. Bueno, a menos que lo quiera la gente.
-Por favor, para.
-Nop. Ya puedes moverte.
Dipper obedeció.
-¿No te tira ni nada?
-No.
-¿Ni un poco?
-Que no.
-¿Seguro?
-Segurísimo. ¿Por qué tan insegura?
-Es que es la primera vez que hago un desfile aquí, y me conocen todos, aún más desde, ya sabes, lo de tu muerte, y tengo miedo de que piensen que soy gafe si esto sale mal.
-No van a hacerlo. Te lo prometo.
Mabel suspiró. Parecía menos tensa.
-Está bien.






-Recuerda, todo recto, detente unos segundos, no mires a nadie, y no muestres nervios.
-Ya lo hemos repasado veinte veces, me lo sé bien. Tranquila.
-No puedo estar tranquila. Esto es muy importante para mí.
-Si es importante para ti, lo es para mí. Intentaré no hacerlo demasiado mal.
-¡Dipper!
-Vale, vale. Perdón.
Del otro lado de la pared se escuchó un estruendo repentino.
-Os toca. No os la carguéis.
-No lo haremos.
Eso esperaba.




-¿Y cómo ha ido?

-Bien. No me caí.

-¡Tío Dipper!

-Vale. Ahora enserio, si salió bien. De hecho, salió tan bien que me gustaría compartirlo contigo. ¿Te parece?

-¿Habrá tarta?

-Seguramente.

-Entonces si voy.

-Guay. Te recogeré en un rato.

-Vale. Hasta luego.

-Adiós.

Dipper colgó, sintiendo que alguien le observaba.

-¿Quién era?

-Una de mis niñas.

-¿Cuál?

-Una.

Su hermana le golpeó con la almohada.

-Tonto.

-Pero así me quieres.

-Ajá.

Alguien llamó a la puerta.

Y ambos corrieron a abrir.

Dipper ganó.

-Estaré en la sala.

El castaño asintió, para inmediatamente después abrir.

-¿Quién-?

Un puñetazo le dio la bienvenida a su cara.

-Was zum Teufel?!

Miró a quien le había regalado tan "agradable" contacto.

Se parecía al padre de Wendy.

Pero era más gordo.

Muerto {Billdip}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora