Muerto {Billdip}

28

-¿Entonces también investigas al demonio? Yo tengo muchas teorías, y sospechosos de quién es.
-Vale.
-Y, y estoy diseñando una trampa para él.
Aquello pareció llamar la atención del Cazador. Dipper llevaba un rato observando en silencio, y por fin pasaba algo interesante.
-Pero necesitamos un cebo.
-Eso será fácil de conseguir. Asustó a ese niño, ¿no? Pues lo necesitamos a él.
-¿Cómo pretendes encontrarlo?
-Tengo mis métodos.
-Genial.
Dipper estaba incómodo. Ese comportamiento era el que pudo llegar a tener en algún momento con Ford. Gruñó. Para su mala suerte, aquello hizo que se dieran cuenta de que estaba ahí.
-¿Qué haces aquí? ¿Espiarnos, acaso?
-No sé. ¿Tú que crees?
-No creo, afirmo que nos estabas espiando.
-Afirmar es temerario, y tiene un precio. ¿Estarías dispuesto a pagarlo?
Antes de que Arthur respondiera, Mabel apareció.
-¡Lionel! ¿Qué haces aquí? Se supone que ibas a ayudarme.
-¿Ehm? ¡Sí sí! Es que se me pasó. Disculpa.
-Disculpas aceptadas siempre y cuando me ayudes.
La chica lo agarró del brazo y lo sacó de allí a rastras.

-Gracias por sacarme.
-Lo que sea. Igual necesito tu ayuda.
-¿En qué?
-Hay una persona, y no se como decirlo, es complicado, mucho, y...
De pronto una melodía comenzó  a sonar.
-Un momento, ahora te atiendo.-Dipper atendió la llamada- ¿Sí?
-Llevo llamándote un rato.
-¿Sí? No me enteré.
-Ya veo. Igual, ¿viste mi mensaje?
-No.
-Pues hazlo.
Y le colgó.
-¿Me escuchas ya?
-Un segundo...
Dipper revisó sus mensajes.
Bill
Estoy en la mansión. Necesito que vengas.
-No me jod-
-¿Qué pasa?
-Bill. Ahora vuelvo.
Salió de la casa, sin darse cuenta de que su hermana se sintió algo ignorada por eso.

Bill estaba en la cama.
Cubierto hasta la cabeza. Dipper se sentó en el borde del colchón.
-¿Qué te pasa?
Bill lo agarró de la muñeca y lo colocó junto a él en un movimiento rápido.
-Te necesito. Quiero estar contigo sin que molesten.
-No necesitabas llamar para eso.
-Shhh. Disfruta del momento.
Dipper sonrió, y se acomodó para poder ver a Bill de frente.
-Sigo pensando que podrías habérmelo dicho, hubiera venido igual.

Mabel estaba esperando a su hermano en el mismo lugar donde se había quedado. Cuando al fin apareció, se veía cansado y tembloroso.
-¿Estás bien?
-Sí, tranquila. ¿Qué querías decirme?
-Me gusta Pacífica.